Una nueva tolvanera artificial se ha levantado en el escenario político en donde es más que evidente la perversa intención que tiene el gobierno federal de desmantelar a la oposición.
Mucho se ha hablado sobre si es una venganza personal del presidente en contra de quienes lo han traicionado o en contra de quienes lo han mostrado como lo que realmente es, pero lo cierto es que en el Palacio Imperial que se encuentra en el Zócalo de la Ciudad de México se transpiran rencores y odios que a diario se tratan de disfrazar con rollos que día a día se van desgastando por el uso continuo que el Ejecutivo hace de esas maniobras.
La gente se ríe en las fondas, restaurantes, reuniones de amigos y familiares de los diarios desatinos de un presidente que no se da cuenta que, a diario, gracias a sus mañaneras, pierde credibilidad ante los ojos de quienes antes le creían todo a ciegas.
El desgaste natural que supone el ejercicio del poder, en este gobierno, es mucho más rápido que lo que suponía el propio López, desgaste que aceleran las constantes pifias del presidente.
La población de manera generalizada entiende que el presidente tiene muy poca credibilidad y prefieren informarse por otros medios.
Esta acelerada pérdida de confianza ha llevado al presidente a tratar de revindicar su propia imagen, pero ante los nulos resultados de su gestión, lo único que le queda son los golpes mediáticos en donde finge que ataca la corrupción.
¿Por qué decimos que finge?
El lector puede adivinar fácilmente, Pio y Martín López Obrador filmados recibiendo dinero, la prima del presidente, Felipa Obrador, los hijos que viven como virreyes, contratos hechos públicos que muestran el tráfico de influencias, fortunas inexplicables de hijos que al momento de la elección declaran que no saben en qué van a trabajar y al final tienen un tren de vida muy distinto al que un desempleado puede tener, empresas cerveceras y dulceras que de la noche a la mañana se crean con el nombre de la madre.
Y un larguísimo etcétera de funcionarios de la 4T que tienen historias muchísimo más oscuras, como Eréndira Sandoval y su esposo John Akerman, o los préstamos de cientos de millones de pesos que se otorgan a los amigos del presidente, como es el caso de Epigmenio Ibarra, o el nepotismo de la secretaria del Trabajo, y podemos seguir citando muchos más casos, que sí los hay.
Es evidente que el presidente de México no ataca la corrupción, y tampoco resuelve ningún otro problema, solo hay que ver las cifras económicas, de violencia y narcotráfico, por eso el presidente está desesperado por lograr eliminar a sus contendientes, Anaya y Cabeza de Vaca son solo algunos de ellos, porque ante los nulos resultados cree que necesita sacrificar y entregar sangre al “pueblo bueno” a quien considera tontos y para mejorar sus perspectivas.
Pero hasta eso hace mal… y lo explico, siempre un idiota busca rodearse de personas más idiotas que él para que no lo eclipsen y ese es el caso.
Solo como muestra de la estupidez de quienes rodean al presidente:
A Ricardo Anaya se le acusa de ser sobornado para votar a favor de la Reforma Energética ¿está de acuerdo estimado lector? Bien, según la acusación de la fiscalía Anaya y más de 300 diputados votan a favor de la mencionada Reforma y según las declaraciones de Lozoya el soborno se da tiempo después de que Anaya ya había votado ¿Qué tal? y la pregunta es ¿si ya votó para que sobornarlo?
A los que deberían meter a la cárcel es al fiscal, a Lozoya, y al presidente por ser tan….
@EnriqueDavilaV