He consignado una y otra vez los graves conflictos que se han presentado en el espacio aéreo nacional. No sólo es por el rediseño que ha afectado rutas, horarios y estabilidad social, sino por la falta de información y adiestramiento a personal altamente especializado. Ahora, los problemas registrados en los planes de vuelo entre México y Estados Unidos no son atribuibles a la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés), competen directamente a la autoridad mexicana concluyen directamente en el vecino país del norte.
Habré de recordar que el pasado miércoles, a las 19:00 horas, en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) se registraron más de 165 vuelos con demoras producto de una falla en la comunicación entre pilotos y torres de control. El Gobierno mexicano estimó que irregularidades en el servicio del proveedor de internet de la FAA provocó el descontrol señalamiento que de inmediato desconocieron los estadounidenses.
El gobierno federal únicamente reportó 22 vuelos afectados (no los 165 afectados) durante las primeras horas de la contingencia. Esto ha despertado no sólo en el sector energético sino ahora también en el de las comunicaciones fuertes divisiones de criterio y responsabilidad entre los gobiernos mexicanos y estadounidense. Como sea, ha habíamos documentado que por el nuevo diseño de rutas de aviones en el espacio aéreo de la CDMX se observó un posible “alcance” entre dos aeronaves en vuelo. El gobierno federal a esto no le dio importancia, por lo menos la obligada para evitar una tragedia. Aún por todo esto y sobre todo esto, AMLO continúa con su imposición del aeropuerto de Santa Lucía. Veamos cómo continúan los desaciertos esperando que por impericia, austeridad impuesta o negligencia no se repita un colapso como en el Metro. Está dado el aviso.
Conductor del programa VaEn Serio mexiquense tv canal 34.2