El problema grave que tiene el PAN es la suma de todos los demás que posee el PAN y que convive con tales de manera tan a gusto, a juzgar por la forma en que hace nada para resolverlos. Acaso es que se trata del liderazgo de Marko Cortés, que pontifica, él sí, cual mesías, hablando de un Parnaso cuando el PAN gobierna, uno que no asoma por ningún lado salvo en su boca, mientras describe al panismo una realidad que está muy lejos de existir para el panismo, salvo para aquel que se traga todo cuanto le oye decir. La suma de todo parte de otro problema serio: plantearse realidades como si el PAN no hubiera jamás gobernado, quedando tanto a deber, con su enorme cuota de papelón hecho; y el PAN opina como si 12 años de desaciertos no contaran y no hubiera en su haber errores tantas veces peores a los que denuncia.
En efecto, y de ese “liderazgo” deriva el adormecimiento, el letargo panista que no encuentra mejores maneras de expresión que encumbrar a Cortés y asumir la furibundez y ausencia de autocrítica panista entre sus militantes –algunos la exigen a otros, pero se la callan desvergonzadamente para sí– llevándolos a acciones extraviadas ya diagnósticos equivocados. Ese “liderazgo” solo es superado por la grisura impresentable de Alito. Y quien nada deba al PAN puede hablar libremente.
Ya era bastante la cantaleta cacareada en la campaña reciente cuando se decía que ser conservadores era porque conservaban al medido ambiente. ¡Por favor! Qué evasivos y mediocres. Se les llamaba conservadores por oponerse a medidas sociales de gran alcance, por desear que permanezcan instituciones putrefactas, –que las sabían putrefactas o si no, doblemente grave por su desinformación– y por conservar resquicios del priismo más retrogrado que se negaron a diluir cuando tuvieron oportunidad de hacerlo en dos sexenios. A ver si va a resultar cierto el señalamiento de que solo administraron el gobierno (2000-2012) sin emprender grandes cambios necesitados y mejor prefirieron el regreso del PRI antes que avanzar por sí mismos o dejar a la izquierda el avance. Por eso se les tilda de conservadores. Lo demás es pretender tomaduras de pelo a los ciudadanos. El medio ambiente, dicen….
Se entiende que si los panistas tienen que cargar con Marko Cortés, no tengan más remedio. Los ciudadanos que afortunadamente no requieren hacerlo, pueden preguntar: ¿a qué hora el PAN se pondrá del lado del pueblo de México? Le da la espalda cuando abandona a su candidata Vázquez Mota, le da la espalda cuando encubre el congreso tamaulipeco de mayoría panista a Cabeza de Vaca y antes a Kiko en Baja California; le da la espalda cuando impulsa la reforma laboral de 2012 y cuando amaga con ir una y otra vez a la OEA, en vez de preguntarse porque perdió 14 de 15 gubernaturas, en algunas de las cuales había sido barrido en la urnas donde era coalición. Y le da la espalda al no estar construyendo opción para 2024.
Porque pasársela en la OEA no es construir opción. Es distraer la atención de los temas puntuales, uno de ellos, el porqué el PAN no arrasó en 2021. ¿Es que Marko Cortés quiere ser el candidato? ¿por eso no están construyendo candidatura que rebase las filas y sentires panistas, dándole un discurso inteligente a México? A cambio, solo ofrecen Marko Cortés y Anaya. Fatal. Convendrá saberlo para desde ya negarles el voto. Eso explicaría la carencia de una agenda con propuestas que no sean solo frenar a Morena. E ir a hacer el ridículo a la OEA.
Al respecto, Marko Cortés dice una media verdad en uno de sus spots dando las gracias por el voto recibido el 6 de junio. Dice que lograron parar a Morena y habla como si no hubieran ganado en alianza, sino el PAN en solitario. Cuidado con ambas mentiras. Aún no se produce la primera votación que muestre ese supuesto “no” en el Congreso que a su vez demuestre que el PAN frenó a Morena. Y respecto a la otra, en muchos municipios donde su candidato “ganó”, el PAN deberá de entregar cotos de poder al aliado priista. ¿Eso es ganar? No, pues gracias. Pierden los ciudadanos viendo regresar al PRI bajo las enaguas panistas. Eso fue el 6 de junio para el PAN por si alguien no se ha enterado. A ver qué resulta de esos gobiernos frankeinstenianos, pero sus electores ya pueden esperar los chascos merecidos por encumbrar priistas. Allá ellos.
