Ya tenemos bastante en la trinchera opositora con el ridículo “México Xingón” de la Gálvez –que promete muchas xingaderas– del que nos ocuparemos en otra entrega, como para que ahora salga este otro a mearse en la democracia mexicana, ya sin medida ni recato.
Córdova Vianello nunca fue neutral y es la representación misma más desaseada e indecente de lo que pudiéramos considerar como democracia a modo, en México; justo la que él sí representa y no a la democracia plena. Desde luego, Córdova Vianello no es ni de lejos, alguien adecuado para proclamar la imparcialidad o la sensatez política. Desde luego, que no. Simplemente, no, dada su desaseada y muy cuestionable trayectoria, sus emolumentos tan cuestionablemente obtenidos, su regreso a la UNAM tan dudosamente legal y su desprestigio bien ganado al frente del INE y quien, ya sabemos, que tiene sus corifeos, sus matraqueros de cabecera, pero eso no es asunto de las mayorías y no le alcanzan para lavar su cara. En la Historia, está más cerca de Ugalde que de Woldenberg, podemos añadir.
Lanza nuevamente un spot bastante reprobable, sobrado de desparpajo y a la altura de su “intelecto”, por los torcidos conceptos que el “árbitro electoral neutral” –debiendo serlo sin serlo– y hoy desde luego, más descaradamente parcial, porque su torcida y desvergonzada idea de la democracia campea a sus anchas, en todo él y sus expresiones terminan pudriendo lo que ya estaba podrido: su prestigio.
Así, en su más reciente spot profiere calificativos de toda laya a López Obrador, al que jamás nombra presidente, pese a haber sido el que más votos obtuvo en la Historia, y es todavía el jefe de Estado; y donde llama serviles a los legisladores afines a, en un franco desprecio a los electores que los colocaron de pleno derecho y, por lo tanto, insulta a la democracia misma, con lo cual simplemente mostró su verdadero rostro de impresentable y haciéndose fuera de la bacinica cual su costumbre, justo atacando la democracia que se supone que defendía.
Infantil e inmaduro, un racista que se burlaba de los pueblos indígenas, después de llamar autoritario a López Obrador, dice que dividió al pueblo. ¡No, señor Córdova! ya están grandecitos como para que los dividan. Se divide quien quiere, quien se traga ese discursillo burdo, barato, muy enarbolado por opositores obtusos que, desde luego, saben muy bien que se dividen porque quieren, porque carecen de mejores argumentos, ya no digamos de propuestas alternativas viables y, además, que fueran responsables para este país.
Dice el tipo en la cartesiana ridiculez de su expresión: “lo malo es que ganó”. ¡Caramba! que desprecio a los electores, qué desprecio a nuestras leyes electorales, qué desprecio a la Constitución federal lanza el extitular del INE. López ganó por cumplir con la norma. Interesante que se queje Córdova, trayendo su espada al ristre. Él, que presidió el INE, entonces ¿no estaba por el triunfo de López Obrador? ¿lo habría impedido? ¿lo hubiera frenado? de verdad ¿fue neutral en su gestión? le parece malo, dice. Bueno, se entiende muy bien que no le agrade. No por la monserga que invoca, sino porque es el presidente que lo exhibió en sus trapacerías, sueldazo y despilfarros y su elocuente parcialidad. No esperábamos que lo quisiera, así que no nos sorprende ni nos deja boquiabiertos con sus ridículas expresiones, ya típicas en la ralea a la que pertenece Córdova Vianello, imposibilitándole así, por todo ello, pasar a la Historia como el demócrata decente que no es, pese a pretenderlo, tanto como sus prosélitos fanaticados lo defienden.
Como acotación quepa que hoy se destaca que el INE ya no necesita lanzar su bombardeo mediático de mensajes tontos con esa cantaleta de “mi INE nos une” para tapar así las trapacerías de Córdova, de Murayama y Jacobo, legitimándolas. Cómo sí se nota que afortunadamente, Córdova ya se largó del INE. Despilfarró dinero intentando lavar su cara.
¡Ohhhh! y llama sedicente al movimiento impulsado por López, es decir, es un insulto en toda regla solo por no cuadrarle. Viniendo de quien viene, es y resulta ser muy grave. Este paladín de la democracia (sarcasmo total) se atreve a descalificar a la sociedad organizada. ¡Vaya idea más grotesca, esperpéntica! que tiene de los derechos de los ciudadanos. Si no comulga con ellos, aquello es sedicente. Sea por Dios. Sedicente él, respecto a la democracia.
