Como si vieran en él a la figura de AMLO, la oposición partidista mantiene una feroz descalificación en contra de José Ramiro López Obrador, secretario de Gobierno de Tabasco, al tiempo que se le va encima al mandatario Javier May Rodríguez, en una andanada que no sufrieron las dos últimas administraciones también impulsadas por el ex presidente avecindado en Palenque.
May es el tercer gobernador del edén en llegar a Plaza de Armas jalado por el de Macuspana, que en 2012 promovió a Arturo Núñez Jiménez y en 2018 a Adán Augusto López Hernández.
Pero ni Núñez ni Lopez concitaron toda la animadversión que le tiene la vieja política a May, situación que acaso se deba a que el morenista es el primer mandatario choco que no surgió del PRI como los otros dos impulsados por Andrés Manuel.
La embestida contra José Ramiro escaló a raíz de que este encaró a reporteros de la radiodifusora XEVT, a los que llamó buitres por preguntar sobre los muertos de la violencia criminal en el estado.
A partir de entonces se multiplicaron los memes y las publicaciones contra el encargado de la política interna, y priístas como el ex gobernador Manuel Andrade Díaz se pusieron al frente de una suerte de cruzada en defensa de la «libertad de expresión».
Esos políticos, sin embargo, olvidaron que ellos mismos participaron en enero de 1995 en la toma de esa estación de radio en apoyo del entonces jefe del Ejecutivo local Roberto Madrazo Pintado.
Pasaron por alto, además, que las dos corrientes de Morena, la de Javier May y la de Adán López, han embarrado a esa tribuna en sus acusaciones cruzadas.
De acuerdo con el recuento de una consultora que se dedica a medir contenido digital, el post con la frase buitres para ridiculizar al consanguíneo de Andrés Manuel ha sido el más compartido en los últimos tiempos.
Aunque también eran oposición, los ahora «justicieros» digitales nunca se atrevieron con Arturo Núñez ni mucho menos con Adán López.
Con este último se pudo ver la cercanía: fueron condescendientes con el mandatario sustituto Carlos Merino Campos, a quien López Hernández dejó en Plaza de Armas en agosto de 2021 que AMLO lo nombró secretario de Gobernación.
Andrade y compañía nada dijeron de que López Hernández llevó como su relevo al amigo que lo cuidaba desde la época estudiantil, y que en el medio político de Tabasco se le conocía porque asaba las carnes en las reuniones del ahora presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado.
Tampoco lo ridiculizaron cuando declaró que “es peor” usar un uniforme del equipo de fútbol América que ponerse una playera con las siglas CJNG.
También le «perdonaron» la foto en redes sociales en la que aparece dándose pedicure mientras la violencia emergía en el edén.
Otra ocurrencia del “capitán” (tiene estudios truncos de aviación civil) fue haberle respondido con furia a reporteros «no contesto pendejadas» cuando le inquirieron sobre una imputación de ineptitud que le hizo el diputado federal priísta Erubiel Alonso Que.
A los comunicadores que trató con desdén con la frase que solo medios nacionales recogieron, ni Andrade ni los priístas les manifestaron su apoyo por el atentado a la «libertad de expresión».
Hasta que López Obrador fue presidente, ese ex gobernador priísta se consolidó como su mayor crítico tabasqueño.
La diferencia era que las descalificaciones al de Macuspana no alcanzaban al gobierno de su «hermano» Adán López, quien fue su coordinador de campaña en 2000 que Andrade fue candidato a gobernador y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) le anuló la victoria por irregularidades en el proceso electoral.
Más aún: en 2023 que Adán López fue precandidato presidencial de Morena, Andrade lo respaldó públicamente.
Si se revisan las redes sociales de Andrade en el sexenio de AMLO, se encontrara que su labor de «analista» fue exclusivamente contra el macuspanense, pero nunca se atrevió a desmerecer a la gestión de su amigo Adán López.
En la misma situación se encuentran otros políticos «opositores» que en las dos anteriores administraciones jamás criticaron a los gobiernos obradoristas en turno.
De ahí que en los lances contra Javier May y José Ramiro sea posible sospechar de la mano de Adán López.
Pero quizá lo que muestre la alianza entre priístas como Andrade con el adancismo sea que la vieja clase política sigue sin pedirle cuentas al senador López Hernández por la violencia que vive el edén y que fue anidada en su gestión, según los datos duros que ahora se conocen.
Ni una alusión han hecho los priístas sobre la responsabilidad de las autoridades pasadas en la refriega entre las dos facciones del grupo delictivo local fundado en 2019, al inicio del gobierno anterior, que tiene sumida en una larga noche de terror a la tierra de Carlos Pellicer Cámara.