Jorge López Gallardo
Con el triunfo Morenista en el 2022 en las elecciones de gobernador en los estados de Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas, y en 2023 en Coahuila y en el Estado de México, y con un INE renovado, el país se pintará de rojo en la mayoría de la República. Morena será el único partido con posibilidades de ganar la elección presidencial en el 2024.
Por primera vez en décadas, la presidencia de la República será decidida desde antes de la elección, en el seno del partido. La contienda real por la jefatura máxima del país se dará, no entre partidos políticos, sino entre las diferentes facciones morenistas. De hecho, la competencia política se asemejará más a las luchas intestinas –y pseudo clandestinas- que se daban al final de la URSS, en el Comité Central del Politburó Soviético –PCUS- entre las corrientes liberales tecnocráticas de Mijail Gorbachov, los sobrevivientes brejnevianos, y los militaristas con ideologías stalinistas.
Una diferencia importante es que los miembros del PCUS eran catorce y servían de por vida, mientras que, en México, perdón, en Morena aún no se establece tal comité central. Si el actual presidente, Andrés Manuel López Obrador, decidiera no irse a La Chingada –La Chingada es una propiedad de Andrés Manuel López Obrador en Chiapas, a donde el presidente ha dicho que se retirará al terminar su sexenio— al final de su mandato, podría ser miembro fundador del PCUS morenista. Pero como AMLO ha asegurado enfáticamente que se retirará de la política en el 2024, los morenistas empezarán a organizarse sin él en la Primera Convención Morenista el 5 de febrero del año en curso.
Por ahora las facciones morenistas más visibles son las de Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum y Ricardo Monreal. Por su parte, AMLO ya le levantó la mano a Sheinbaum, pero luego disfrazó su apoyo “destapando” a Juan Ramón de la Fuente, Tatiana Clouthier, Esteban Moctezuma Barragán, Rocío Nahle y Adán Augusto López, además de Sheinbaum y Ebrard. El hecho que AMLO haya dejado fuera de la lista a Monreal, se puede considerar como la primera pugna entre corrientes morenistas.
Otro conflicto entre corrientes, sin duda, fue el señalamiento de culpabilidades de la caída de la línea 12 del metro, quien involucró a Sheinbaum –actual Jefa de Gobierno del Ciudad de México- y a Ebrard –Jefe de Gobierno durante la construcción de la línea dorada.
Sin duda estos duelos continuarán. Tal vez otras facciones morenistas surjan. Y en el mejor de los casos, es posible que todo esto lleve a la formación y consolidación de un politburó morenista estable y sólido.