Diego Martín Velázquez Caballero
El comportamiento de Ricardo Monreal, así como de senadores simpatizantes de su causa, implica la constitución de un partido político que tiene un origen parlamentario y comienza a desarrollar cierta energía para formar un bloque alternativo a MORENA. Al exgobernador de Zacatecas le ha quedado claro que no es un personaje incluyente para la sucesión lopezobradorista, pero también a los senadores de partidos políticos de oposición, así como dirigencias y bloques contrarios al proyecto de la 4T. En el Senado de la República tiene origen un proyecto político que busca alcaldías, gubernaturas, curules y, sobre todo, la presidencia de México.
Durante la permanencia del Partido Hegemónico en nuestro país, las distintas facciones distribuían los niveles de ejercicio político siempre en función del titular del poder ejecutivo. Ahora, el presidente de la república no ha podido reconstruir el formato centralista -cuasi autoritario- dentro de su instituto político, es probable que las divisiones muestren la falta de unidad en torno a AMLO. Es imposible la existencia de un Mesías sin Iglesia, por ello no es cosa menor la falta de estructura política, colaboracionismo y cohesión al interior del Movimiento de Regeneración Nacional. Desde el inicio de su administración, López Obrador ha tenido un lastre en el movimiento político que configuró el referente electoral para llegar al poder.
A pesar de la disciplina política, el PRI tuvo una rotación de élites y faccionalismo colaborador que mostraron un elevado grado de institucionalidad. El antiguo Partido Oficial logró la convergencia de diversos gremios, linajes, castas, regionalismo y clases sociales; por ello, el presidencialismo vertical descrito por Jorge Carpizo resultaba imprescindible en el ingrato mundo de la política. Un priísta desobediente era reconvenido por el esquema presidencialista para colaborar desde espacios lejanos con la camarilla del poder, o bien, el presidente disminuía el prebostazgo grosero de los gobernadores disidentes. La cuestión con los gobernadores de Morena cercanos al Monrealismo y los candidatos propuestos por su proyecto, radica en que se oponen al Presidente de la República y sabotean la 4T.
No se trata de Maximino Ávila Camacho haciendo su voluntad mientras gobernaba el Gral. Lázaro Cárdenas e incluso Manuel Ávila Camacho. La situación es tragicómica por ser más grave y ocurrir en espacios tan cercanos al Presidente López Obrador. Los gobiernos de Veracruz y la Ciudad de México han sido los pocos que no cambian.
La facción Patricia comienza a tener adeptos en distintos lugares y varios grupos políticos desencantados y tránsfugos de Morena u otros institutos, traman apoderarse de diversas regiones y confrontar al sucesor del Lopezobradorismo en el 2024. El Monrealismo, partido político de origen parlamentario, toma vida, aliados, trascendencia y fuerza rumbo a la sucesión, mientras Ricardo Monreal, sus Senadores y Gobernadores construyan -a distancia- su propio proyecto político, no se sabe que será de Morena.