Krauze: menos tinos que desatinos

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El 15 de marzo de 2021 Enrique Krauze publicó unas líneas en The New York Times. No quitaban el sueño y solo encandilan a engañapastores. Vistas con serenidad, no son brillantes y sí que son bastante cuestionables. La batahola generada no es para tanto. Son tan pobres de conceptos y tan de burdo planteamiento, que no la merecen, pero sí ameritan atenderse por desatinadas, desinformadoras y a todas luces, mal intencionadas. Es derecho de su autor el expresarlas, como del resto, cuestionarlas.

Al reconocido escritor le parece bien partir de los 200 años a conmemorar de las relaciones México-Estados Unidos para dirigirse al público de ese país, conduciéndose con el peor pecado de los mexicanos en el tema: actúa como si no hubiera escabrosa historia de por medio y lo más grave: no habiendo aprendido nada, absolutamente nada de esa vecindad. “Error de Dios” llamó García Márquez a esa frontera común.

Krauze alaba a Estados Unidos sin reparar en sus altibajos, los robos de territorio, su intervencionismo y los abusos yanquis a México y a los mexicanos, parte importante y destacada de ese bicentenario. No es imparcial. Se obnubila. Allá el. Y le parece adecuado que antes de celebrar ese bicentenario  (¿celebrarlo? no se sabe de dónde saca eso, no se oye por ningún lado hacerlo, la verdad) antes debe salvaguardarse la libertad, la democracia y el estado de derecho en México (nada qué ver un tema con otro) que en su inopinada opinión están en riesgo bajo López Obrador. Como éramos Suiza con el priista Peña Nieto, ya sabe…

Así que invoca espantajos que están para reírse. Lo escrito que viene luego es mejor, catártico, afectado, exagerado y ridículo porque en su escrito se apresura a decir que ambos presidentes son religiosos (sería preferible no abordar el punto, criticado en López y dudoso en Biden) y dice que Biden honra al T-Mec (mal, porque fue una imposición de Trump) y en un infortunado desvarío preocupante, Krauze remata con que Biden nos considera aceptando migrantes; lisonja y zalamería burdas y apresuradas cuando no sabemos cuál es la política de estado de aquel país y ya clama colaboración con México. Es que Krauze no valora el todo, solo mira lo que le conviene.

Como infortunado extravío es decir la gracejada de que Biden puede enseñarle a López que hay valores como ser buenos vecinos, socios y amigos. Sí, sí, ya. Que no olvide Krauze que López puede enseñarle a Biden a moverse, pues los yanquis dicen que Biden es invisible. Puestos a dar lecciones, que sean de ambos lados, pues. Qué feo es encandilarse con Estados Unidos creyéndolo todo perfección. Buenos vecinos, dice. Como el tratado de Guadalupe-Hidalgo que se titulaba “de amistad” entre dos pueblos, que no impidió los abusos yanquis los siguientes 173 años. Cosas de ser buenos vecinos, suponemos. Cosas de ser frontera. Es que los yanquis, más que amigos son socios y nos conviene a ambos pueblos. La amistad es de rebote y siempre y antes que todo, claro (sarcasmo). Tenerlos vigilados siempre sí es conveniente y anticipar sus pasos. Es provechoso hacerlo y de sobrevivencia, pues su abusivo talante obliga a México a estar siempre alerta. Dos siglos solo consolidaron la desconfianza mutua. Los estudiosos de la relación bilateral son más mesurados y ponderan todas las aristas, no como Krauze que usa a EE.UU. para golpetear a López Obrador, mirando de aquellos solo lo que le conviene. El tono perdonavidas adoptado por Krauze atribuyéndolo a Biden erróneamente y en plan aleccionador a López o así queriéndolo, es patético y refleja lo mucho no aprendido de ellos. Antes no invocó al racista e invasor Teodoro Roosevelt para ser guía de López. Y clamando por recibir lecciones que nadie le está pidiendo ni a Biden ni a su país. Esa triste y vergonzante manía de clamar al Norte….

