Entre el desempleo y una divisa poderosa

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  • La economía mexicana está ya creando empleos
  • El “Super peso”, ¡por Dios!; lo más sorprendente

En medio de la peliaguda crisis económico-financiera del mundo – Estados Unidos, la potencia, ya no ve las suyas-, la economía mexicana parece que estuviera librando la acción de los ventarrones de la tempestad.

El síntoma más evidente de la salud de un aparato productivo es el comportamiento del empleo.

Economía que no crea puestos de trabajo es economía fallida.

Y la creación de empleos en México, sin evaluar la calidad de las remuneraciones, da signos de progreso.

Buenas cifras. ¿O prefiere que escriba mejor no tan malas?

Como quiera.

Pero estaría canijo que nunca hubiera buenas en la economía mexicana, tan aporreada por la corrupción y otras maldiciones.

Pero lo cierto es que, al mes de junio próximo pasado, en comparación con junio de 2021), la población desocupada descendió en 329 mil personas y la Tasa de Desocupación (TD) fue de sólo 0.7 puntos porcentuales. Una mirruña, pero creció.

Pero en una economía justa tendría que haber pleno empleo. Con salarios remuneradores.

La población desocupada, en junio de 2022, fue de dos millones de personas, 3.3% de la Población Económicamente Activa (PEA), que fue de 59.4 millones de personas, respecto a junio de 2021.

Las cantidades provienen de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, Nueva Edición (ENOEN), levantada el pasado junio por personal del INEGI y que fue difundida en las primeras horas de este jueves 28 de julio de 2022.

De todos modos, no deben de estarla pasando nada bien los sub ocupados y menos los desempleados, sin tener que desplazarse todos los días laborables, y sin salario. Esto es una factura pendiente del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. Pero más de los empleadores. De los inversores.

Pero tampoco la ha de estar pasando muy bien la inmensa mayoría de los empleados, gracias a los salarios nada remuneradores con que las empresas medio retribuyen a sus trabajadores.

Ciertamente, el desempleo es asunto muy sensible, dramático, en la economía nacional. De qué viven; cómo viven los dos millones de personas desempleadas, que registra oficialmente el INEGI.

Talvez fijándose en el comportamiento del empleo, en el comportamiento de la mayoría de los contribuyentes que sí cumplen con sus obligaciones fiscales, con las valuaciones de las instituciones financieras como el Fondo Monetario Internacional que, en medio de lo negativo de lo macro, de lo mundial, estima que a México no le va a ir “tan pior” al final del año; en el comportamiento del tipo de cambio del peso, del “Super peso”, como lo denominan ya, en el mundo financiero, es que el presidente López Obrador se ve tan optimista.

Dijo el presidente, en la conferencia matutina de este jueves que México va muy bien, que el peso no se ha devaluado en los tres años y medio que lleva su sexenio, que el Servicio de Administración Tributaria está recabando dinero como nunca, aunque continuó advirtiendo que el gobierno tiene que entrar a una austeridad supina, que él le llama pobreza franciscana.

Mejor veremos y luego diremos.

Y a propósito del peso, en los mercados internacionales lo han denominado “superpeso”, porque la moneda mexicana se negocia las 24 horas del día en todo el mundo y, por lo general, se utiliza como cobertura contra riesgos globales, o de mercados emergentes.

Desde finales de marzo, ni una caída de las acciones estadounidenses, ni un repunte del dólar o, lo que es más importante, ni un aumento en los rendimientos del Tesoro estadounidense han podido socavar la moneda mexicana, de acuerdo con estimaciones de expertos consultados por la agencia Bloomberg.

El mismísimo director de estrategia de mercados emergentes de Citigroup, con sede en Nueva York, Dirk Willer, le dijo al periodista de Bloomberg esta barbaridad:

“El hecho de que hayamos visto esta volatilidad durante bastante tiempo y el peso esté sólido como una roca, es una sorpresa”.

Pero bueno. Se dicen y se escriben muchas leyendas en torno a la economía mexicana.

Pero el Fondo Monetario Internacional, generalmente muy duro para evaluar a las economías emergentes, como la de México, no ha tenido empacho en pronosticar un buen porcentaje de crecimiento de la economía mexicana, en comparación con el comportamiento del producto estadounidense, o de la Unión Europea.

Pero bueno, en este frente nos quedamos con la buena noticia de que la economía mexicana, pian pianito, ha empezado a resaltar por la creación de puestos de trabajo, después de la gran caída que ocasionó la pandemia de coronavirus.

Y entre tanto, el producto interno bruto de Estados Unidos cayó un 0.9% sobre una base anualizada de abril a junio, disminución que marca un umbral simbólico clave para la definición más utilizada, aunque no oficial, de una recesión cuando se registran dos trimestres consecutivos de crecimiento económico negativo.