Bastón de mando transexenal

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Esta semana el presidente Andrés Manuel López Obrador adelantó que el día seis de septiembre entregará el bastón de mando del “movimiento de transformación” a la persona que resulte seleccionada en el proceso político a titular de la Coordinación Nacional para la Transformación.

Y es ¿en serio?

Porque ese acto va más allá de dar una bonita vara de madera con listones, sean del color que sean; ¡significa la transferencia del poder! Por eso cabe preguntar: ¿En verdad soltará el control político? La duda cabe dado su proclividad al dominio.

Quizá se deba entender entre líneas la siguiente frase: “…a partir de que yo entregue el bastón de mando ya la dirección del movimiento de transformación ya va a estar a cargo de quien reciba el bastón de mando.”

La dirección y el mando son conceptos distintos.

Por ejemplo, Mario Delgado tiene la dirección nacional de Morena, pero AMLO tiene el mando político de este partido y del ‘movimiento’. Aquél es forma, el tabasqueño es fondo.

Cuando habla de ‘movimiento’ se entiende la amalgama de organizaciones, partidos aliados y la sociedad civil que le acompaña. En otro caso, hubiese hecho referencia a Morena. ¿O no? Evidentemente, el concepto incluye además la forma de gobernar y el proyecto iniciado en 2018 con la llegada de AMLO a la Presidencia de la República.

Y como se da por hecho que quien obtenga la Coordinación Nacional para la Defensa de la Transformación gana en automático la candidatura presidencial, entonces necesita entregar el bastón de mando a la ‘corcholata’ más afín a él para evitar poner en riesgo el ‘movimiento’ con alguien con un proyecto político distinto.

Y la más afín es Claudia Sheinbaum, quien incluso habla de “continuidad con sello propio”. No obstante, nadie, ni nada garantiza se independice de lopezobradorismo una vez asumida la Presidencia de la República, en caso de ser la candidata y de ganar. Mientras, a seguir la línea política, el discurso.

En fin, AMLO no parece de los políticos que sueltan el poder fácilmente. Una muestra es la concentración del poder electoral en vez de haberlo delegado en la presidencia nacional de Morena. López Obrador todos los días mueve los hilos electorales precisamente rumbo a la sucesión presidencial, de entrada mediáticamente desde la conferencia mañanera.

Y tiene lógica considerando que de él es el proyecto de ‘transformación’, que le llevó más de 12 años llegar al poder para ponerlo en marcha, como para que solo florezca un sexenio. Por eso la ‘transformación’ tiene tintes transexenales.

Y sin embargo, para que el ‘movimiento de transformación’ siga en ruta, no bastará con la entrega del bastón de mando a la ‘corholata’ ganadora del proceso político; necesitará de la inclusión y participación de todas.

Por lo pronto, la entrega del bastón de mando del ‘movimiento’ parece encuadrar, no en una transferencia de poder, sino en una acción de impacto mediático con fines proselitistas justo en la semana de inicio del proceso electoral. Una acción simbólica.

LOS COLORES DEL BASTÓN

El presidente López Obrador dijo que el bastón de mando a entregar a la persona titular de la Coordinación para la Defensa de la Transformación, “ni siquiera va a tener los tres colores de la Bandera como son los bastones de mando de los pueblos de Oaxaca.”

No, ¿pues cómo? Tales bastones sí simbolizan la transferencia del poder político y administrativo en una demarcación que forma parte de la nación mexicana.

Y el bastón ideado por el tabasqueño representa otra cosa dentro de un movimiento político. Por lo cual nada extraño tendría que los colores de los listones del bastón sean blanco, guinda, verde y rojo (Morena-PVEM-PT); o tal vez solo los dos primeros.

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