El desprecio manifiesto por la muerte del expresidente Echeverría ha sido comparable al sentido por la gente hacia López Portillo. No es gratuito. La “docena trágica” que suman sus sexenios y como recogió tal mofa el caricaturista Abel Quezada, quedó encarnada en ese par de priistas. El PRI, con ellos hundió a México y seguimos pagando sus consecuencias.
Tuvo el PRI la vergüenza de emitir un escueto comunicado lamentando su fallecimiento. Siquiera no lo negó como Calderón a García Luna, porque el PAN, como el PRI, también es corrupto y tuvo a García Luna en gobiernos de sus siglas, aunque Kenia no quiera enterarse por pasarse dando de gritos cual posesa, en la tribuna congresional.
Pues bien, Echeverría encarna un momento y una época definida, delimitada, lo cual hace falaz decir como parte del discurso opositor a López Obrador, que López Obrador es su émulo, ya que además de no serlo, extrapolar etapas solo por no caer bien López buscando cuadraturas al círculo allí donde no caben, solo para echar cacayacas, frivoliza el análisis. Ahora bien, si López Obrador fue Echeverría, entonces ese PRI ya no es el PRI actual. Entonces el PRI actual ¿es y resultó ser mejor fingiendo ser nuevo, el “nuevo” PRI? ¿el de los Duartes, Yarrington y Peña Nietos? porque resultó más ladrón que el de Echeverría, que ya es decir, pues a Echeverría se le señala como el gran iniciador de la corrupción priista desbordada.
Echeverría es señalado como artífice del 68, el Halconazo, la ratería desbordada y el declive económico de México, salvado apenas por el boom petrolero lopezportillista. En realidad, el nuevo PRI es el de Echeverría, o sea, el de siempre y lo saben bien todos los analistas. Que se hagan, es otra cosa. Y recuerden: lo peorcito sí se quedó y sigue en el PRI. También lo saben perfectamente bien. Su discursillo opositor muy lerdo de que no es así, solo cuela para ignorantes o desinformados de la historia política de México. ¿Qué no? Peña Nieto y Alito siguen siendo priistas, hasta donde se sabe y como mejor muestra de lo peorcito.
También Echeverría es el primer gran endeudador de México y el gran creador de la Guerra Sucia, que hay que recordársela a Alejandro Moreno cuando se autovictimiza perseguido, pero no lo es como perseguía el PRI a sus opositores, matándolos, ellos sí. A Alito solo se le están descubriendo sus trapacerías. Que no se rasgue las medias. Dicen que no lo van a callar. Eso solo lo hacen los gobiernos priistas, que siempre han perseguido la libertad de expresión. Qué errático usando el sujeto su visión priista de las cosas para comparar realidades, siempre tan errática por naturaleza.
Así que malo sería que el PRI renegara de Echeverría, malo no hacerlo, malo es extrapolarlo a López y malo sería decir que el nuevo PRI, entonces, fue mejor por comparar al viejo con López o pretender lavarle la cara al nuevo usando a López. Vamos, ni insinuarlo, siquiera.
Si es que queremos ser serios en los análisis, desde luego.
Echeverría supone ser el modelo priista putrefacto que no acaba de morir con Alejandro Moreno, pues a Alito seguimos descubriéndole propiedades, como a Echeverría en Quintana Roo. La misma forma de ver el servicio público en provecho personal. Eso parece que no se sepultará con Echeverría. ¿Ve cómo es el viejo PRI de toda la vida, el que encarna Alito? Y Peña Nieto. Solo en cabezas tropicales y desinformadas existe el “nuevo” PRI.
Echeverría ostentará algunas marcas en nuestra historia del presidencialismo. Se le fue presidir la ONU, se entrevistó por primera vez con un Papa, fue el expresidente de vida más longeva y el que más vivió después de dejar el cargo. Supera a Pedro Lascuráin, muerto a los 96, luego de 39 años como expresidente. Echeverría juntó 46, falleciendo a los cien años. Acaso vivió demasiado, pero de eso no tiene la culpa nadie. Ni siquiera él.
Se murió una etapa de nuestra historia, un episodio priista negro, uno de desvergüenza y folklorismo priista. Yo recuerdo a mi entorno expresándose fatal del sujeto.
Sí, supuestamente no hay mal que dure 100 años, pero sí lo hubo e impune. Los juicios que lo declararon de demencia senil o con arraigos no hacían justicia a las víctimas de sus decisiones o de los esbirros que las ejecutaron.
En su opacidad desconocemos a cabalidad si aún nos costaba al erario, como todo indica que sí. Pero no estaba claro si la medida de cancelar pensiones, de López Obrador, lo alcanzaba a él. Bueno, la Patria ya se ahorra una pensión. Nos quedan 5 expresidentes. Con sus respectivas esposas que lo fueron en cada oportunidad, ya que de Luis Echeverría Álvarez hacia atrás, también han fallecido todas las cónyuges.
Por último, qué desafortunadas las palabras de Juan Velásquez diciendo que a Echeverría se le recordará como un gran presidente. Que no hable por todos. Tuvo la enorme oportunidad de guardar silencio y la perdió. Solo recordar que este sábado 9 de julio el Comité 68 Pro libertades Democráticas ha demandado la extinción de dominio para sus bienes. Eso ya advierte que no todos guardan buenos recuerdos y les asistirá toda la razón. Una mayor y superlativa a la de quien tenga necesidad de tenerlo en alta estima, que tenérsela no ha de ser gratuitamente, tampoco. Le han de deber mucho para exaltarlo.