Las actuales campañas electorales dan mucho de que hablar, aunque lamentablemente poco positivo. Este es un breve recuento de algunos detalles que vale la pena recordar, como una manera de ir llevando la agenda de lo que se está presentando en estos actos proselitistas, que prometen de todo, menos ser aburridos.
De candidatos y promesas
Algo que parece infinito, siguiendo una conocida frase que se atribuye a Einstein, es la credulidad de los ciudadanos. Un candidato a la presidencia municipal de Reynosa, Tamaulipas, ofrece –como si los problemas de seguridad pública fueran inexistentes– traer a un grupo musical para un concierto gratis, en tanto otro tras tocar a una candidata en un evento público, repite sin cesar que es una mentira y hay quien lo cree.
Bueno, en el último caso que relatamos, hay un video que se editó, pero para que parezca que el candidato no tocó a la mujer, quien –por cierto– salió a decir que él nunca le faltó, ni el hueso por esa candidatura se podría agregar.
Luego tenemos un candidato sorprendido acosando a un menor de edad en un hotel, detenido por la policía para ser liberado gracias a el fuero, que el mismo prometería acabar en algún discurso pasado.
Estos ejemplos muestran como a pesar de que este tipo de políticos abundan, hay quien cree que algo cambió y que hay una nueva clase política.
En las redes
Con las campañas avanzando, llama la atención la estrategia de algunos candidatos. De ellos, hemos visto a uno de sus candidatos salir de un ataúd, a otro dar una maroma en un parque, otro más baila sensualmente como si estuviera en una discoteca, en tanto que otro también baila con efectos especiales de video.
De sus propuestas, no hay mucho que hablar, pues parece que la apuesta es llamar la atención como una forma de estar presentes con la ciudadanía y, así, ganar algunos votos que les permitan mantener el registro, pues de una victoria no se puede hablar.
Es curioso que se apueste por esto y no por propuestas, pero si vemos que lo que aquí se describe se une con la postulación de actrices y actores, deportistas, cantantes, conductores de televisión y otros personajes del mundo del espectáculo, es claro que lo que se busca es popularidad como una forma de alcanzar los votos.
El problema es que tenemos un electorado que se deja seducir por esto y así no hay remedio.
Candidatos fuera
Es curioso como el movimiento que llegó por el hartazgo de los abusos de la clase política, por el nulo respeto a las leyes y la corrupción, esté siguiendo el mismo camino que dicen es el equivocado.
La anulación de las candidaturas de Félix Salgado Macedonio y de Raúl Morón, muestra que quienes criticaban las prácticas poco éticas del pasado son los que siguen con la misma conducta.
Y es que no sólo es no cumplir con una ley que es de todos los partidos políticos conocida, es también la manera en que el coordinador de los diputados federales de Morena quiso disculpar al legislador denunciado por pederastia, es la manera en que han impuesto candidaturas hoy impugnadas y un largo etcétera.
Pero como el presidente dice que su derecho está por encima de cualquier reglamento, pues no se puede esperar gran cosa de sus seguidores, que en esto han fallado como pocos.
¿Y la oposición, apa?
Así como se ha criticado a Morena por la manera en que trata de hacer política, también hay que mirar a la oposición que no canta tan mal las rancheras.
En algunas zonas del país, militantes de algunos partidos que conforman la alianza se han quejado de la postulación de candidatos que no tienen buena fama o que en el pasado han atacado a sus ahora aliados.
Muchos de ellos han prometido abstenerse, pues tampoco encuentran en la otra alianza razones suficientes para votar, a pesar de reconocer que no se debe dar otra vez la mayoría en la Cámara de Diputados al actual partido oficial.
El problema es que tienen razón, pues la postulación de candidatos en la alianza opositora reprodujo las mismas conductas que muchos ciudadanos han criticado, incluso se vuelve a ver a personas a quienes se les clasifica dentro de la categoría de vieja clase política.
Es tal la decepción, que para un gran número de ciudadanos la duda se abre entre votar por los que saben que no harán gran cosa como diputados o presidentes municipales, o no votar para que vuelvan a tener mayoría los que han demostrado no saber que hacer como legisladores o ejecutivos locales. Un complicado dilema.
Y mientras tanto en la CDMX
Mal ha caído el dato del aumento de violaciones en la Ciudad de México. En primera instancia, por tratarse de un delito que se enmarca en la violencia de género que se da en contra de las mujeres, agravado por el desdén que desde Palacio Nacional han sufrido quienes protestan en contra de esta situación.
En segundo lugar, porque se trata de una entidad gobernada por una mujer, quien –al menos en teoría– debería mostrar más empeño en reducir este índice en la estadística delictiva junto a la titular de la Fiscalía local, quien también es mujer, y no sólo en seguir la línea que establece el presidente, lo que completa un lamentable cuadro de desatención hacia esto.
Si hay un tema que no es digerido por la 4T y todos sus propagandistas, es precisamente este tipo de datos, pues las mujeres y sus protestas no sólo no son bien vistas por quienes ahora tienen el poder, sino que se les ubica como parte del complot para no dejar gobernar al presidente que un día sí y otro también repite que todo va bien según sus otros datos.