La llegada de Adán Augusto López Hernández a la Secretaría de Gobernación incidirá de alguna manera en la sucesión de la gubernatura de Tabasco en 2024, toda vez que el gobernador con licencia se encuentra convertido en un verdadero factor de poder y, así, la decisión ya no será exclusiva de Palacio Nacional.
Para entender la ecuación basta observar cómo se decidió quien ocuparía la gubernatura interina. Al margen de que el flamante secretario de Gobernación haya revelado que le presentó al presidente Andrés Manuel López Obrador una terna de la que salió su relevo, todo apunta a que el primer mandatario le respeto el espacio a su nuevo colaborador.
Todo mundo, incluido este reportero, creía que el jefe del Ejecutivo federal iba a decidir unilateralmente el nombre de quien debe gobernar su terruño en los próximos tres años, pero la equivocación radicó en que nadie supo ver que Adán Augusto dejaba la administración estatal pero promovido para un cargo mayor.
Un integrante del primer círculo morenista contó que la única condición que puso López Hernández para dejar la Quinta Grijalva fue que lo dejaran maniobrar su relevo. Punto.
¿Por qué la decisión recayó en quien siempre ha sido suplente de Adán Augusto en el Congreso federal?
Muy simple: se aplicó la lógica del “hermano” y el “hijo” en la política.
Para entendernos: cuando el presidente Carlos Salinas de Gortari designó al candidato presidencial del entonces todopoderoso PRI, se decidió por su “hijo” (político) Luis Donaldo Colosio Murrieta y no por su “hermano” Manuel Camacho Solís. También Enrique Peña Nieto, el último presidente de la era priísta, optó por su “hijo” José Antonio Meade y no por su “hermano” Luis Videgaray.
Aplicando la fórmula, Carlos Manuel Merino es hechura política de Adán Augusto. En cambio José Antonio de la Vega, otro de los “propuestos”, es su “hermano”.
Citando esa lógica, Enrique Priego Oropeza y Jaime Lastra Bastar, presidente del Tribunal Superior de Justicia de Tabasco (TSJT) y próximo líder del Congreso local, vendrían a ser los “hermanos mayores” de López Hernández.
Vaya, cualquiera sabe que un padre confía más en un hijo que en un hermano. Es más fácil, aunque ha sucedido, que un hermano traicione a otro hermano a que un hijo le haga una chicanada a su progenitor.
Así que, siguiendo con la misma fórmula ampliamente probada en política y suponiendo que Morena llegará con la fuerza actual a la próxima sucesión, hay que empezar a preguntarse quién es el otro hermano o hermana de Adán Augusto; esto para entender a quién va a respaldar el susodicho.
Por la ecuación “hermano o hijo” es que López Hernández tiene posibilidades en 2024: al igual que la jefa de Gobierno capitalino, Claudia Sheinbaum, puede ser considerado hijo político de AMLO, mientras el “hermano” del presidente en la sucesión en marcha es el canciller Marcelo Ebrard.
Todo lo anterior, claro, si continúa “la vida en rosa” para los López.
PARA SU INFORMACIÓN…
LA LLAMADA OPINOCRACIA es de la idea de que la “nueva” administración va a tener un trato diferente con los medios. Y a diario despide incienso. La realidad es que todo va a seguir igual: la política de desaparecer a los medios que no son amigos es una política surgida de las entrañas de la llamada ‘Cuarta transformación’. Vaya, hasta a los municipios se les ha reconvenido por tener tratos con la prensa.
@RodulfoReyes