Los partidos ante el surgimiento del obradorismo

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Un ejercicio de prospectiva no sirve para prever con toda certeza el futuro, sino para adelantar escenarios según los incentivos que tiene cada actor considerado. Aunque nunca se tendrá toda la información necesaria y siempre habrá contingencias inesperadas, entre más podamos recabar, mejor se podrá entender el momento donde estamos y las decisiones que se podrían tomar.

En las dos entregas anteriores, se habló sobre el posible surgimiento del obradorismo como corriente política, así como el discurso que podría adoptar tras la desaparición de López Obrador del escenario político. Se escribirá aquí sobre las posturas e incentivos de los diversos actores políticos ante la formación y consolidación de esta postura política, sea de manera proactiva o reactiva. La próxima semana se tratarán los escenarios.

 

López Obrador, Morena y partidos aliados

Una de las razones por las que López Obrador controla el imaginario es la enorme credibilidad que goza su personaje público, resultado de más de tres décadas de construcción. Tan es así, que es el eje sobre el cual se cohesiona un partido como Morena.

Se podría pensar que ha gobernado por muy poco tiempo para dejar un legado institucional, pero sus reformas y decisiones han llevado a un nuevo grupo de intereses beneficiados: entre más tiempo pase, más se consolidarán y serán un punto de veto importante para cualquier nueva reforma. En ese entendido, una todavía hipotética reelección lo afianzaría más a él y a su grupo.

¿Qué sucedería si desapareciese López Obrador? Si fuese de manera abrupta y durante su gobierno, sea revocación de mandato en 2022 o causas naturales, la ausencia podría, por unos meses, llenar un vacío, que deberá ser llenado rápidamente por otro líder fuerte o estructura organizada, quizás recurriendo a medidas coercitivas.

¿Piensa el presidente en un escenario donde falte de manera súbita? Es probable: su visión historiográfica está llena de héroes trágicos, y él se ve continuador de esa interpretación del pasado. Incluso podría ser una gran culminación para su narrativa personal, en un escenario de fracaso para su gestión.

En un escenario de rotación sin reelección, los diversos pre candidatos se preocuparían por mostrarse continuadores del legado de López Obrador. Si Morena sigue manteniéndose como una colección de corrientes, los aspirantes recurrirían a sus bases de apoyo en ese partido, junto con los partidos obradoristas que les sean afines. El presidente podría ser o no fiel de la balanza, o se convertiría en un posible jefe máximo, según dos condiciones: la fuerza de su carisma como factor de cohesión y la percepción sobre su desempeño.

 

La oposición

Entre más reactiva o virulenta sea la oposición, más contribuirá a afianzar a López Obrador y al futuro obradorismo, mientras el presidente siga dominando la discusión pública y la imaginación popular. Al contrario, la construcción de una narrativa alternativa y atractiva podría restarle fuerza al discurso e imaginario del presidente, así como dificultar el arraigo del obradorismo.

Lamentablemente, los partidos de oposición siguen preguntándose qué les pasó encima en 2018. Por más que reaccionen, la construcción de una alternativa creíble requiere de un ejercicio de autocrítica previo. En todo caso, y como se comentó en el primer texto de esta serie, la reconstrucción de los partidos se dará desde el nivel local: no habrá un liderazgo alternativo a nivel federal sino a mediados o finales del próximo sexenio.

¿Cuánta fuerza tendrán los gobernadores de oposición ante el avance del obradorismo? La evidencia señala que muy poca. La Alianza Federalista fracasó en sus intentos por incidir en el Presupuesto para 2021 y su propuesta principal, la reforma del pacto fiscal, tendrá lugar después de las elecciones si acaso tiene lugar, cuando varios de ellos habrán dejado el poder.

De las elecciones de 2019, Morena arrasó en Baja California, Quintana Roo y la elección especial de Puebla. Hay estados gobernados por la oposición donde aparentemente se frenó el avance en 2019 y 2020, como Tamaulipas, Aguascalientes, Durango, Hidalgo y Coahuila, pero solo se eligieron en cada caso el legislativo o ayuntamientos, y la mayoría son baluartes del PRI o el PAN. Todavía está por verse el avance que podría tener Morena en elecciones concurrentes con las federales – y las encuestas indican que los prospectos no son buenos, salvo aparentemente Querétaro. Por eso el interés del presidente por contaminar las elecciones con temas federales, como la consulta sobre los ex presidentes.

Hay un actor institucional que podría tener relevancia en los escenarios que se tratarán en la próxima entrega: las fuerzas armadas. ¿Cumplirían con su papel de ser garantes de la seguridad del Estado? ¿En qué medida responderían a los intereses del presidente, toda vez que aquél les ha dado entrada en actividades en las que antes no participaban? Esta incógnita podría ser importante.

@FernandoDworak