La respuesta pasiva a los cárteles de la delincuencia que señaló el exembajador norteamericano así como los diagnósticos del comandante del Comando Norte norteamericano, en el sentido de que el 30% del territorio nacional está en manos de la delincuencia, no es información subestimada por todos y sin duda se trata de una de las vulnerabilidades de la presente administración mexicana.
Lo saben las instituciones de defensa y seguridad nacional norteamericana y también los gobiernos de los estados fronterizos así lo advierten, cuando el pasado 15 de abril el gobernador de Texas, Greg Abbott, dirigió una carta al presidente Joe Biden para pedirle que designe como organizaciones terroristas a los cárteles mexicanos de la droga.
Por eso es que entre los escenarios de la geopolítica, México juega un papel determinante para los Estados Unidos. Lo saben los presidentes de México y Estados Unidos, pero también lo saben los rivales políticos y económicos de nuestros vecinos pero también sus enemigos.
De la seguridad mexicana depende la posibilidad de contener el paso de persona a persona o de células de grupos terroristas que pretendan desestabilizar su sistema político, económico y social.
Los enemigos de nuestros vecinos también saben que la distancia de la frontera mexicana es porosa en diversos puntos y que entre las vulnerabilidades se encuentra la corrupción e impunidad.
En ese juego de la geopolítica se mezclan las vulnerabilidades y las habilidades de negociación coyuntural que permiten a México negociar insumos sanitarios para combatir la pandemia con los rivales de nuestros vecinos.
Un ejemplo de lo que Estados Unidos visualiza es, la detención en enero y abril pasado de dos ciudadanos yemeníes en Calexico, limítrofe con Mexicali, ubicados por el FBI como terroristas.
Lo mismo con los terroristas detenidos de Hezbollah detenidos a cuadras de Palacio Nacional, así como con la detención de ciudadanos libios en Tijuana, luego de la muerte del líder libio Muammar Kadhafi, ambas en la administración del presidente Peña Nieto y que abre la línea de investigación de la relación entre ese grupo y organizaciones delictivas mexicanas.
En un país con serios problemas de seguridad, subestimar una opinión sin escuchar lo que lo sustenta o voltear la mirada a otro lugar, no oculta un problema real.
México es un país acechado por sus vulnerabilidades en el sistema de seguridad, de justicia y monetario, que lo hace presa fácil de intereses ajenos, como la delincuencia.
Los Estados Unidos deben estar preparando diversas acciones a lo que consideran una pasividad del gobierno mexicano que pone en estado de amenaza su seguridad.
Se mantiene la diferencia en la relación con Estados Unidos.
El autor es Maestro en Seguridad Nacional por la Armada de México
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