Los pronósticos y el Tarot

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  • La certidumbre del futuro: incertidumbre y fin de la historia individual
  • Por tanto, las proyecciones económicas, como las campanadas a misa

Las únicas dos certidumbres del futuro (si hay otra u otras, dígamelo) son, por una parte, la incertidumbre; por la otra, que hemos de morir. Y no se sabe ni dónde, ni cuándo.

Nada más.

Los pronósticos, por muy científicos y meticulosos, no pasan de ser ardientes deseos del aspirante a gurú, o inventos del gurú.

Como los pronósticos deportivos. O los números de la lotería.

Y más, como los pronósticos del comportamiento de las variables de la economía.

Que al final del año, por tales o cuales tal por cuales razones, el producto crecerá en tanto, o caerá en menos tanto. Que el año venidero, caerá estrepitosamente la economía, la inflación se irá por los cielos, la tasa de fondeo estará por las nubes, el tipo de cambio caerá al precipicio.

¡Pamplinas!

Únicamente a las leedoras del Tarot, a las pitonisas, se les reconoce el derecho de mentir para halagar al cliente, o a la clienta que busca, desesperadamente saber si se sacará la lotería, o si el novio o la novia lo ama de verdad y no anda poniéndole los cuernos con la vecina o el vecino.

Pero quienes se dedican a medir el comportamiento de las variables económicas están autorizados a calcular acercamientos, más no a predecir que la economía crecerá 0.00%, o que lo hará con signo positivo.

Vean los distintos y disímbolos pronósticos elaborados por economistas asesores de las 35 más influyentes empresas productoras de bienes y servicios, principalmente para la exportación, encuestados en marzo por los encuestadores del Banco de México. Son las empresas más productivas y las exportadoras. Disponen de todos los medios científicos para analizar las variables de la economía.

El crecimiento de la inflación general para diciembre venidero, para empezar, estos próceres la calculan en 5.80.

La llamada inflación subyacente -la inflación reflejada por el índice de precios al consumidor (IPC), cuando éste no toma en cuenta ni los productos energéticos ni los alimenticios sin elaborar-, de acuerdo con los intérpretes del oráculo de Delfos, será, al final de 2022, de 5.47.

El Producto Interno Bruto crecerá 1.80.

El tipo de cambio pasará de 19.84 pesos por dólar estadounidense (la cotización de hoy domingo 3 de abril) a 21.31 pesos por dólar.

La tasa de fondeo interbancario (cierre del cuarto trimestre) ascenderá a 8 por ciento.

Un panorama futuro muy preocupante. Y quienes más lo padecerían serían los trabajadores. Y ya no menciono a los pobres, porque estos ya están acostumbrados a la más supina austeridad. Y menos me refiero a los miserables, porque esos se “alimentan” de las migajas que caen de la mesa del Rico Epulón. O del poderoso Slim,

La mirada empresarial sobre la economía no es nada optimista. Y no me interesa averiguar las causas. Al final de cuentas, los empresarios no padecen hambre en los tiempos de las vacas flacas. Los retazos de éstas son para los trabajadores, para que tengan la fuerza suficiente para continuar usando su fuerza de trabajo para incrementar la acumulación de capital en muy pocas manos.

Las cifras de los analistas gubernamentales, por otra parte, tampoco son las reales. Ya quedamos que el futuro sólo nos depara incertidumbre y la seguridad del fin de nuestra historia individual. Ni más, ni menos. Todo lo que digas de los movimientos de la producción son deseos, son lo que quiere que ocurra la imaginación.

Los analistas gubernamentales, encabezados por el secretario Rogelio Ramírez de la O, son un poco más optimistas que los economistas empresariales. Por realismo. O porque no pueden ser negativos ya que son los encargados de aplicar la política económica.

Para los analistas de la SHCP, la cifra de crecimiento económico se actualiza a 3.4%. (Vea la distancia de este pronóstico gubernamental con el 1.8 pronosticado por los empresarios.)

La inflación habrá crecido de diciembre a diciembre un 5.5 por ciento, más o menos similar al 5.8 de los economistas empresariales.

El tipo de cambio sería de 20.7 pesos por dólar estadounidense. Los privados lo establecen en 21.31 por dólar. La tasa de interés estará en 7.8.

Lo más agradable de final de 2022 será que los grandes patrones de las clases dominantes serán aún más ricos que en diciembre de 2021.

Y los trabajadores aún no verán la suya.