O son funcionarios, o son candidatos

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En el debate nacional se encuentra la permisibilidad o no, a los servidores públicos de realizar actos, acciones, actividades, manifestaciones, expresiones, sobre la aspiración a un cargo de elección popular, así como a sus simpatizantes en respaldo de la candidatura.

Ello ante la medida cautelar impuesta por el Instituto Nacional Electoral (INE) a la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, para deslindarse públicamente de acciones propagandísticas desplegadas por sus simpatizantes y solicitar a éstos abstenerse “de realizar conductas que busquen influir en el Proceso Electoral 2023-2024, tales como la colocación de propaganda fija o campañas en redes sociales, tendentes a posicionar su nombre o apellido.”

Hasta el texto le dictó la autoridad electoral, para deslindarse así:

“La suscrita ha tenido conocimiento de la existencia y uso del hashtag #EsClaudia en distintos espacios de la Ciudad de México y otras ciudades del país, ya sea a través de lonas, pinta de bardas o en redes sociales. En ese sentido, de nueva cuenta y como lo he hecho en anteriores ocasiones, afirmo de manera categórica, que ni una servidora, ni el gobierno que encabezo tenemos vinculación, directa o indirecta, con la frase “Es Claudia” frases similares, o con algún aspecto relacionado con su difusión”.  

Claudia cumplió publicando el texto en en la página de internet oficial de la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México y en redes sociales personales e institucionales. También solicitó a sus seguidores abstenerse de acciones publicitarias.

Así, publicó: “Hago un llamado a mis simpatizantes y la ciudadanía en general, a efecto de que se abstengan de seguir difundiendo mi nombre, apellido e imagen, a través de la pinta de bardas, colocación de lonas, publicaciones en redes sociales, o de cualquier otra forma, ya que, dichas conductas podrían llegar a constituir alguna infracción a las normas en materia electoral.” 

¿Y?

Las conductas, manifestaciones y expresiones a favor de Sheinbaum de algún modo ya cumplieron su propósito: Ir posicionando el nombre de ella rumbo a las elecciones 2024 a la Presidencia de la República, para cuya candidatura parece ser la favorita del jefe político de Morena y mandatario nacional, Andrés Manuel López Obrador.

¿Y?

Aunque Claudia haya cumplido con la medida cautelar, ¿cómo obligar a sus seguidores para que se abstengan de pronunciarse a su favor? Porque, además, en muchos de los casos, son simpatizantes sin rostro. Por ejemplo, las pintas en bardas aparecen de la noche a la mañana sin firma de persona responsable de la misma.

Aunque es un secreto a voces que gobiernos municipales y estatales emanados de Morena operan la aparición de propaganda a favor de Claudia.

Ahora, si se trata de personas físicas, de carne y hueso, con nombre y apellido, que de pronto manifiesten en redes sociales su simpatía por Sheinbaum para candidata de Morena para suceder a AMLO en la Presidencia de México, ¿cómo prohibirlo? Ahí sí se atentaría en contra de la libertad de expresión.

El problema es cuando las expresiones son reiteradas, constantes, porque entonces cabe la intención de posicionarla en el ánimo de la ciudadanía.

¿Pero en qué momento constituye un acto anticipado de precampaña o de campaña? El INE tiene lineamientos al respecto y existen precedentes jurisdiccionales.

Sin embargo, el proceso electoral 2023-2024 todavía no empieza; empezará hasta la primera semana de septiembre del próximo año, si acaso los legisladores dejan el plazo en la pretendida reforma electoral. Es más, aún es 2022; el último mes, pero aún 2022.

A propósito de reforma electoral, si llega a concretarse, en ésta deberían establecer plazos exactos para empezar a contar los actos anticipados de precampaña y de campaña, amén de las disposiciones existentes relacionadas con conductas constitutivas de tales actos.

Claudia apelará la medida cautelar. Así lo informa en la publicación del texto que le ordenó el INE. Para qué apelar, si ya cumplió, ¿no? Bueno, recurrir a la instancia jurisdiccional le puede servir para promocionarse mediáticamente.

Ahora bien, el deslinde ¿significa que en automático ni ella, ni el Gobierno de la Ciudad de México tienen participación en las conductas propagandísticas de los simpatizantes?

NO ES LA ÚNICA 

Ciertamente, pulula la propaganda a favor de Claudia Sheinbaum. Pero tampoco es la única. También existen acciones publicitarias hacia el canciller Marcelo Ebrard, y el Secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, aunque son las menos.

Si los ‘dados cargados’ se midieran por este tipo de conductas, podría decirse que “es Claudia”.

Esas son las “corcholatas” de Morena.

Incluso, hasta la “corcholata” menospreciada, el senador Ricardo Monreal Ávila, también tiene simpatizantes cuyas acciones tienden a posicionarlo en el ánimo del electorado, y al menos su nombre anda de boca en boca, más que como una opción morenista viable, por su rebeldía.

Las “corcholatas” de la oposición a Morena, tampoco cantan mal las rancheras en el tema de la propaganda personalizada. Solo que en menor medida a la de Claudia.

Hasta alzar la mano por la candidatura presidencial es una acción que tiende a posicionar a la persona aspirante. Y acaba de alzar la mano el gobernador de Nuevo León, Samuel García, por Movimiento Ciudadano.

O CUMPLEN CON EL CARGO, O SON CANDIDATOS 

La normatividad electoral vigente prevé plazos para la separación del cargo público que se desempeña cuando se aspira a alguna candidatura a cargo de elección popular.

La separación tiene el propósito de evitar el uso de recursos públicos para fines electorales.

Obvio, las personas aspirantes se van al límite del plazo. Precisamente para valerse del cargo público que desempeñan para posicionarse en el ánimo de la ciudadanía, además como servidores públicos tienen todo a su disposición para moverse de un lugar a otro.

Así que en un país democrático, donde tanto el partido en el poder presidencial como la oposición combaten tenazmente la corrupción, la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, gobernadores, gobernadoras, legisladores y hasta presidentes de partidos con aspiraciones de suceder a AMLO, deberían separarse del cargo desde ya para entrarle de lleno a la competencia por la Presidencia de la República, aunque aún no haya iniciado el proceso electoral.

Pero prácticamente es la víspera del año electoral.

Igual deben separarse del cargo público toda persona que aspire a alguno de los cargos a elegirse en 2024: Senadurías, diputaciones locales y federales, presidencias municipales, alcaldías, jefatura de gobierno de la Ciudad de México, y gubernaturas (en ocho entidades).

O son funcionarios, o son candidatos.

Pero no lo harán, porque desde el más puro y democrático, hasta el más tramposo, buscarán aprovechar el cargo público con fines electorales. ¿O no?

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