¿Idóneas? Luisa María Alcalde, no. Alicia Bárcena, sí

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La semana que terminó dejó una avalancha de descalificaciones a los nombramientos del presidente, más basados en las fobias al mandatario desde una rabiosa y ciega oposición, y, como ya es lo normal, disfrazando torpemente la inquina al sujeto antes que abordando con seriedad el significado de tales relevos en el gabinete. Así, el extravío opositor fue total y desencaminar a la opinión pública, fue otra vez la meta de medios muy poco éticos.

Vamos dejándolo claro: Luisa María Alcalde no es la indicada para Gobernación. No, no lo es, en efecto, y no por su juventud y no por ser mujer. Sí, no es idónea por su innegable inexperiencia lidiando con la clase política al completo; y no, en cambio, por haber hecho grandes cosas en la STPS. Sí, es inadecuada porque se necesita un timonel con reciedumbre para un final de sexenio complejo y la experiencia demuestra que así sucede: los finales de sexenio son más gestionables con un secretario de Gobernación avezado; por ello y no por otra cosa, no es idónea y no nos oponemos a un relevo generacional, si así se requiere, pero cambiar por cambiar no es el camino.

Es que de verdad, cada cuestionamiento a su nombramiento ha sido lanzado solo por  desprecio a su personita o a López y por desconocer la envergadura de la tarea que deberá de desempeñar. Descalificaciones burdas generando las correspondientes defensas muy facetas, muy previsibles, muy repetitivas de clichés sobrados.

Lo importante es la gobernación, no tanto quién la emprenda; y será importante quién lo haga si está a la altura del desafío. Ahora, en esa lógica si Alcalde sale victoriosa, enhorabuena por México. Todo hay que decirlo. Dejarse de zarandajas, pues: no es cosa de misoginia hacer este señalamiento ni habérsele asignado por un bajo perfil para que brille el presidente. Podrá no gustarles él, pero la gobernación no está para experimentar ni para tener solo esperanza en que todo saldrá bien desde supuestos bajos perfiles que no hay. Y es absurda la teoría del bajo perfil de la nueva encargada. Hablemos de su perfil, entonces.  Decir que se la eligió por un bajo perfil es mentir sobre su persona y es mentirle a la gente. Adán Augusto López tiene bajo perfil, pero mucha mano izquierda para enfrentar a la oposición y mantenerla a raya, como que lo consiguió. Ahí tienes a Cortés y a Alito, insufribles y burdos como ellos solos,  limitándose a decir tonterías todos los días –se superan a sí mismos– pero sin rasguñar al presidente si nos atenemos a las encuestas. Eso refleja la mucha mano izquierda del escudero que es el secre de Gobernación. ¿Alcalde podrá con eso, partiendo de una nula experiencia? no pequemos de optimistas. Y no tiene bajo perfil, solo que no es el adecuado para ese cargo. No compliquemos las cosas ni las revuelvan a modo.

Dejémonos de poses. No es cosa de que sea mujer, joven, relevo necesario o la indicada por lealtad, como rebuznó alguna estación de radio. La gobernación –favor de centrarse en ella, la gobernación– es otra cosa y requiere un personaje que sea equilibro idóneo entre capacidad, experiencia en lidiar con la clase política, ser chaleco antibalas del presidente y encarnar capacidad y liderazgo para conducir el país por la vía política en un final de sexenio. Justo todo lo que no fue un inepto sobrado como el panista Santiago Creel al frente de Gobernación. Que no sea tan desmemoriado de su notable insuficiencia y su incapacidad de gestión superlativa. Hizo un papelón con las siglas PAN. Es que no basta engolar la voz y hacerse el exquisito. Le faltaron tablas y su total  ineptitud sobreexpuso a Fox, que tampoco se ayudaba mucho, que digamos. Los finales de sexenio suelen ser álgidos, de turbulencia, escabrosos. Requieren preservar el orden, la gobernabilidad, siempre. En serio, ¿Alcalde reúne ese perfil? todo indica que no.

