¿Qué le preocupa a AMLO? pues que su imagen fuera del país está destrozada. Sus discursos baratos y populistas en las “mañaneras” no tienen efecto en el resto del mundo en donde observan a un presidente peleado con su pueblo y molesto con él mismo.
AMLO ha roto con los neoliberales, los conservadores, los fifis, con quienes nos conquistaron, con los intelectuales y académicos, con los expresidentes (salvo Echeverria), con los consejeros del INE y del IFAI, con la OEA, con los abogados y ministros, con los empresarios, con los grupos feministas, con la clase media y sociedad civil, con los opositores, con los médicos privados, con los medios de comunicación y periodistas, hasta con los niños terminales por cáncer.
En contraparte, protege a burócratas que él mismo calificaba de corruptos dentro de una mafia en el poder anterior a su presidencia y trata y habla bien del crimen organizado. Sus responsabilidades las deriva a consultas callejeras dejando en las masas la decisión de gobierno. Estos últimos incisos ocupan la atención del gobierno de los Estados Unidos que para empezar conoce del intento por boicotear en las elecciones operando con los latinos y medios de información para que se reeligiera Trump.
Estados Unidos tiene sus propias reglas, principios, códigos y Constitución. Ellos saben de qué manera aplican sus reglamentaciones, pero no pueden soportar un populismo rampante junto a su territorio que permite libre flujos migratorios, pésimo control de la pandemia, liberación de capos del narcotráfico y un crecimiento exponencial de la violencia. Esto altera la seguridad nacional de los vecinos y para eso si son muy estrictos.
Las llamadas de atención a AMLO han sido frecuentes, directas y sin ambigüedades. Los Estados fronterizos son prioridad en el trato para los estadounidenses por múltiples razones: tránsito de personas legales e ilegales, de mercancías, de armas, de droga, de dinero… no aceptan allá que, a metros de sus vecindarios, de nuestro lado se mutilen, se decapiten y se arrojen a las calles cadáveres.
Las anotaciones diplomáticas en ese sentido no se pueden considerar injerencia, pero allá pueden cambiar y pronto sus criterios para el combate a los nuestros que se meten en su geografía y entonces sí, las consecuencias tendrán serias repercusiones en México.
Por distintas razones su territorio ha sido vulnerado con actos y atentados sin precedentes, sólo recordemos la demolición que lograron de los rascacielos en Nueva York, la explosión en el Pentágono y el probable impacto de una aeronave en la Casa Blanca.
También se guarda el reciente registro del atentado en el maratón de Boston. Así que han perfeccionado sus estrategias contra los terroristas, esos asesinos fanáticos que son capaces de las atrocidades jamás imaginadas. Bajo esa óptica ya están calificando a los cárteles mexicanos, grupos de asesinos que por ganar “plazas” han roto todos los códigos que entre ellos mismos aplicaban en sus operaciones.
Ahora las familias de los capos son el principal objetivo, su intromisión en los procesos electores en evidente, el uso de armas de muy alto poder los muestra más poderosos que incluso policías y soldados mexicanos. Usan tierra, mar y aire para sus ilícitos y la derrama de dinero que producen ya supera rangos de ahorros internacionales de los países.
En tanto aquí el tiempo se pierde enjuiciando a “conservadores” allá, Biden determinó incluir como vicepresidente a una de las mujeres con mayor poder en la historia reciente de USA. Una dama que sabe enfrentar al crimen organizado y puso un orden legal ejemplar en California y sabe que cuando hay que decidir no negocia, defiende sus intereses nacionales. USA no está ni midiendo ni jugando con la OEA, ni participa del Foro De São Paulo, ni determina cerrar sus fuentes de suministro de gasolinas para decir que enfrenta a los huachicoleros. Ellos saben el nombre y apellido se sus capos y cuánta droga se derrama entre sus ejército, gobierno, antros, aristas y empresas. Pero no permiten ejecuciones callejeras ni que desafíen a la autoridad exhibiendo tanquetas y metralletas en desfiles urbanos como ocurrió en Culiacán. Para ellos 86 mil homicidios en menos de tres años es una cifra pesada.
Seamos claro, el terrorismo es el uso sistemático del miedo y el terror. Es la tarea de una amplia gama de organizaciones, grupos o individuos en la promoción de sus objetivos, tanto por partidos políticos de todas las ideologías, así como también por corporaciones racistas y fanáticos religiosos. Por ello ya el gobierno de USA y otros países han lanzado serias advertencias oficiales para que sus connacionales no visiten México. Y hoy, como antes a los colombianos, a nosotros los mexicanos no mantienen bajo precisos mecanismos de seguridad migratoria toda vez que cruzamos fronteras.
Ya Ebrard había intentado disminuir la carga legal contra los cárteles mexicanos cuando pidió a los estadounidenses no sellarlos como terroristas luego de la matanza a la familia LeBaron. Pero ni en ese caso ni en otros se han visto avances comprobables para evitar los crímenes por el contrario queda claro que el propio presidente, con sus datos, puede declarar al mundo que aquí los matones “se portan bien” y si no es así los acusamos con sus abuelitas,
Conductor del programa VaEnSerio, mexiquense tv canal 34.2