Es una franca irresponsabilidad llevar a un pueblo a rechazar su historia, buscar venganza y conducir al extremo del fanatismo. Se necesita poseer un alto grado de amargura y falso nacionalismo para emprender tareas de agravio a 500 años de distancia.
Modificar los hechos y pretender solo ver una vertiente de los sucesos es caer en un equívoco. Solicitar disculpas a invasores o cambiar términos para adulterar la psicología social como la noche de la victoria en lugar de la noche triste o interpretar el lado contrario a la conquista como reivindicación es poner en peligro la consistencia y valores de una nación.
Un culto español, Florián Pazos me dijo en El Escorial en una riquísima conversación: España ha sido conquistada por los romanos, invadida por los árabes, sufrimos la tragedia de dos guerras mundiales y una guerra civil y aquí estamos, construyendo futuros no lamentando sombras del pasado. Miramos hacia arriba no hacia abajo.
Aprendemos de la historia y de las fusiones raciales, culturales y religiosas. Los enormes acueductos como el de Segovia son herencia Romana, la Alhambra y Toledo marcan la influencian de los árabes. Nosotros no pedimos disculpas a nadie, entendemos lo ocurrido y valoramos nuestros presente.
Aquí en México resulta absurdo lo mismo destruir la imagen de Colón que construir réplicas del Templo Mayor simulando festejos.
“En los dos extremos impera la pasión: la melancólica de los panegiristas o la vengativa de sus opositores. A unos y otros beneficiará un aprendizaje riguroso de la historia, basado en fuentes informativas, no propagandísticas” escribió Arturo Sotomayor en el libro Cortés según Cortés.
Por ello, para siquiera emitir una reflexión hay que acudir a los testimonios, por un lado, a los cortesanos, al propio Hernán Cortés, a Bernal Diaz del Castillo y a Francisco López de Gómara; por el otro a Fray Bernardino de Sahagún o a la Visión de los vencidos de Miguel León Portilla dado que la mayoría de los códices náhuatl fueron incinerados o destruidos.
Entendamos que el trazo mismo de lo que hoy enorme CDMX se debe a Alonso García Bravo quien respetó el modelo tenochca para edificar la nueva urbe.
El intercambio de conocimientos entre ambas culturas ha dejado huella permanente incluso en la aparición de enfermedades y pandemias. La religión más arraigada en nuestro México es la católica llegada en las embarcaciones españolas junto con el acero, los caballos y la pólvora. Incluso pensemos en el lenguaje.
Las infraestructura urbana y arquitectónica, la formación de la primera universidad del continente vienen de la conquista, incluso el edificio conocido como Palacio Nacional (donde decidió residir AMLO durante su presidencia).
Las estampas heroicas atribuidas a ambos lados deberán ser evaluadas, pero también es importante conocer a personajes como Moctezuma (considerado el más cruel y sanguinario de los tlatoanis), Cuitláhuac o Xicoténcatl.
Entender por qué se sublevaron los tlaxcaltecas, entre otros pueblos, contra los mexicas y decidieron sumarse a los españoles en su intento de dominio es de primer orden.
Pero lo auténtico es que en la historia no hay un conquistador tan exitoso como Hernán Cortés. Ningún otro, incluyendo a Alejandro Magno o Gengis-Kan han logrado lo que el oriundo de Medellín: la creación de naciones que han sobrevivido como la mexicana y las iberoamericanas.
El colonialismo ha generado enormes privilegios y hace 500 años se dio el encuentro entre las dos culturas más poderosas en su momento en América y en Europa y ese es nuestro origen.
Creo que nadie se atrevería siquiera a suponer si la Santa Inquisición fue mejor que las ofrendadas en sacrificios y mutilaciones aztecas, pero hoy sabemos que tanto México como España luchan como principios fundamentales por los Derechos Humanos y la inclusión.
Si podemos comprobar los grandes avances científicos obtenidos desde la conquista como la enorme visión astronómica en Mesoamérica con la capacidad médica europea para salvar vidas.
Tenemos que hacer más sólida nuestra cimentación para que nuestras nuevas construcciones sean más resistentes y prometedoras. Dinamitar parte de nuestros orígenes es una práctica de mutilación innecesaria y sin proyecto.
AMLO entonces tendría que solicitar disculpas hasta por su apellido. López significa hijo de Lope, el origen es España y actualmente es el quinto apellido más extendido en España tras García, Fernández, González y Rodríguez (la terminación ez significa que son hijos de Fernández de Fernando, González de Gonzalo y Rodríguez de Rodrigo).
Por cierto, y para cerrar, Obrador, proviene de del sustantivo catalán “obrador” con linaje español. Sirva esto último como anotación cultural por aquello de si se requieren disculpas producto de la abierta ignorancia y manipulación.
Conductor programa VaEnSerio MexiquenseTV canal 34.2