Un presidente infame; AMLO-Morena, lo peor

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Quizás la cuarta transformación no sufra una derrota aplastante como lo desearían los adversarios de Morena en las próximas elecciones de junio, pero no hay duda de que los resultados adversos serán un anticipo de los futuros comicios de 2024 cuando Morena y su gobierno terminen como una puta vieja a la que nadie le querrá volver a ver la cara.

Los pitonisos auguran la derrota de Morena en el Congreso. Pero no se necesita ser mago ni clarividente para interpretar el mal humor social provocado por las malas decisiones del presidente Obrador. Los yerros de su gobierno van a impactar en el inminente proceso electoral. No obstante, el tabasqueño cree que sigue sosteniendo la popularidad que lo encumbró en el poder. Eso se acabó. La luna de miel fue flor de un día. Si bien, él no competirá en las papeletas de las elecciones de medio gobierno, su liderazgo será expuesto ante el escrutinio de los electores.

Según Obrador su gran triunfo consiste en “haber acabado” con la corrupción de los altos niveles de gobierno.

Nadie duda de la mala lectura de la realidad que tiene el inquilino de Palacio Nacional. Claro, no es lo mismo ver el país desde las alturas que desde la llanura.

Hace unos días en una escena de caricatura el tabasqueño sacó un pañuelo -estampado con los héroes patrios- para anunciar el gran logro de su administración.

Pero como en la canción, Obrador tiró su pañuelo al río para mirarlo cómo se hundía, así como ocurre con su gobierno que va en picada con resultados desastrosos en todos los ámbitos de la administración pública. En materia de salud ni se diga. En esa materia prometió un sistema como el de los países nórdicos. La pandemia ha mostrado de manera implacable nuestro paupérrimo sistema sanitario. Ahí están los 200 mil muertos de Covid y un tanto igual no registrados por las cifras oficiales que han fallecido en sus casas por no haber cupo en los hospitales o por carecer de acceso a los sistemas de salud.

En cuanto a la corrupción no se ha acabado ni se acabará con la cuarta transformación. Con Obrador se ha corrompido a la corrupción.

Lo que Obrador dijo es una señal falsa de un político infame que lucra con el poder privilegiando la impunidad.

Vivimos en una sociedad corrompida pero el presidente Obrador se ufana de haber acabado con la corrupción desde lo más alto del poder.

Se trata de una señal falsa del tabasqueño. Una auténtica añagaza en las que suele incurrir todos los días con habilidad y astucia para engañar, no importa que se valga de fraudes. El fin es conseguir algo con tal de salirse con la suya.

En su reporte anual correspondiente al año 2020 Transparencia Internacional y Transparencia Mexicana a finales de enero pasado dieron los resultados del Índice de Percepción de la Corrupción con un registro de 31 puntos (donde 0 es la evaluación más baja y 100 la mejor posible), mejorando solo dos puntos y seis lugares respecto al año 2019, ubicando a México en el lugar 124 de 180 países evaluados.

Lejos de combatir la corrupción en la cúpula del poder, el presidente Obrador ha privilegiado a la impunidad. Ahí está el ejemplo de Manuel Bartlett como espejo de la corrupción y la impunidad.

El mismo símbolo de la cuarta transformación nació corrupto.

El Indep, como se le conoce al Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado fue una quimera. Fue solo un sueño del quijote del engaño.

La renuncia del doctor Jaime Cárdenas a la dirección de ese instituto fue un golpe demoledor al ego presidencial.

Cárdenas reveló en su renuncia que Obrador exige más que lealtad,  “obediencia ciega” a sus colaboradores.

La corrupción es una especie de imán que atrae a quienes rodean al tabasqueño. Obrador atrae a los corruptos a su primer círculo. Es un karma que lo persigue. Cuando él escupe sus maldiciones contra los “conservadores” -como le llama a todo aquél que se opone a sus designios- sería más sabio guardar silencio que despotricar porque sus incongruencias se le revierten.

Lo peor que le pudo pasar al país fue su encumbramiento. El país está pagando muy caro por los “servicios prestados a la patria” por el tabasqueño.

Ante la debilidad de la oposición, la prensa ha cumplido de sobra su papel, exigiendo una moción de censura ante los atropellos del ocupante de Palacio. Es evidente la descomposición de su gobierno caracterizado por la inmoralidad de él mismo y de muchos de los integrantes de su gabinete.

La inmoralidad de Obrador comienza por su cuestionable estilo de vida. Toda su vida vivió en la precariedad y jamás ha podido demostrar cómo ha mantenido su tren de vida durante las últimas décadas y cómo se ha llegado hacer de algunas propiedades.

La integridad moral de Obrador es una falacia. Llegó gobernando con un machete y lo primero que hizo fue cortar de tajo la pensión de sus antecesores. La pregunta es de qué va a vivir cuando él se vaya, pues según ha dicho machaconamente que siempre ha vivido de las dádivas de la gente.

Todo mundo sabemos que su vida ha sido una gran mentira y en base de engañifas construyó su carrera política.

Es evidente que su historia se ha desmoronado conforme va dejando al país en ruinas. Por eso se comporta incontrolablemente enojado cuando lo cuestionan sobre su honestidad y la de los suyos.

Lejos de mostrarse conmocionado por el desastre de su gobierno que ha llevado a la pobreza a millones de personas no tiene ni idea de la realidad del país.

Nadie entiende cómo el presidente Obrador -quien se asume como el salvador de los pobres- puede ser tan despiadado y descarado al tratar de ocultar la realidad del país con sus mentiras.

Hay suficiente evidencia para demostrar la perversidad conque se ha manejado el tabasqueño. Ni siquiera su arrepentimiento nada cambiaría. En todo caso Obrador es el responsable de las circunstancias desde el principio de su mandato, como es el pacto de impunidad con Peña Nieto.

Ese es el espejo en el que nos vemos como país y en el que nos veremos frente a las urnas en los comicios de junio próximo donde se pondrá en juego el proyecto de la cuarta transformación.

En los comicios de 2024, lo más seguro es que Morena y su gobierno terminen como una puta vieja a la que nadie le querrá volver a ver la cara.