Sucesión 2024. ¿Por qué Xóchitl Gálvez, sí, y Creel, no?

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Independientemente de que no corresponde al presidente López Obrador inmiscuirse en el proceso de Va Por México o destapar a sus candidatos y debiera pasar de largo con Gálvez, evitando darle la importancia que no le corresponde; y que es verdad que los desvaríos de Gálvez y las rabietas de Creel, solitos los describen y para mal; no es óbice para analizar este ramillete a la luz del aceleramiento de destapes y pronunciamientos en la efervescencia por suceder a López. Mal va la oposición nombrando a Gurría de asesor. El más neoliberal entre lo neoliberales, con acierto lo definió Scheinbaum. Nombrarlo admite que la “propuesta opositora” es regresar a lo que teníamos en 2018, modelo que generó 50 millones de pobres. Eso representaría votar a Xóchitl Gálvez.

Es muy cuestionable el dedo empresarial eligiéndola o a quien desee, como se llama al innegable dedo de Claudio X. González. A quienes desagrada el dedo presidencial, sepan que no es mejor el empresarial.  México no necesita factótums de ninguna índole.

Vamos por las razones por las cuales Xóchitl Gálvez sí podría ser presidente de México. Primero, porque la ley no lo impide y porque la podría palomear Claudio X. González. Sí, además, ella puede hacer su trayectoria, hasta adecentarla o maquillarla si lo requiere, pero lo importante es saber si será alguien más quien, al final, palomee su nombre y eso no lo podrá evitar Gálvez en las actuales condiciones. Eso sí es depender de terceros y ella, hoy, depende de otros. Da igual si fuera de un hombre o una mujer. Y apadrinarla no es machismo. Decírselo, como lo hizo el presidente, tampoco lo es. Lo que sí es tramposo es el discurso victimista de Gálvez que sirve para encubrir sus carencias y sus cuestionables resultados en puestos de gobierno, que sí pondrían en duda su capacidad para ejercer la alta magistratura y minimizar que podría ser el títere del Señor X. Así, se comprende su reacción, ya que la exhibió el presidente como una mala candidata en términos de resultados de gobierno. Gálvez ejerce violencia política contra López al llamarlo macho. Tal como lo eran los insultos de Téllez. Sí, de mujeres a un varón. Hubiera acusado ser exhibida, que es lo que sucedió y nada más. Quizá si un día deja de pelearse con López, entonces sí nos diga su proyecto de país, que es para lo que se la ha llamado, entendemos. Está tan ocupada en sus arranques e histrionismos, que no lo ha hecho, resultando imposible valorar su excelsitud, esa que le han idealizado apresuradamente, los opositores a López, mostrando lo que no hay y así les conviene.  

Porque…los opositores a López han tropezado con su nombre como el burro que tocó la flauta. Y así, por casualidad, nos la han endiosado. Es el no va más, dicen, y, francamente, su lanzamiento no está para morirse. Gálvez no nos deja boquiabiertos. Eviten endilgarla. Hemos visto mejores candidatos opositores. Y mujeres, como Patricia Mercado. Hay muchas más razones que descartan la idoneidad de Gálvez y desaconsejan darle el voto y no hay que ir tan de prisa exaltándola, como lo hacen. Por principio de cuentas,  brillante como funcionaria, nunca lo fue. Hay testimonios de sus carencias evidentes en el desempeño público. Además, sabemos bien que votarle es votar a Claudio X. González, un grupo de presión que asaltaría la presidencia con ella.

Yerra Gálvez pretendiendo ser el centro de atención y quienes la posicionan celebrando su ruidad por acusarse frenada por López, recurriendo a un falso discursillo de género para tapar sus otras carencias como persona pública, demostrando en su actuar que no es tan genial. Como patética fue su defensa impostada desde las secretarias generales del PAN, PRI y PRD con un vergonzante oportunismo, cuando el PRI odia a los ancianos candidatos como en 2018 o los priistas han insultado a Scheinbaum hasta cansarse; y el PAN encarcela mujeres abortistas. ¿A quién quieren tomarle el pelo, ese trío? Ahora cacarean ser partidos promujeres. Anda, ya. Las tres perdieron la gigantesca oportunidad de medirse y mejor haber guardado silencio, en vez de haber intentado politizar un falso machismo presidencial, lo que tanto les paga, ya se ve. Qué papelón hicieron con su disparatado comunicado contra López, pues estaban atizando a los molinos de viento.

