Claudia y Xóchilt, de la precampaña a la campaña…

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Terminó la precampaña inédita, porque se protagonizó entre dos precandidatas, pero no de una misma coalición, sino de dos coaliciones: Claudia Sheinbaum Pardo de “Sigamos Haciendo Historia” (Morena-PT-PVEM), y Xóchitl Gálvez Ruiz de “Fuerza y Corazón por México” (PAN-PRI-PRD).

Más la participación al final del precandidato testimonial de Movimiento Ciudadano, Jorge Álvarez Maynez, quien muy poco tiene qué hacer frente a dos propuestas contundentes.

La precampaña presidencial, desafiando márgenes legales, fue algo así como el preámbulo del periodo de campaña a iniciar el uno de marzo; un calentar de motores con virtuales candidaturas en espera de la formalización de su registro ante el Instituto Nacional Electoral (INE).

No fue una precampaña para elegir candidatura entre precandidaturas internas, sino fue para ganar terreno en el ánimo del electorado. Aunque también sirvió a los partidos políticos, a las coaliciones y a las dos precandidatas para limar asperezas en su respectivo bando, detectar debilidades, apreciar fortalezas, y para afinar estrategias.

CLAUDIA: GANADORA

La morenista Claudia Sheinbaum se proclamó victoriosa: “Compañeros y compañeras, ganamos la precampaña; la distancia entre nosotros y el segundo lugar es, en el peor de los escenarios, de 20 puntos de diferencia.”

Victoriosa frente a Xóchitl Gálvez.

Ahí lo inédito; en la precampaña ninguna de las dos tuvo contrincante interna.

Pero ciertamente, todas las encuestas dan a Claudia como la puntera presidencial; unas con más puntos, otras con menos, pero todas arrojan ventaja para la morenista.

No es que Sheinbaum haya ganado la precampaña, más bien, en el periodo ex profeso no se cayó en la preferencia electoral, no se apagó.

Y Xóchitl no es que haya pérdido la precampaña, sino que le faltó incrementar ese ánimo que prendió cuando se paró frente a Palacio Nacional decidida a abrir la puerta para la ciudadanía. Algo pasó. Además de la pasividad de los dirigentes del PRI, del PAN y del PRD, quienes, por si fuera poco, la pasaron a perjudicar con actitudes y declaraciones.

Ahí está el caso del panista Marko Cortés Mendoza exhibiendo públicamente el acuerdo con el PRI para el reparto de posiciones en el gobierno de Coahuila, y de candidaturas.

Los propios tropiezos de Xóchitl afectaron su precampaña: Desde haber permitido emanar de un proceso político inacabado como Responsable Nacional para la Construcción del Frente Amplio por México prácticamente consintiendo la renuncia de Beatriz Paredes, hasta las declaraciones en torno a malos priistas que nunca invitaría a su gabinete (entre ellos Alito cuando es el presidente de uno de los partidos que la respaldan), pasando por la integración de su equipo de precampaña.

En fin, tiene tiempo de recomponer entuertos y enmendar errores. Para que no se vea sola frente al mundo pagando el costo de no militar en ninguno de los tres partidos de la coalición “Fuerza y Corazón por México”.

Es una de las diferencias con Claudia, en todo momento arropada por los partidos miembros de la coalición “Sigamos Haciendo Historia”, y hasta con uñas y dientes por Morena, partido en el cual milita. Y cuenta, por supuesto, con el respaldo del presidente Andrés Manuel López Obrador, hábil operador de la candidatura morenista a sucederlo en el cargo.

No obstante, Sheinbaum tiene el reto de crecer en la campaña o al menos de mantener la ventaja actual para que pueda proclamarse ganadora de la contienda presidencial. Porque si se cae en la preferencia electoral y Xóchitl crece, el resultado puede ser distinto.

LA RECONCILIACIÓN

Marcelo Ebrad se reconcilió con Claudia Sheinbaum, su rival interna en el proceso político para definir la candidatura presidencial morenista mediante el nombre de Coordinación para la Defensa de la Transformación del país.

Él apareció en el cierre de precampaña de ella, se dieron la mano, un abrazo, y tan, tan, se acabaron las diferencias entre ambos para redondear la unidad interna, al menos de manera pública. ¿A cambio de qué? Bueno, el ex canciller pidió candidaturas a cargos populares federales y locales para sus simpatizantes más representativos.

Con la suma de Marcelo, se fortalece la candidatura de Sheinbaum. Nada más falta que la suma sea real y se traduzca en votos. Ya se verá en las demarcaciones electorales donde participen candidaturas marcelistas; cuántos votos obtienen éstos, cuántos Claudia, no sea que promuevan el voto diferenciado.

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