El PRI no tiene remedio

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Pobre PRI, terminará reducido a cenizas. Ya casi nada queda de aquel partido hegemónico, que independientemente de sus malas artes para mantenerse en el poder, produjo cuadros con verdadera vocación política, instituciones sólidas, desarrollo social y económico, y paz.

Cuando el priismo se olvidó de ello, empezó su debacle.

Empezó con la era de los tecnócratas. Luego vino una extraña simbiosis: Una generación de “golden boys”, de sucesores en los cargos públicos por derecho de sangre, de cuadros sin doctrina partidaria, de gente con interés del poder por el poder.

Vieron al partido y, en consecuencia a México, como un barril sin fondo. Y todo empeoró cuando permitieron alianzas con poderes fácticos como el crimen organizado; la infiltración de éste en las instituciones a través de cargos públicos y de elección popular.

Y ahí está, el pobre PRI a punto de reducirse a la nada política. Con una dirigencia nacional intolerante a la crítica interna, sorda a la exigencia de abrirse a la consulta para decidir posiciones partidarias y candidaturas a cargos de elección popular.

En vez de abrirse, usa sus reglas internas para reprimir y castigar. Ahí está el más reciente ejemplo: La expulsión de Nallely Ileana Gutiérrez Gijón y de Ulises Ernesto Ruiz Ortiz, a quienes, según la Comisión de Justicia Partidaria, se acreditaron “conductas de apoyo a fuerzas políticas y candidatos antagónicos” al Revolucionario Institucional.

Además, realizaron “actos que pretendieron provocar divisiones en el partido, proceder con indisciplina grave y realizar actividades de desprestigio en contra de dirigentes priistas”. El exgobernador oaxaqueño, especialmente “atentó de manera grave contra su unidad ideológica” del PRI.

Ups. ¿Cuál prestigio? ¿Cuál unidad ideológica? El priismo ya ni siquiera tiene una ideología clara.

Pero en caso de existir, cabe preguntar: ¿Aplicarán el mismo rasero a Quirino Ordaz?, quien ha sido invitado por el presidente Andrés Manuel López Obrador a incorporarse a su gobierno como embajador de México en España tan pronto concluya su mandato como gobernador de Sinaloa.

Una invitación del líder moral de Morena, partido antagónico al PRI, ¿qué significa? ¿No cae en la premiación a conductas de apoyo a fuerzas políticas y candidatos antagónicos? En la reciente elección, Morena ganó la gubernatura de Sinaloa con Rubén Rocha Moya; una entidad, por cierto, donde ha proliferado el narcotráfico.

Con el fuerte temple del presidente López Obrador, sería impensable la invitación a formar parte del gobierno que encabeza a un personaje priista que haya osado obstruir el triunfo de candidaturas morenistas. ¿O no? Entonces, ¿por qué tanta deferencia hacia Quirino?

La ‘prestigiada’ dirigencia nacional del PRI, encabezada por Alejandro Moreno Cárdenas (“Alito”), ¿cómo ve la conducta de tal cuadro priista? ¿Cómo ve la invitación del tabasqueño?

Bueno, pues “Alito” dice que la invitación del Poder Ejecutivo al gobernador Ordaz Coppel para asumir funciones en su administración, “es a título personal, (que) nada tiene que ver con (el) partido”, pues las siglas del Revolucionario Institucional “no se usan ni pueden ser usadas para negociar posiciones”.

¿En serio?

Y que cuando un gobernador priista quiere sumarse a las actividades de un gobierno de partido distinto, debe someter a consideración  del Consejo Político Nacional la solicitud, y éste decidirá si aprueba o no la participación. De no llevar a cabo el procedimiento, se puede llegar a la pérdida de la militancia.

Pues a ver si es cierto. Por lo pronto, el apapacho presidencial y el dejarse querer por Quirino, ya abonó un poquitín más al despretigio priista.

Ah, el PRI no tiene remedio.

El priismo debería reflexionar sobre qué actitudes han causado más daño al Revolucionario Institucional, si el reclamo de democratización interna o el respaldo a partidos distintos y candidaturas, bastando, incluso, la sutil inmovilidad.

¿Y LA MILITANCIA? 

La militancia priista sigue sin despertar. Ahí está, como muda y ciega, consintiendo toda arbitrariedad y desdén de la cúpula priista.

Sí, cierta militancia está a la expectativa, pero no para levantarse de las cenizas, sino esperando ver qué pasa para quedarse con los despojos del PRI en las entidades federativas a través de los Comités Directivos Estatales.

O, en otros casos, aguarda el momento oportuno para saltar a otro partido político como lo es, por ejemplo, el Verde Ecologista de México, donde guiñen el ojo para jalarse a cuadros priistas, sobre todo jóvenes.

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