Sí, aclararse para que nadie se equivoque.  Es un personaje interesante. Alcalde ha hecho una labor destacada en la Secretaría del Trabajo y Previsión Social. Se lo reconocemos. No secundamos las barbajanerías de Chumel Torres diciendo que va de un microbús a la Segob. Tanta tarugada del desinformador envenenando conciencias, es deplorable. Qué manera tan frívola de abordar los temas públicos de gran relevancia. Y así, de Alcalde cabe preguntarse ¿para qué cambiar lo que está funcionando?

Alcalde estaba haciendo un papel egregio en la STPS. Todavía la semana anterior al anuncio de su atropellada salida de la STPS, el Canal 11 difundió sendas entrevistas donde iba explicando su proyecto al frente del área trabajo del gobierno actual. Expresó ideas claras, puntuales. Hacía pensar que Alcalde debería, incluso, de permanecer en el cargo si ganara Morena en 2024, para consolidar lo necesario alcanzado y por alcanzar en los cambios que emprendió en materia laboral, los cuales tenía muy claros y definidos. Y ¡tómala! que la mueven a un área que desconoce y no es cualquier área. Nadie ha podido demostrar que la señora sabe el teje y maneje de la gobernación, que impacta en la gobernabilidad y administra la gobernanza.

Y remontémonos a la Historia con sus predecesores. ¿Qué Mouriño era joven y sin experiencia? mal de muchos…y recordemos: no fue brillante y acabó mal. ¿Hablamos de su final o de su torpeza al frente? Para ineptos tenemos a Esteban Moctezuma, que un día con medio país en las calles protestando y rodeando el edificio de su oficina, pues perdió la gobernabilidad, llegó al grado de que ya no pudo entrar a su oficina, siquiera, y eso le costó el puesto. Si no controlaba lo menos, menos a un país. ¿Hablamos de la grisura de Diódoro Carrasco que lo rebasó Fox, echando al PRI en 2000 (y limitándose, pues, a administrar el desastre) o de la mentecatez de Creel en un puesto como secre de Gobernación en que ni ataba ni desataba? En cambio, controladores de la gobernabilidad en momentos difíciles de cambio de sexenio, ejerciendo la gobernación no como González Blanco Garrido, echado, sino, aunque polémicos después de todo, pero cumpliendo su encomienda, cumplieron como Carpizo, Abascal, que supieron mantener el control. No así Ramírez Acuña, que era excelente, pero pudo más la oposición pidiendo su cabeza que la voluntad de Calderón en retenerlo.

Adán Augusto López con su mucha mano izquierda para capotear opositores que solo han estado como en una cancha para su baturrillo de Vamos México, sin meterse directamente con el sujeto que saben que los capotea y los batea a su antojo, es otro ejemplo de secretarios a la altura de las necesidades de momento.

Sánchez Cordero terminó chamaqueada, en calidad de florero, aunque protestara por el mote. Tristemente, pues si no era idónea, entonces mejor no hubiera aceptado el puesto. Francisco Labastida sin pena ni gloria. Tan gris, como siempre. Y reiteramos, nadie está proponiendo represores en el cargo, pero nadie negará que lo innegociable es que deben ser chaleco antibalas del presidente y, pues, tantos dejaron tanto qué desear.

López Obrador ha neceado con su corcholata Adán Augusto, pese a las nulas posibilidades que tiene. Le hacía más falta en el puesto de Gobernación, que placearlo. Se está deshaciendo de alguien necesario en un puesto clave en el momento clave. Al tiempo. No basta relevo generacional. Lo dicho: la gobernación es cosa seria. Si lo que se alega es que sea mujer, ¿la 4T y el dedo presidencial no tienen una de mejor perfil y talante necesario para la monumental tarea que representa? Entonces no es culpa de Alcalde, mucho menos, de los analistas.

Alicia Bárcena sí corona una carrea diplomática excelsa. Su mesura y don de gentes ayudarán en la tarea. Es una persona adecuada para tan importante cargo encabezando la SRE y estoy cierto de que sabrá capotear mejor los desafíos. La respalda su trayectoria en la materia.