Xóchitl Patricia Campos López
Los resultados de la revocación de mandato constituyen un mensaje adverso contra el Instituto Nacional Electoral. Las cifras respecto del apoyo al presidente López Obrador, también debieran entenderse como un alto nivel de desconfianza respecto del INE, los consejeros y su comportamiento respecto del proceso electoral en el 2024. El árbitro electoral dispuso una campaña de animadversión y resentimiento en contra de López Obrador y sus simpatizantes, pero la gente salió a participar en una proporción significativa y además de afirmar que el presidente de la república tiene un apoyo popular considerable, el electorado lopezobradorista se expresó estrambóticamente diciendo ¡No más INE!
Los casi veinte millones de votos que obtuvo López Obrador, deben entenderse como una proporción significativa de ciudadanos que descalifican al INE, sus poderes fácticos y la forma peculiar de cabildear que ha distinguido a los consejeros.
Para el 2024 el INE no debe existir o, al menos, debe ser modificado profundamente en su estructura para garantizar una elección competitiva y jurídicamente tutelada. A pesar de las campañas antilopezobradoristas que se exhibieron impunemente en distintos medios, la sociedad participó reconociendo al presidente de la república y, tácitamente, desconociendo al INE y sus consejeros.
La aporofobia, exclusión y racismo que distinguen a Lorenzo Córdova; fueron reprobados en la consulta respecto de la revocación de mandato. A pesar de las cifras tristes y alegres que los diferentes institutos políticos exhiben hasta el infinito, la sociedad que participó en la revocación de mandato le envía la señal a Lorenzo Córdova de que su tiempo ha terminado, así como el del INE. López Obrador no sólo cumplió una promesa de campaña donde señalaba la necesidad de regular el hiperpresidencialismo mexicano; además, puso en evidencia los acuerdos mefistofélicos de los consejeros electorales y la manera en que dañan al país. López Obrador ha conseguido mostrar los dispositivos de la guerra sucia que ha vivido desde la década de 1990 en el IFE/INE, así como el procedimiento oneroso que significa el que los personajes del más alto rango en el Instituto Electoral, califiquen unas elecciones.
A la luz del tiempo y la distancia, el INE ha servido para nada; los vicios del antiguo régimen se mantienen y los priistas de todos los partidos políticos cabildean con ellos para alcanzar sus metas patrimonialstas -al igual que el PAN o PRD- .
La crisis del INE es semejante a la crisis del PRD, además de los complicados problemas de comunicación interna y de educación cívica que deben guardar las izquierdas perredistas, los miembros y burocracia son testigos de la organización precaria, arbitraje clientelar y poder caciquil que distinguen al INE en diferentes entidades, Nuevo León no tiene las características autoritarias para distinguirse por un momento del sur.
La izquierda mexicana debe empezar a pensar más en forma deconstructiva, tienen la simpatía de la sociedad y no merecen que el INE se disfrace de todos los enemigos de la 4T.
Lo goleada al INE fue histórica, y los consejeros electorales deben renunciar por dignidad.