El presidente Andrés Manuel López Obrador mantiene y defiende su estrategia en
materia de seguridad con dos elementos: la regionalización del país y la creación
de la Guardia Nacional. Sin embargo, a una planeación como esta, le faltaría
algunos ajustes para que sus fortalezas provean todo el diseño institucional para
el que fue creado.
Hoy la Guardia Nacional se divide en 266 regiones en materia de seguridad.
Integró a los elementos de la Policía Militar, la Policía Naval y la Policía Federal
para crear este organismo, pero todavía le falta. Hasta aquí hay una nueva
dependencia que pretendería substituir a las Fuerzas Armadas en el combate a la
delincuencia.
La Guardia Nacional se inserta en la reforma al artículo 21 constitucional, se
apoya en el Plan Nacional de Desarrollo (PND) y en el Presupuesto de Egresos,
así como en el Programa Sectorial de Seguridad, y por extensión, en el Programa
Sectorial de Defensa Nacional. La Estrategia Nacional de Seguridad es un
documento con la visión de la presente administración, pero carece de la conexión
dogmática necesaria institucional.
Uno de los problemas de la seguridad consiste en su politización y que ahoga al
sistema de seguridad, debido a que en algunas ocasiones se sobrepone el
carácter político al carácter técnico operativo de la seguridad.
En algunas ocasiones la ausencia de voluntad produce descoordinación y falta de
estrategias, mientras que el exceso de estas produce un dispendio de recursos
innecesarios.
Una de las entidades trata de entorpecer las actividades de otra de las entidades
de los poderes, llámese de la federación o de las entidades federativas, con un
resultado de fracaso en un operativo o de la aplicación de una estrategia. El
propósito es electoral, económico o de costo político.
Cuando llega el fracaso y en el deslinde responsabilidades pues resulta que todas
las instancias de seguridad cumplieron la parte que les corresponde y nadie es
responsable del fiasco en los operativos.
En medio de las responsabilidades se encuentra la clase política que no quiere
asumir su responsabilidad y en muchas ocasiones ha demostrado su incapacidad
para dirigir la seguridad pública.
Debería ser momento de reflexionar el desempeño de la clase política y la
posibilidad de desplazarla de las decisiones de seguridad. Administraciones de
todos los colores y signos políticos han demostrado su incapacidad para el
ejercicio de la función, salvo algunas excepciones con casos de éxito.
También en medio de las deficiencias de las autoridades locales se encuentra la
Guardia Nacional, que pasó de un mando civil a un mando militar, avivando las
críticas sobre la militarización de la seguridad y sin que esto resuelva el problema
de inseguridad y ya presenta sus propios frentes de crisis.
La incorporación de la Guardia Nacional a la estructura de la Secretaría de
Defensa Nacional difícilmente solucionaría el problema de inseguridad. Entre otras
cosas, debido a que las fortalezas de Defensa Nacional superan las capacidades
de la delincuencia, produciendo un desfasamiento por la capacidad de fuego de
ambas fuerzas y generando nuevos frentes para la seguridad.
*Es Maestro en Seguridad Nacional por la Armada de México
Correo electrónico: [email protected]
Twitter: @racevesj