Si al PAN no le agrada López Obrador, tiene tres caminos: 1) debiendo, el PAN no mejora la oferta de lo existente. Cosas del mal liderazgo de Cortés. Al respecto, ya tendría que estar construyendo candidatura ese partido, en vez de refunfuñar de manera estéril y tan infantil porque López hable de la sucesión de 2024. 2) para convencer debería de estar construyendo una agenda que mejore no solo aquello hecho o desecho por López, sino una que mire a largo plazo y sin el PRI. Si el PAN sostiene el plan de unirse al PRI como en 2021, demostrará que ya es lo mismo que el PRI: para vergüenza de un panismo que se piensa que sus actos son perfectos y no censurables, que ha soportado a Cortés y semejante alianza y no se quitará el estigma por más que los enfade oírlo. 3) en vez de apostarle al insulto y a la agresividad de sus miembros y simpatizantes, deberían de estar sumando y presentando propuestas alternativas a todo cuanto no les gusta, que sean aterrizadas, concretas, sumando voluntades gracias a una propuesta, no por una animadversión visceral como la que enarbolan.
No seguir estos tres pasos en no entender los resultados de 2018 y dormirse en sus laureles contándose la mentira de 2021. Respecto a los primeros, el PAN sabe que Anaya no es opción, que los electores libres no tienen que cargar con el panismo y sus ideas; y pueden prescindir de él, como ya lo hicieron en 2021 y 2018. Como por fortuna no tiene uno que tragar a Cortés, desestiman el circo panista que se monta un día sí y al otro, también, y quienes no son panistas pueden perfectamente dejarlo de lado al PAN con absoluta libertad y facilidad como lo están ya haciendo. Cortés sabe perfectamente bien que si no articula una campaña poderosa, propositiva, dispuesta a sumar, se hundirá y su talante es justo todo lo contrario: intragable, obcecado, torpe, insultante e intolerante. Quienes no tienen que tragarlo, pueden constatarlo y no callarlo, no tienen que callárselo. Nada más recuerde: el PAN solo no ganó, requirió una alianza, no arrolló y perdió 14 de 15 postulaciones que no se tradujeron en gubernaturas. Como para pensarse el liderazgo de Cortés.
Esas 14 gubernaturas perdidas, algunas donde ya gobernaban, no se perdieron esta vez por el efecto López Obrador, como algunos pretextaron frente a las derrotas de 2018 sin autocrítica pro sus malos gobiernos panistas. Adujeron que si no repitieron fue porque López esto o López aquello. Ahora ni había López y sí 3 años de solo errores a su leal saber y entender y ¿entonces? el PAN ni convenció ni arrasó, sino solo por alianza con el PRI. Están haciendo cuentas alegres donde no cabe. Dice Cortés que pasaron de gobernar 35 a 46 millones de mexicanos. Si , bonito, pero municipios donde no está el principal poder y la gestión empieza de cero, sin opciones a perdurar. A cambio no ganaste en 14 estados la gubernatura, una buena basa perdida para lanzar la candidatura presidencial. No convenció la gestión panista. ¿Los insultos lo conseguirán?
Ahhh, bueno, será que la estrategia panista consiste en alcanzar la Presidencia a base de insultos. Bueno, ya reveremos qué resulta de eso. Porque esa estrategia, la de los insultos, arrojó resultados muy pobres en 2021 y necesitó de la alianza con el PRI. Si Gómez Morín y Maquio vivieran… . Si no proponen, así sea cambiando parte de sus postulados ante la realidad social vigente, no se les puede augurar éxito. Por último, ya que en 2021 no había efecto López Obrador que explicara el retroceso o el no avance panista, conviene que el PAN recuerde que López Obrador pasó de tener 14 a 30 millones de electores entre 2012 y 2018. Eso debe de ser una advertencia interesante para un partido que como el PAN, perdió seguidores y no afianzó avances significativos en estos últimos tres años. Habrá que irse al rincón a reflexionar o seguir con la estrategia de los insultos y la carencia de propuestas. El PAN tiene mucho qué reflexionar y no lo está haciendo.