¿Sedicente? ¿y lo dice él, quien pudiera ser un delincuente en potencia, cuyos méritos democráticos son nulos? ¿sedicente? ¿así se llama a los que no piensan como Córdova Vianello? es bueno saberlo, opositores. Por algo les llaman entre otras cosas, opositores golpistas.
En algo acierta el timorato expresidente del INE: se acabaron lo matices, dice. En efecto, ya vemos de qué lado masca la iguana con él. Ya dejó de fingir. Y suelta una tamaña tontería a la altura del señor doctor: López dividió el voto. Qué zarandaja más absurda. El voto no se divide, se emite, se busca y se consigue. Lo demás es posicionamientos vagos de una postura faceta extraviada de pe a pa, como la de Córdova.
Y termina su vídeo de 1:20 de duración, con una estupidez mayúscula que viste un verdadero discurso de odio, cosa ilegal en este país: llama a actuar “si queremos salvar (sic) la democracia de la profunda obra destructiva del gobierno actual”. ¡Vaya con el deslenguado! en su cabecita rondan esas ideas tropicales y absurdas. ¿”Salvarla”? será de él y sus compinches. ¿Salvarla? será de Alitos y Markos Cortés, cada día más para el diván. ¿Salvarla? de imponer un modelo fracasado vigente entre 1982 y 2018. ¿Salvarla? será de la verborrea de Lorenzo Córdova Vianello, quien habla porque tiene boca. Y sin pestañear después de todas las gracejadas que expresó, clama por recurrir al diálogo y al respeto (sic, sic y más sic) del pluralismo. ¿Está bien de la cabeza después de insultar a López? ¿de qué respeto, habla?
No hay cómo seguirle el hilo.
En ese tramo final de su spot, vamos con tiento. Dice que peligra el pluralismo. ¿Pluralismo? hay. Que el PRI y el PAN, sus alcahuetes en el INE, no sean mayoría hoy, no mata el pluralismo. Pluralismo es que haya Morena. Y otros. Aunque no le cuadren al señor Córdova. Y si un partido es hoy mayoritario y otro no, y viceversa, como sucede en toda democracia real, es obra de los electores, no del capricho y parecer del señor Córdova, ni antes ni ahora que es nadie. El tamaño de la representatividad lo dan los electores en las urnas.
Y lo del respeto tiene tela, aludiéndolo el que fue agresor incansable del representante de Morena en el INE presidiendo al INE –quien nunca se dejó de su autoritarismo, ese sí que era autoritarismo– y es de no creerse. ¿Respeto pide y convoca el tipo que se mofa de todos y de todo? ¿de la forma de hablar de los pueblos indígenas? vaya que tiene cara, Córdova. Pide respeto el sujeto que llama autócrata al presidente. Pues qué idea tan podrida, tan elocuente y tan miserable tiene este impresentable del respeto y de la forma de ejercerlo.
Llama a López como “autócrata con su visión fascista de la política” ¿en serio? ¿y lo dice quien vio en la política el enriquecerse con sueldazo en el INE? Ha de ser mejor su visión de la política. Qué mentecato es Córdova. ¡Vaya, vaya! con el doctor en ¿Teoría Política? En serio que si confunde algo que no le agrada con fascismo, está pero si bien perdido. Lo doctor no quita lo…¿Fascismo? son los gritos de la panista Rabadán y la forma totalitaria y abrasadora del PRI que a toda costa busca arrebatar. Fascista, Plutarco Elías Calles admirador de Hitler y lector de Mi Lucha, inspiradora del PRI. Dice Córdova que hay que reconocer ese problema (López Obrador, pues). Bueno, aquí el único problema que hay es Córdova Vianello, que cobra ingentes cantidades de dinero público asignado de manera muy opaca y es una vergüenza de la democracia. Ese es el problema que debemos de reconocer.
En resumen, qué graves la palabras torcidas de Córdova Vianello, qué grave que el supuesto árbitro imparcial sea tan faccioso, qué grave y qué deplorable es que asuma tan brutales conceptos alguien que se suponía que era tenedor de una idea de democracia químicamente pura, un cuento chino que vendió para alcanzar el cargo del INE, que regenteó indebidamente, más tiempo del legalmente autorizado y a partir de marrullerías. Qué grave y qué combatible resultan sus desafortunadas y muy cuestionables expresiones de vergonzante talante. Córdova Vianello es, en resumen, vergüenza de la democracia mexicana.