Fernando Cárdenas Cabello
La declaración del jefe del ejecutivo de México, en la conferencia matutina del 9 de febrero 2022 sobre que las relaciones México España se den una “pausa”, es audaz, pero encierra un trasfondo en el que merece la pena profundizar.
Más allá de las apasionadas declaraciones del presidente de Méxicano de solicitar al gobierno español disculpas por la conquista, que no tuvieron respuesta oficial (y muy probablemente no la tendrán) y más bien despertaron opiniones polarizadas entre crítica y apoyo a AMLO, la reciente declaración, de “darse una pausa” guarda aristas de corte económico, más específicamente del sector energético, durante los más recientes sexenios.
Debemos tener presente la fuerte participación de Iberdrola –empresa española– en el mercado energético mexicano para la generación de electricidad, iniciada desde 1999, pero con más evidente presencia en las anteriores administraciones, de Calderón y de Peña Nieto, con contratos importantes y con la complacencia de las mencionadas administraciones; tal empresa –como se observa– se ha venido beneficiando notablemente del mercado energético mexicano.
Esta declaración se da además en el contexto de una muy anunciada reforma eléctrica, lo cual podría interpretarse como un indicio del replanteamiento de las condiciones para la participación de capitales privados extranjeros en uno de los sectores estratégicos nacionales, el energético, lo cual no implica que este se cierre a toda la participación extranjera, sino tal vez que se cambie de dirección en la asignación de las fuentes del capital de inversión.
No es casual tampoco la evidente actividad y declaraciones del embajador americano Keneth Lee Salazar sobre el tema energético, precisamente cuando está por discutirse la reforma a este sector, ni tampoco la visita de John Kerry a México, enviado especial para el clima del gobierno de Biden; así resulta lógico imaginar las intenciones del vecino del norte por intervenir en la industria de generación y comercialización de energías en nuestro país, principalmente la eléctrica y no sólo a partir de insumos fósiles, sino especialmente de fuentes limpias, las cuales son el presente y el futuro del sector.
La actual administración se enfrenta ante un reto histórico, el plantearse si esta reforma en realidad devolverá soberanía a México sobre su industria energética, como se ha apuntado, fundamental para la vida y el desarrollo nacionales, con la disminución de capitales extranjeros en el sector, sea cual sea su origen.
Por otro lado, estas declaraciones de “pausa” en las relaciones entre México y España, en realidad, al momento, no tienen ningún alcance en términos del protocolo internacional, no se ha oficializado retiro o disminución de rango del personal diplomático de la embajada de México en Madrid o viceversa, hecho que muy probablemente, tampoco suceda.
El autor es doctor en ciencia política por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, cuenta con estancias de investigación doctoral en la Facultad de Geografía e Historia en la Universidad Complutense de Madrid España y en el Corpus Christi College de la Universidad de Oxford en el Reino Unido, ha sido analista para diversos medios nacionales y profesor de universidades públicas y privadas en México.