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Nada se gana con odio y venganza

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Cuando Carlos Salinas de Gortari asumió como presidente de la República envió dos mensajes importantes a los poderes fácticos y todos se alinearon: el primero, metió a la cárcel al líder de los trabajadores petroleros, Joaquín Hernández GaliciaLa Quina.

Posteriormente, le hizo a Carlos Jonguitud Barrios —dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación— una oferta que no podría rechazar: dejaba su cargo o le haría compañía a La Quina en una fría celda.

Por supuesto que Jonguitud Barrios se alineó y fue entonces que Salinas de Gortari encumbró a Carlos Romero Deschamps como dirigente petrolero, y a Elba Esther Gordillo como nueva lideresa del SNTE; ambos siguen mangoneando desde las sombras esos sindicatos.

Todo mundo se alineó y el mandatario priista fue uno de los presidentes más poderosos de la historia, pero no pudo imponer a su sucesor, pues Luis Donaldo Colosio fue asesinado en Lomas Taurinas y tuvo que improvisar con Ernesto Zedillo.

Apenas llegando, Zedillo culpó a Salinas de Gortari del error de diciembre que derrumbó la economía del país, y lo desterró de México durante todo su sexenio. En ambos casos los mensajes se entendieron y los poderes fácticos se doblaron.

En el sexenio pasado, Enrique Peña Nieto metió a la cárcel a Elba Esther, quien se aventó cinco años en las sombras, y el mensaje fue entendido: había un nuevo presidente y tenían que alinearse con él.

Ésos eran políticos profesionales, claro que no eran para nada honestos, demócratas o los mejores en su puesto, pero no tomaban la venganza como algo personal. De los gobiernos panistas no se puede decir mucho, pues fueron débiles y transitorios, sin fuerza para imponerse.

Si bien ejercieron el poder, no gobernaron con odio, resentimiento o sed de venganza, pues como los grandes mafiosos, no actuaron de forma personal contra sus enemigos; siempre fue un asunto de negocios, como decía El Padrino.

Todo cambio al llegar la 4T, que no se cansa de señalar que todos los anteriores eran corruptos. Y, seguramente sí, como en la actualidad varios de ellos lo son, pero lo que no es bien visto por nadie es que los señale y no los meta a la cárcel.

Últimamente esa estrategia se ha reflejado más en la Ciudad de México, donde la Fiscalía General de Justicia es utilizada como brazo ejecutor de esas venganzas.

Si se revisan las averiguaciones previas que han procedido contra delincuentes comunes o capos de la mafia capitalina se podrá ver que el desempeño de los muchachos de Ernestina Godoy es muy pobre; no así contra los políticos elegidos por su jefa.

Y está bien que quien la hizo la pague, pues precisamente la impunidad es de lo que más se queja la ciudadanía. Pero la justicia no debe ser utilizada para venganzas, pues ningún gobierno es para siempre. Hay quienes creen en el karma, por eso sería mejor gobernar hacia adelante que estar mirando todo el tiempo por el retrovisor.

 

 CENTAVITOS

El viernes antes de mediodía se sentaron los dirigentes de los tres principales partidos de oposición en la capital con la nueva presidenta del Instituto Electoral de la CDMX, Patricia Avendaño, para ver cómo solucionan el pago de las prerrogativas políticas para lo que resta del año. Desde el mes pasado los partidos no reciben un peso y sus trabajadores se truenan los dedos para llevar el alimento a sus casas. Los dirigentes entienden que Avendaño acaba de llegar, pero no aceptan que el Instituto Electoral y el gobierno capitalino se echan la bolita.