Sí, Gálvez puede ser la candidata perfecta por ciertos elementos que mal la definen y no precisamente, buenos resultados en sus gestiones. Sí por su rampante histrionismo, encadenándose a una silla del Senado, que para fines de resolver problemas de México sirve para maldita la cosa, igual reconózcase. No está curtida en resolver crisis. En eso, la señora es una incógnita. Votos suficientes no los conseguirá insultando a López o con un huipil. Sería tomar por tonto al electorado. Sí, con huipil parece popular. Como mujer es una excelente candidata para contrarrestar a otra mujer, Claudia Sheinbaum. Puede ser hasta un simple esquirol. Y pinta para eso, nada más. Su campechana expresión no hay que confundirla con el preocupante desparpajo de ideas que reluce. Tiene ambas y eso no es positivo, después de todo. Fue tan sosa presentándose con Alito, que se explica por qué aquel ni aplaudió. Si la oposición ofrece al pueblo de México solo chabacanería expresiva de la una y el lloriqueo faceto e hipócrita del otro, estamos hechos.

Si Gálvez se quedara con la nominación, llenaría con histrionismo el vacío que sin él dejaría un perdedor Santiago Creel, que no ha entendido que las urnas se llenan con votos, no con lágrimas de cocodrilo. Vamos, que parece nuevo en estas lides. Xóchitl Gálvez hasta hoy, no es sinónimo de ideas ni de propuestas, solo de histrionismo. Y del más malo y barato. Le falta algo mucho más valioso y necesario: propuestas. Y aunque no le guste, dígase: no se le conoce un arrojo, una iniciativa propia. Gálvez siempre ha estado a las órdenes de otras instancias. ¿Podría ser distinta cómo presidenta? Hay severas dudas. Es la candidata perfecta para ser el guiñol de Claudio X. González.

Santiago Creel no es una buena opción, pues pierde la compostura y el control. Lo es solo para encandilados y se supera a sí mismo en postureo. Luego de llamar “desgraciado” al presidente, cabe preguntarnos si los ciudadanos necesitamos a un candidato así. Él, que jamás ha ganado ni una lección popular directa. Puro cargo de a dedo con él. Sus sollozos son de muy poca ética, manipuladores. ¿Qué llora de coraje, dice? coraje no tenía cuando era pésimo secretario de Gobernación y autorizaba casinos ilegales. ¡Hombre! ahí no derramaba lágrimas. ¿Por quién toma a los ciudadanos? Para faramalla, su registro. Decirle que si los hombres y mujeres libres formados en Acción Nacional (así los llamó) acabaron genuflexos ante el Señor X, entonces resulta muy lamentable la cosecha que presume. Y una frase para enmarcarla: “me siento muy cómodo aquí en el PRI”. Para panistas que recriminan a López su pasado priista, ahí tienen en Creel un presente priista. Hacerse el exquisito es deplorable y muy actuado.

¡Ahhh! y otra cosita: igual que López Obrador en su “El Grito” de 2006  (los extremos se juntan) Creel asume equivocadamente que solo él, solo los panistas son libres y ciudadanos. Ni como adoctrinamiento cuela su postura absurda. Ni son los únicos ni los mejores. No, al Panismo dígase con claridad: ni son los poseedores de la verdad ni les pertenece en exclusiva la libertad y la ciudadanía. Muchos más somos libres como para vernos en la precaria necesidad de abrevar de su doctrina o callarnos a Cortés. Que no están para dar lecciones de pulcritud política a nadie. No, cuando arroparon a García Luna, a Kikos, Cabezas de Vaca, con Guanajuato incendiado por el narco y aprobando reformas laborales empobrecedoras de la gente, como la de 2012. En pocas palabras, que el PAN por voz de Creel ni se adorne y él se mida, no sea que confirme su apodo de Santiago Cree-él. Y sí ya está Xóchitl Gálvez, Creel sale sobrando. Y el resto. Otra razón para descartarlo. Si es la otra, sería sacrificado sin ser pérdida para la Patria, sino un merecido revés a su persona. Va para los 70 años, se ve difícil que pesque otra oportunidad. Y que renuncie ya, para placearse. Para variar, los opositores no fueron mejores que Morena, poniéndoles el ejemplo de renunciar para promoverse. Por la mezquindad con que se comporta en el Congreso, sí, que se vaya. Ahora que… si Gálvez no es, avisarle, que se la ve muy entusiasmada dando patadas a diestra y siniestra.