Cuando Krauze describe a sus lectores quién es López Obrador, mañoso sentencia aseverando que “llegó al poder”.  No, la expresión no es ni casual ni inocente. Ni coloquial. Está sesgada. Ya luego de balbucearla, corrige, matiza, aclara. Luego. De manera tramposa. Le compone y reconoce que los electores le otorgaron la mayoría de votos (los posibles, los legales, los contables, hay elecciones en México)  y la verdad es que Krauze debió decir que alcanzó el gobierno y no el poder. México no es una república bananera ni aquel dictador o factótum aunque decirlo fastidie a Krauze o a sus seguidores. Las palabras importan y es un placer desenmascararlas de quien sea.

López ganó una mayoría entre los posibles electores efectivos, como sucede en los idolatrados Estados Unidos de Krauze. Es incomprensible saber porqué no lo asimila Krauze para México. ¿Tan obnubilado? Se nota. Krauze sin tomar aliento siquiera, dice que Biden reconstruye una democracia liberal y la nuestra en cambio, continúa tambaleándose. ¡Vaya por Dios! Tanta ceguera, enferma. Decir que López Obrador polariza y no hablar ni de la  grisura de Biden que no le perdonan sus adversarios, resulta ser  tendencioso y sesgado. Callarse que Biden apenas levantó un 1% de diferencia frente a Trump contra el elevado porcentaje conseguido por López frente a los otros contrincantes y duplicar entre 2012 y 18 sus votos transversales a toda la sociedad mexicana, es jugarle al ciego y ser sesgado ante sus lectores. Allá él. Y tener de vecino a un país dividido y con Capitolio tomado por salvajes cornudos no le suena ni le chirria a Krauze. Al mundo sí tanto folklorismo y desestima las lecciones yanquis. 

De una forma peculiar, el escritor subido en paroxismo y alarmista postura dice en tono pontificador que si Morena ganara  las elecciones de junio de 2021 (se entiende holgadamente y callando que por voluntad popular) ahondaría la deriva autocrática del tabasqueño diciendo que así no se consolidará la democracia. Como si no supiéramos que tan mala experiencia ha sido partido con mayoría que un legislativo repartido y anquilosado en consecuencia. Ahí están los sexenios y sus resultados. Para qué discutir con Krauze resultados de elecciones intermedias nunca ganadas por el partido del presidente ya desde 1997. Venir con ese espantajo de la mayoría morenista es pacato y de ignorantes. Como al afirmar que si gana se reeditaría un nuevo PRI, repitiendo la gracejada de que Morena es el PRI. Justo cuando hoy el PRI no es mayoría y es justo el garante de que ya no impide nuestra democracia. Es distinto.

Su errática idea se acrecienta al decir que la prevalencia del PRI en el siglo XX sucedió con la indiferencia de Estados Unidos. Amén de que no era asunto de los yanquis, Krauze cambia bandera. Ahora les concede nada. ¡No señor! Cuánta modestia. No, indiferentes no, con gente como Díaz Ordaz de agente de la CIA y desde luego siendo beneficiarios, siempre, no, EE.UU. nunca fue ajeno ni indiferente al siglo XX mexicano. Se benefició y le convino. Le viene a ese público con el espantajo de Trump, que reencarna López, desliza Krauze, como si Biden no tuviera suficiente con el Trump verdadero, su rival a vencer y no en cambio un presidente extranjero de un país vecino. Qué burda jugarreta de Krauze para azuzar el intervencionismo de Biden, que ni enterado. Con prosa patética solo faltó advertirle al de Pennsylvania que López come niños vivos. En el camino, con los lectores de TNT le reprocha a López que no consiguió vacunas suficientes. ¿En qué planeta vive Krauze? ¿y se lo dice a Biden, y a sus conciudadanos, los del país que las acaparó, como denuncian en todas partes? Es lo que pasa cuando odias a tu presidente y de paso, te encandilas con EE.UU..  

La frase más ignominiosa del texto es cuando afirma Krauze que Biden puede controlar lo que llama tendencias autocráticas de López. Demasiada ocurrencia o locuacidad ya a estas alturas de su escrito. ¿Está pidiendo la intervención extranjera? Qué desafortunado que lo proponga y de esa manera. Es vergonzoso. Cuánto desprecio destila el escritor por la soberanía y la democracia mexicanas. Esa colaboración con el más de una vez evidenciado diario yanqui, señalado por falsario, es de un desparpajo deplorable repleto de palabras cargadas de histeria selectiva, parcialidad y subjetividad desinformadora e ignorancia que no merecen los lectores de ningún medio, manipulados aprovechando lo poco que sepan del tema. Muy penoso.