El mensaje que define el tercer Informe de Andrés Manuel López Obrador, es más que un documento para analistas políticos, económicos y sociales un texto para el examen psiquiátrico.
Lo que se debe dilucidar ahora, no es qué obras y transformaciones a o no hecho en estos 3 años el tabasqueño, sino lo que cree y realmente ha hecho. Lo que es y lo que cree ser.
En su mensaje de ayer desde Palacio deja en claro que le encantaría ser como el Ché, Fidel o Chávez pero termina señalando que alaba y se apoya en proyectos como el TLC (ahora T-MEC) ideado y creado por el padre del neoliberalismo mexicano el expresidente Carlos Salinas.
¿O sea…?
Ayer abrió su intervención con un contundente: “¡La transformación está en marcha…!” Solo le faltó el famoso grito de: ¡Patria o Muerte… Venceremos!
En la misma primera línea afirma que su esfuerzo hasta hoy ha sido el de darle fin a “la gran farsa neoliberal”, a la vez que buscar “el cambio de mentalidad del pueblo”. ¡Órales!
Inmediatamente después, revela:
“Una medida decisiva fue parar en seco la tendencia privatizadora. Se dejó de entregar concesiones a particulares en minas, agua, hospitales, puertos vías férreas, playas, reclusorios y obras públicas; pero, lo más importante, hemos detenido las privatizaciones en el sector energético, en petróleo y electricidad”.
Así, luego de un largo choro radical sobre su estrategia de habilitar refinerías, subraya que su objetivo es el de: “no extraer más petróleo que el indispensable para cubrir la demanda de combustibles del mercado interno”.
Pregunto: ¿entonces ya no exportaremos petróleo?, ¿Neta? ¿y con qué se van a sustituir esos ingresos?
Prosigue:
“En cuanto a la industria eléctrica … este mes voy a enviar al Congreso una iniciativa de reforma constitucional que permitirá reparar el grave daño que causó la privatización al sector… pues mientras el mercado de esta industria se abrió para dar preferencia a empresas particulares, nacionales y sobre todo extranjeras con la entrega de subsidios, entre otras prebendas, las plantas de la Comisión Federal de Electricidad fueron completamente abandonadas”.
Es decir, insistirá con su idea de nacionalizar el sector eléctrico cuando ya sus anteriores reformas han sido echadas abajo o congeladas por la Suprema Corte.
Lo que va para los psiquiatras no para los analistas políticos, es que inmediatamente después AMLO celebra con enorme entusiasmo que junto con todo lo anterior y más, “está en marcha la integración económica y comercial con Estados Unidos y Canadá (como lo previó e impulsó Carlos Salinas al promover en 1994 el TLC -ahora TMEC-)… porque eso significa producción, empleos, mejores salarios y crecimiento en el norte del continente americano”.
Nada más neoliberal que eso.
Ahora sí no entendí nada. O se es socialista (chavista, fidelista y como el Che) a fondo, o se es un despreciable neoliberal salinista ¿no? No hay espacio para ser lo uno o lo contrario.
MONREAL LO JUSTIFICA
Como ya es regla, quien salió a apoyar la gestión de Andrés Manuel López Obrador fue el zacatecano Ricardo Monreal, coordinador de Morena y presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado.
Consideró que pese a las críticas y los posibles desaciertos, López Obrador ha hecho un buen Gobierno “y nadie puede negar que ha sido el mejor Presidente…
“Ha sido el más honesto, a pesar de ser un hombre con perseverancia ha sabido platicar y dialogar con todos los sectores. La economía está bien, está pronosticado crecer el 6.2 por ciento este año; nos estamos recuperando de esta tan lamentable pandemia Covid-19; no ha sido fácil enfrentarla y, sin embargo, no ha acudido a deuda, no ha aumentado impuestos el Gobierno y está estable el país”, subrayó.
Sin embargo, reconoció que falta por consolidar el proceso de transición política, lo cual no significará, agregó, que no vaya a ser ratificado en la consulta sobre la ratificación de mandato.
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