La salud de Miguel Barbosa es inocultable. De hecho ha perdido la visión. Sería un eufemismo –por decirlo de manera decorosa– que el gobernador poblano goza de cabal salud cuando todos somos testigos de su deterioro físico y emocional.
Barbosa no está en condiciones de seguir al frente del gobierno poblano. Hay argumentos jurídicos de peso para convocar a un referéndum y decidir la suerte del gobernante poblano debido a su progresiva diabetes crónica. Barbosa no está en condiciones de gobernar.
Su capacidad visual es prácticamente nula, se limita a sólo ver sombras y no puede caminar sin la ayuda de un lazarillo, además de haber perdido la pierna izquierda y usar una prótesis para mantenerse de pie, como lo han descrito ya algunos periodistas.
En los eventos públicos fueron suspendidas las presentaciones con infografías y estadísticas. No hay proyecciones ni imágenes. Todo es verbal. Ni siquiera utiliza el teleprompter.
No consulta documentos impreso ni tarjetas con anotaciones.
En el colmo de su discapacidad ha llegado a firmar algunas leyes estatales que por desgracia han sido refrendadas por el Congreso Local metiendo en un brete al gobierno lo que ha llevado a distintos grupos a protegerse con una lluvia de amparos. A lo que habría que agregar la incompetencia de sus principales colaboradores.
Hace menos de un mes, alarmado por la salud de Barbosa, el presidente Obrador le solicitó al director de la Agencia Nacional de Inteligencia, Audomaro Martínez que investigara y le informara a detalle sobre la salud de Barbosa. El reporte entregado al tabasqueño fue más que preocupante. Barbosa no está capacitado para seguir gobernando.
En una entrevista (15/1/20) con el periodista Ciro Gómez Leyva, el entonces secretario de Gobernación de Puebla, Fernando Manzanilla admitió que el gobernador Barbosa había perdido prácticamente su agudeza visual.
– “Mira, Ciro, yo te voy a decir, lo que yo he observado. Mucha gente me ha hecho esos comentarios. Y yo vengo trabajando de cerca con él, de tiempo atrás. Y es claro que el tema de la vista si es algo que lo ha mermado. Especialmente yo creo que eso empezó a partir del proceso de la impugnación entre una elección y otra, con la nueva elección. Ese es el único tema que yo observo. Yo no soy médico, yo desconozco pues cuál es su condición, pero el único tema notorio para todos es el tema de su vista, que ha disminuido. Fuera de eso, cuando me dicen: oye y ¿cómo lo ves?, la verdad, y tengo que ser franco en esto, no me ha tocado ningún momento de verlo desmejorado. Físicamente tiene un problema de movilidad que es el de la prótesis…”
Manzanilla quien en un acto de ética política prefirió renunciar a su cargo en Gobernación para pasar a ocupar su curul como diputado federal, fue víctima de intrigas por allegados a Barbosa. Un grupo de políticos de Morena, entre ellos el senador Alejandro Armenta Mier, la abogada, diputada y exmagistrada Violeta Lagunes Viveros y Edgar Moranchel, a la sazón director del Sistema Operador de Agua Potable y Alcantarillado del municipio de Atlixco se confabularon para declararle la guerra a Fernando Manzanilla ante el temor de que Barbosa “fuera a morir” por la gravedad de su diabetes y Manzanilla ocupara su lugar.
De acuerdo a un audio se puede escuchar al senador Armenta, a la abogada Lagunes y a Moranchel hablar en los siguientes términos sobre la salud del gobernador Barbosa. El senador Armenta dice:
“Lo que tenemos que hacer es que (Manzanilla) no siga en gobierno, que no siga en Gobernación, su objetivo es… estar con Barbosa como secretario de Gobernación, Barbosa se muere y él sigue”.
Armenta les plantea otra opción a sus compinches: “O la otra: él (Manzanilla) va a estar pendiente que no se muera, pero Barbosa ya está incapacitado, ya no ve, él es el que va a estar gobernando”, dice en referencia al supuesto estado de salud de Barbosa.
En la conversación se escucha decir a Alejandro Armenta que al separar a Fernando Manzanilla de Barbosa, “se queda sin su otra pierna”, al hacer alusión a la amputación de pie que fue objeto el aspirante a la gubernatura del estado debido a una complicación de la diabetes que padece.
Para curarse en salud, una vez la revelación de estos audios, Violeta Lagunes, vocera de la organización “Todos para todos”, manifestó que no cambia sus palabras “ni niego que haya preocupación por la salud de Miguel Barbosa, pero los audios que se filtraron están editados”.
En Morena, Miguel Barbosa es visto como un cadáver político sobre el que ya revolotean los buitres de su partido.
Sobre la salud de Barbosa se dispararon las alarmas desde mucho antes de su campaña. Mi colega y amigo, el periodista Raymundo Riva Palacio escribió sobre el tema:
“La campaña de Barbosa, como ha sido la del resto de los candidatos, ha carecido de mítines y eventos masivos, sustituidos por campañas de gabinete donde lucha sus batallas en los medios de comunicación. Esta peculiar forma de hacer campañas le ha beneficiado a Barbosa quien, si fuera un político honesto, no debería de estar compitiendo, por razones diferentes a su comportamiento político. Pero no puede ser gobernador, como apuntan las evidencias en la opinión pública, y jamás debería haberlo respaldado López Obrador por un problema serio de salud.
“No hay honestidad pública, y lo impulsa la ambición. El neomorenista asegura que está en plenitud de salud, aunque cada vez que lo dice, su voz refleja todo lo contrario. Concluir sobre algo tan subjetivo como la voz de una persona en un diagnóstico empírico de su salud es absurdo. Sin embargo, su salud es precaria. En 2013, por desatender su diabetes, estuvo en el umbral de la muerte. No le costó la vida, y su pérdida se redujo en ese momento al pie derecho, que le amputaron. Pero esa enfermedad sigue haciendo estragos en su salud”.
Sumergido en un eclipse, la vida de Barbosa transcurre en la penumbra del poder, en una tortuosa oscuridad como un castigo de Dios. Dixit, la tragedia de los Moreno Valle, según Barbosa.