Tanques alemanes vs rusos: la maldita dialéctica

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Ya solo falta que Estados Unidos y sus aliados le envíen tropas a Ucrania y no sé si llegará tarde o temprano porque  este conflicto bélico que ha iniciado con una invasión va escalando a tal punto que terminará arrastrándonos a todos. Hace unos meses era impensable hablar de darle armamento pesado a Kiev… ahora es una realidad.

No quedará sin consecuencias, no al menos para un Kremlin siempre metódico en calibrar la respuesta que dará a Estados Unidos y a sus aliados; siempre buscando el punto más débil.

Todavía en marzo pasado, con la mediación de Turquía y de Francia, podría haberse frenado la invasión, llevar a una mesa de diálogo, de negociación y de compromiso  a Zelenski y a Putin. Actualmente no hay un escenario para esa posibilidad, ni siquiera un resquicio porque el dictador ruso ha violentado no solo la soberanía de una nación se ha apropiado por la fuerza de un territorio que él ha ordenado meter en la Constitución rusa reconociéndolo como propio y como tal defenderlo hasta morir.

Los puntos son irreconciliables: Zelenski quiere  la devolución de ese territorio, la salida de las tropas rusas de Ucrania y una renegociación en la que participen diversos países a fin de quedar como garantes y avales de una paz duradera para que Rusia –dentro de unos años– no vuelva a querer apropiarse de Ucrania.

¿Cómo terminará esta guerra camino de cumplirse un año del conflicto el próximo 24 de febrero? ¿Cómo, después, de que Estados Unidos, Alemania, Polonia y otros países darán armamento pesado a Kiev?

Habrá una escalada de riesgos porque quizá en este momento persista esta guerra híbrida y Rusia, a través  de sus servicios de Inteligencia y de las redes que ha creado con su financiamiento de la ultraderecha en otros países, posiblemente buscará crear focos de inestabilidad política y social.

La crispación es su mejor arma. Actuar en la oscuridad su estrategia mediante sabotajes, actos de terrorismo y fundamentalmente moviendo los viejos conflictos estancados en una Europa que no ha terminado de reconciliarse a cabalidad.

Mi mayor temor es que, Europa, quede atrapada –nuevamente– entre los intereses de Washington y los del Kremlin y que  la pille otro conflicto dentro de su territorio sin suficiente suministro de armamento porque una parte ha sido enviado a Ucrania. Y que esta transferencia de equipo militar caiga en manos de los rusos porque eso significaría la posibilidad de copiar además esta tecnología que es uno de los riesgos de que Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania envíen a los ucranios su armamento.

Y como si fuese una maldición, nuevamente tanques alemanes serán usados para confrontarse con las tropas rusas invasoras en Ucrania. No ha pasado siquiera un siglo de la  última vez que se enfrentaron tanques germanos contra los rusos en el marco de la Segunda Guerra Mundial… y ya van de nueva cuenta. La dialéctica de la Historia sigue dándonos duras lecciones.

 

A COLACIÓN

Con datos proporcionados por el Council on Foreign Relations se sabe que Ucrania –en 2022– recibió al menos hasta noviembre, una cantidad de 47.9 billones de dólares por parte de Estados Unidos.

La Casa Blanca ha ido enviando a Kiev los siguientes recursos:  para ayuda humanitaria (9.9 billones de dólares); otra parte para ayuda financiera (15.1 billones de dólares) y asistencia militar con armamento  (22.9 billones de dólares) y que también incluye una pequeña parte de créditos para armamentos.

Estos recursos sin contar toda la ayuda enviada por otros países  más la otorgada por la OTAN y la Unión Europea (UE) y hasta el momento nadie le ha pedido cuentas claras a Zelenski. Que el país esté invadido y que tengamos una solidaridad entendible contra los invasores no blanquea que Ucrania figure dentro de los países del mundo con mayores índices de corrupción.

El presidente ucranio quiere no una decena, sino más de 300 tanques y otros tantos centenares de vehículos blindados, este invierno  se nos hará largo. El Kremlin ha decidido acelerar el conflicto contra todo pronóstico que aventuraba un estancamiento entendible por las propias condiciones climáticas.

Con Putin, nada puede darse por visto. Y parece que la UE,  a veces se instala en la autoconfianza, de que nada puede pasarle porque Estados Unidos está cuidándole las espaldas. Esa confianza es inquietante.

@claudialunapale