El tema de la sucesión presidencial ha sido una tentación para los escritores mexicanos, pero pocos han incursionado con éxito porque la política mexicana es una realidad absoluta y por lo tanto inaprehensible.
Aquí se van a citar tres casos concretos:
La novela La sombra del caudillo (1927), de Martín Luis Guzmán cuenta, literaturizada, la sucesión presidencial de 1927-1928 y la complicidad Obregón y Elías Calles para liquidar a dos generales que estuvieron a punto de derrotar la reelección de Obregón: Francisco R. Serrano y Arnulfo R. Gómez. Guzmán logra construir un mundo literario de la lucha por el poder y los juegos perversos del Caudillo (Obregón) y la disputa de sus sucesores Aguirre (Serrano) y Jiménez (Calles). La novela ubica el tiempo político en 1924.
En el periodo de 1975 a 1977, Luis Spota circuló su tetralogía La costumbre del poder, cuatro novelas que cuentan, en un mundo literario que describe a México, la configuración del poder económico alrededor del político (Retrato Hablado), el juego de la designación del candidato y el momento de decirle al ungido que fue beneficiado por el poder presidencial para ser el sucesor (Palabras Mayores), los entretelones de las campañas y los jaloneos del poder para aislar el candidato (Sobre la marcha) y el instante en que el poder cambia de manos y el presidente saliente camina hacia la ignominia del olvido y el nuevo presidente sube las escaleras del poder absoluto. Estos cuatro libros y dos más (El rostro del sueño y La víspera del trueno) completan el mundo literario de la política mexicana.
En el 2003 Carlos Fuentes publicó su novela La silla del águila en la que va armando el complejo rompecabezas de la designación del sucesor a la presidencia. Fuentes había publicado en 1962 su novela La muerte de Artemio Cruz, un largo monólogo sobre la construcción del poder político de un general beneficiario de la Revolución Mexicana y la descomposición de ideales por la ambición de la corrupción.
Los tres autores consiguieron correr el velo de la política mexicana, aunque no para mostrar la realidad del poder, sino para exhibir la brutalidad de la política mexicana basada en la complicidad, la corrupción y la manipulación del pueblo.
El periodo que abarcan los tres escritores es el del ciclo de poder absoluto del sistema político mexicano: el papel del presidente de la república como caudillo para romper todas las reglas y etiquetas de la política e imponer por voluntad propia a su sucesor (Guzmán), el lado oscuro de los militares que fundaron el sistema político y que no supieron retirarse a tiempo (Fuentes) y la revelación de los juegos de poder y de intereses detrás de los grupos dominantes que administran los hilos del gobierno (Spota).
Las novelas de mayor aliento fueron las de Luis Spota, aunque fueron marcadas con el desdén desierta tendencia preconcebida para afectar perfiles tomados de la realidad, pero que lograron construir de manera literaria el funcionamiento de los sótanos del poder.
Juego de las sillas
- La decisión del presidente Echeverría a mediados de 1975 de airear los nombres de los precandidatos priístas a la presidencia le quitó el encanto al juego palaciego de las sillas para dejar como premio la Silla del Aguila en la que se sienta el presidente de la república en turno y en la que se acomodará su sucesor. Lo que ocurría tras bambalinas y lo que hoy vemos en vivo y en directo era lo mismo.
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