Qué sarta de tonterías y convenientes y facetas actitudes fingidas se han desatado y escrito sobre el supuesto atentado a Gómez-Leyva. Independientemente de que no quedan claros los tiempos en que afirma que sucedió tan deleznable hecho y ya sabiéndolo a salvo, es menester alzar la voz también en el sentido de la manera tan deplorable en que se ha usado el suceso para sacar rajar política desde opositores que sin poca ni más vergüenza, han lanzado expresiones tales como el hastag #FuisteTuAmlo de una irresponsabilidad deplorable; o que igual llaman crimen de estado o apuntan al aire sin precisar a nadie, pero golpeteando de pasadita, con un baturrillo de disparates que demuestran la ignorancia del concepto, que lo mismo claman procederes sin atreverse a definir cuáles y contra quiénes y desenmascara la poca ética de quienes lo sostienen sin probanza alguna, aportada.
Una democracia no puede permitirse acallar la libertad de expresión. Pues que persiga a los que la mancillan. Por eso mismo, en una democracia tampoco es aceptable que quienes se llaman demócratas lancen irresponsables mensajes en medios y redes como lo es el hastag #FuisteTuAmlo. Qué forma tan barata y burda de atacar. Lanzarlo es una sobrada estupidez. Sobre todo que no se acompaña de pruebas fehacientes. Las percepciones y fobias personales, no cuentan. Pruebas. Lo que legalmente se entiende por tales, para que nadie finja demencia. O que en videos como el de Grupo Imagen solidarizándose con la libertad de expresión y con el aludido, se ponga el membrete “hay un loco en palacio” mientras circula en Tik-tok, sin prueba alguna de tal locura. Tenemos una oposición de quinta, no cabe la menor duda. Se puede ser opositor a López, pero ya tan botarates, caray…es alarmante.
Por cierto, dígase con toda pertinencia, otra vez: nadie ha podido identificar el nexo entre declaraciones del Presidente tan adversas a ciertos comunicadores poco éticos con atentados a determinados comunicadores. Así de sencillo y que nadie se haga el que no entiende.
¡Ohhh! y de paso exigen que López Obrador cese el hostigamiento a los periodistas. ¿Cuál? ¿el que exhibe mentiras en las mañaneras contra su gobierno? ¿el que retiró chayotes? vamos, se entiende su queja, pero no hay que ser tan cínicos. No nos vamos a contar qué poco ética y qué poca abuela ha tenido un amplio sector “periodístico” que se llama hostigado durante este sexenio que no les prodigó como el anterior, viniendo ahora a rasgarse las vestiduras. Quienes no somos periodistas de formación hemos alzado más la voz contra las agresiones directas al periodismo desde el priismo, por ejemplo y ese sí, directo, mucho más que todos esos que hoy se llaman hostigados. Teniendo más y muy presentes los atentados a la prensa que esos periodistas que se tomaban fotos con Peña Nieto, por ejemplo. Usar lo de Gómez-Leyva para clamar libertades (que hoy tienen, pese a que nos les guste López Obrador) y derramar lágrimas de cocodrilo usadas para golpetear a López Obrador, es de una bajeza y de una ruindad abominables.
¿Qué López hostiga periodistas? Bueno, hay que ser más precisos y no revolver conceptos. Llamarles intelectuales orgánicos no es mentira. Ni siquiera es ataque. No se rasguen las medias. ¿Qué pasa? Pues eso eran. Punto. Y este sexenio hemos visto mucha vileza, en efecto, mucha mentira escupida desde tales y desde un “pseudoperiodismo” que no es periodismo. ¿Qué pasa? es verdad. Lo saben. Así que eso han sido muchos y no hay ningún inconveniente en repetirlo, por si alguien ni quiere enterarse ni está dispuesto a reconocerlo. Jugar a desmemoriados, no cabe. No por nada México está catalogado como segundo país con más notas mentirosas y ellos son sus perpetradores. Y esas no son para consumo mundial, sino la odiosa y orquestada campaña anti-lopezobradorista para consumo local. El público no es tonto, por eso ha dejado caer ratings y hay quien ni le interesa ni está capacitado para entenderlo.
Por cierto, en el spot de Grupo Imagen aparecen más de un periodista que ha fabricado mentiras y hasta les llaman brothers cuando los contactan para ello y para lanzar sus cacayacas. Se habrán mordido la lengua cuando defienden la libertad de expresión que usan para lanzar excremento. Allá ellos y sus lágrimas de cocodrilo.
Cabe decir que descarto que sea un crimen de Estado o un atentado desde el poder. Quien diga que sí, que muestre pruebas. Quien afirma, prueba, como marca la ley mexicana. Así de sencillo. Al corte, nadie las ha aportado. Acusan porque tienen boca. Un crimen de estado que también requiere ser probado, nos guste o no que deba probarse, no basta con afirmar que lo hubo. Sí, suena atronador vociferarlo, pero en insulso hacerlo sin pruebas. No implica existir en el caso que nos ocupa, pues el acto mismo no se ha generalizado (no lo es, solo es que se ha presentado, que no es lo mismo) como que fuera perpetrado por autoridades o cómplices (¿se sabe cuáles con pruebas, antes de calificarlo de tal?, no), que sea cometido contra muchas víctimas (Gómez-Leyva no es muchas víctimas) sistemático y preconcebido. Resulta que tampoco hay pruebas que nos arrojen al responsable. Y a todo esto, quien tenga pruebas de la autoría y ejecutantes, que las muestre. Será lo responsable.
De forma tal, que no hay que adelantarse ni caer en sensacionalismos calificando lo que no es ni en teoría ni en los hechos por no estar probado que sea un crimen de estado. Nos llama a ser responsables, cosa que es parte también de la libertad de expresión. Independientemente, de estar anunciado el comunicador en pantalla hasta a las 11:15 en su carta de tiempo y aseguró ser agredido a las 11:10 de la noche. Cosas de la relatividad del tiempo.
Celebro que el conductor referido esté vivo. Años de no seguirlo por su actitud facciosa.