La semana pasada se hablaba sobre cómo el populismo, apoyado en un discurso moral, desmantela toda oposición o contrapeso que se oponga a su voluntad. También se escribió sobre la forma que el populismo estará siempre presente en las democracias, como un espejo negro. Bajo ese entendido, puede ser una amenaza cuando no se atienden las inquietudes y reclamos populares, a menudo válidos, que recoge de la sociedad.
Si se reconoce que periódicamente hay movimientos anti liberales que triunfan por oleadas, volviendo de alguna manera a calibrarse los sistemas democráticos, entonces es posible superar al populismo. La pregunta, en todo caso, sería si es a través de un acto consiente de reforma y cambio, o será después de un periodo largo de inestabilidad e incluso confrontación. De optarse por el primer camino, menos habría por reconstruir desde cero.
Lamentablemente, todavía nuestros partidos no acaban de darse cuenta que 2018 fue un final de época y siguen creyendo que el triunfo de Morena fue un accidente histórico. Nos queda, como ciudadanos, dar los primeros pasos, sin cursilerías o falsas expectativas. ¿Qué se puede hacer?
El primer paso es asumir responsabilidad: no llegamos a este punto por la conspiración de algunos intereses oscuros, sino porque no se atendieron reclamos válidos, como la inseguridad, la corrupción y la desigualdad. La victoria de López Obrador fue por el hartazgo ante la incapacidad de la clase política por darse cuenta de la magnitud de estos problemas. También la ciudadanía tiene un papel importante, al endosar cuanto calificativo se nos ocurría a los contrarios, abonando al ambiente de polarización en su conjunto. Todos nos metimos colectivamente en esta situación, y nadie nos salvará de nosotros mismos: tenemos que salir de esto juntos.
Segundo paso: ¿qué representamos? Hagan un ejercicio: vean comentarios de personas que se oponen al gobierno o a la “mafia del poder” y comparen su retórica. Por ejemplo, hay varios usuarios en redes sociales pro y anti gobiernistas cuyos mensajes son intercambiables si quitamos el objeto de su antipatía. La simple oposición al gobierno lo favorece: ¿qué representan ustedes por sí mismos? Si no tienen una idea, entonces no son capaces de construir una alternativa. Si el discurso de un político se vacía de contenido quitando al presidente, piensen en retirarlo en 2021, no votando por esa persona o su partido.
El tercero es escuchar a los otros. Tarde o temprano tenemos que volver a hablarnos con aquellos a quienes cargamos de insultos y calificativos, sean amigos perdidos, conocidos o personas que ni sabemos quiénes son fuera de un nombre o apodo en redes sociales. Todavía hay muchas personas en puntos intermedios, pero si gana la polarización, se perderán espacios de diálogo. Estar en el centro no es una posición acomodaticia, sino reconocer que hay muchos matices entre los extremos. Entre más rápido dialoguemos con moderados, menos oportunidad le daremos a los radicales a crecer.
Cuarto: piensen lo público. La política no es un juego entre las fuerzas del bien y las huestes del mal, sino un juego de estrategia e inteligencia, que se debe jugar con la cabeza fría. Dejen de pensar en amigo o enemigos: todos podemos ser aliados u opositores circunstanciales en algún momento, cambiando de rol en el siguiente. Conozcan las letras del juego y sus letras chicas: esa es la única forma que nunca se equivocarán al intervenir en política.
Quinto lugar: cultiven la sátira. Esta es una vieja causa de este espacio: tomen distancia de lo que ven, no se involucren emocionalmente y cuestionen. Un chiste inteligente puede dar mejor idea de una situación que un sermón de media hora, dicho desde la cúspide de la superioridad moral.
Finalmente, sean implacables con todos los candidatos por los que vayan a votar en 2021. ¿Van a votar por un político opositor mediocre sólo por quitar un político mediocre de Morena? ¿Qué tal si los partidos de oposición quisieran poner candidatos “ciudadanos” en distritos perdidos, mientras los políticos “de siempre” se colocan en asientos seguros de las listas de representación proporcional? Cuestiónenlo todo: empezando por lo que les gustaría creer.
Sólo pensando como ciudadanos saldremos de ésta. La responsabilidad está en cada uno de nosotros: no esperan a que otros lo hagan.
@FernandoDworak