Reza la filosofía popular que “el que por su gusto muere, hasta la muerte le sabe”. Así están los priistas con su presidente nacional Alejandro Moreno Cárdenas (“Alito”); le acaban de prolongar el periodo en vez de correrlo después tanto escalabro electoral y escándalos.
¡Gran regalo de Navidad! De Santa Claus y los Reyes Magos por adelantado, como si bien se hubiese portado.
Evidentemente, el polémico campechano lo presumió en redes sociales. Dijo: “Con 458 votos a favor y 0 en contra, se aprueban las diversas disposiciones para adecuar nuestro marco normativo para armonizarlos con el marco jurídico electoral y para el fortalecimiento de la organización de nuestro Partido. ¡El PRI se fortalece ante los grandes retos!”
Y es que el Revolucionario Institucional celebró sesión etraordinaria de Consejo Político Nacional con el propósito de reformar el estatuto del otrora “partidazo”, para (entre otros temas) prorrogar el periodo de “Alito” hasta el 2024 (el cual debería terminar en el 2023) con la siguiente redacción a la norma intena:
“…determinar la prórroga del periodo estatutario de la dirigencia nacional, en los casos en que la renovación concurra con un proceso electoral o dentro de los noventa días hábiles previos a éste…” Eran tres meses previos a éste.
Ven la paja en el ojo ajeno, pero no en el suyo. Los priistas harto han criticado la reforma electoral de AMLO como un reforma a modo, igual que la malograda cláusula de vida eterna del PVEM y PT, pero qué tal internamente, ahí si no ven las ambiciones electorales, le confenccionaron un trajecito a “Alito”.
Bueno, no toda la militancia priista. Solo aquella que asistió en calidad de consejero, consejera, al Consejo Político Nacional.
Claro, porque el fondo de la reforma al estatuto, del trajecito a la medida, a todas luces es el control de las candidaturas para las elecciones concurrentes 2024: ¡Alito y camarilla las designarán! Desición que debe corresponder a una nueva dirigencia nacional.
Además, si quitan a “Alito” quizá la mayoría de integrantes del actual Consejo Político Nacional se irían junto junto con él; incluyendo estructuras estatales.
La intención es evidente: Que continúe Alejandro Moreno Cárdenas al frente del PRI para decidir las candidaturas a la Presidencia de la República, a las senadurías, diputaciones federales, diputaciones locales, presidencias municipales, ocho gubernaturas, a la jafatura de gobierno de la Ciudad de México y alcaldías, para él y para su grupo (incluyendo a miembros del Comité Ejecutivo Nacional).
¿Pero que no quiere ser él el candidato presidencial del tricolor para el 2024? Bueno, primero habría que ver si el PAN y el PRD lo aceptan como abanderado de la alianza “Va por México” después de las traiciones legislativas que les ha jugado; a menos de que en realidad el PRI (más bien “Alito”) frague ir solo a la competencia a la sucesión de AMLO.
Como sea, si Alejandro Moreno no va como abanderado presidencial del Revolucionario Institucional, obvio que impulsará al alguien de su círculo; o, en caso conformarse la alianza, respaldará a quien más le reditué en lo personal, además de negociar a favor de sus intereses (y los de su camarilla) las candidaturas priistas para los cargos de elección popular a disputarse en 2024.
Muy listo el campechano, ¿he?
Quizá ya hasta comprometió candidaturas en primera elección y en reelección para amarrar la reforma estaturia a modo, la cual, por cierto, viene siendo como una ‘clúsulita de vida eterna” para él y su grupo, que no para el Revolucionario Institucional; partido que no se encuentra en las mejores condiciones de conservar el registro en 2024, ni de ganar por lo menos el número de cargos populares que en 2018 o 2021.
A menos que Morena llegue debilitado a los comicios concurrentes de 2024, donde la joya de la corona es la Presidencia de la República, Talón de Aquiles en la unidad del partido guinda, el cual, además, ya padece el desgaste propio del ejercicio del poder presidencial, en gubernaturas y presidencias municipales.
O a menos, de que el PRI postule candidaturas de arrastre, liderazgos naturales altamente competitivos, con cuyo éxito electoral no pueda ni toda la maquinaria morenista.
La reforma estatutaria de prórroga de periodo a la dirigencia nacional encabezada por “Alito”, además daría tiempo a éste de armar toda una estructura para impulsar a la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional a incondicionales.
¿O no?
¿Y QUÉ HARÁN LOS PRIISTAS INCONFORMES?
Hay priistas inconformes con “Alito”, con sus resultados como dirigente, y, por supuesto, con la reforma estatutaria en comento, entre quienes se encuentran Claudia Ruiz Masssieu y Miguel Ángel Osorio Chong, además de cuadros de las entidades federativas.
Ayer mismo Claudia Ruiz escribió en su cuenta de Twitter: “La base para que el @PRI_Nacional recupere la confianza de la gente es la congruencia. No se puede ofrecer inclusión por un lado e impulsar reformas a la medida de @alitomorenocpor otro. Respetemos la vocación plural, democrática e incluyente del PRI para garantizar la unidad.”
Y Osorio Chong envió el siguiente mensaje: “El @PRI_Nacional necesita unidad y conciliación, eso se logra con inclusión y altura de miras, no con reformas a la medida de una persona. El interés superior del partido debe estar por encima de los intereses de la dirigencia.”
¿Pero qué harán, él, ella y todo el priismo inconforme? ¿O de plano están maniatados de mano internamente? ¿Se quedarán nada más haciendo catársis en redes sociales?
Claro, les queda el camino de renunciar e irse a casa o a otro partido político.
SI LE HUBIERAN HECHO CASO A ULISES RUIZ
En la víspera de la renovación de la dirigencia nacional que hoy encabeza “Alito”, el exgobernador oaxaqueño Ulises Ruiz Ortiz planteó la democratización interna del PRI mediante la elección de dirigentes y candidaturas a todo cargo popular por consulta directa a la base, siempre.
Pero en vez de respaldarlo, cuadros que hoy se quejan de “Alito” hicieron todo lo contrario y terminaron apoyando al campechano para presidente del CEN.
El hubiera no existe. Pero si le hubieran hecho caso a Ulises Ruiz, quizá otra sería la suerte del Revolucionario Institucional, partido del cual hasta expulsaron al oaxaqueño. Bueno, ahora los priistas inconformes pueden sumárse a su proyecto red de candidaturas independientes.
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