Guerra y paz en el año de Putin

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De acuerdo con la Academia de Ginebra, actualmente en el mundo hay vigentes 110 conflictos armados, algunos se arrastran desde hace más de 50 años.

Perteneciente a la Facultad de Derecho de la Universidad de Ginebra y el Instituto de Graduados de Estudios Internacionales, este organismo de investigación documenta y clasifica todas “las situaciones de violencia armada que equivalen a un conflicto armado” según el derecho internacional humanitario.

La mayor parte de estos conflictos armados suceden en África, Medio Oriente y Asia y en menor proporción en Europa y en América Latina, sin embargo, todos son igualmente preocupantes por el daño inminente en las vidas humanas.

La paz sigue sin encontrar su hueco permanente: a pesar de los grandes avances registrados en el renglón de la ciencia y de la tecnología, los seres humanos no logran vivir en concordia.

Al respecto hablé con Javier Jiménez Olmos, tras dar a conocer su nuevo libro La violencia en el mundo, de editorial Círculo Rojo, y llegamos a la conclusión de que a nivel global cada vez hay menos esfuerzos por preservar la paz, lamentablemente.

Para el doctor en Paz, por la Universidad Nacional de la Educación a Distancia (UNED), la situación en Ucrania es fruto de una guerra que comenzó  concretamente durante los sucesos del Maidán (2013 a 2014) y que en el Donbás provocó que estos años murieran más de 13 mil personas y un fracaso de los planes de paz.

Desde el pasado 24 de febrero, Rusia inició  una invasión bélica a Ucrania, que va camino de cumplir los diez meses en medio de una retórica en ambas partes que aventura la posibilidad de una guerra larga que, ni Kiev, ni Moscú, pueden sostener en el tiempo; encima con un terrible sufrimiento humano generado en la población ucrania, los soldados ucranios en el frente y los soldados rusos que están muriendo por la guerra de Putin.

Pero hay demasiados intereses de por medio entre las potencias fundamentalmente por Estados Unidos que lidera a la OTAN y marca el camino de la resistencia y de la ayuda a Ucrania porque estratégicamente pretende desgastar la figura de Vladimir Putin. Tan solo en nueves meses, el gobierno de Joe Biden, ha entregado a Ucrania  un total de 17 mil 895 millones de euros mientras que el presupuesto militar de España –para 2023– será de 12 mil 317 millones de euros.

Jiménez Olmos me comentó que después de la Segunda Guerra Mundial, todas las veces que han intervenido en un conflicto, tanto Estados Unidos y en su momento la Unión Soviética, no  ha sido para solucionarlo sino más bien para agravar la situación.

Y es que la guerra es un negocio,  un gran negocio, prácticamente una maquinaria de hacer ingentes beneficios a costa del sufrimiento humano y de la destrucción de los países.

 

A COLACIÓN

En unos días más concluirá 2022 y ni Suecia, ni Finlandia, están dentro de la OTAN como algunos expertos creyeron que sucedería sobre todo después de concluida la cita de la OTAN en Madrid, en junio pasado. Tanto los parlamentos de Hungría y de  Turquía, no han dado su visto bueno para el ingreso de ambos países a la Alianza.

Finlandia y Suecia provocan el interés de Estados Unidos por el Ártico y es que, si se cumplen los pronósticos, por el cambio climático, el deshielo provocará la apertura de nuevas rutas marítimas. Y eso significa mucho para todas las potencias.

Además de la invasión a Ucrania, otro punto negativo es que a nivel mundial ha aumentado el gasto militar que ya venía alto desde el año pasado, según recoge el libro de Jiménez Olmos.

En 2021, los diez países con mayor gasto militar fueron: Estados Unidos, China, India, Reino Unido, Rusia, Francia, Alemania, Arabia Saudita, Japón y Corea del Sur.

Para 2022, el compromiso sobre todo de los 30 países miembros de la OTAN, es aumentar el gasto militar al 2% del PIB para alcanzar dicho compromiso antes de dos años e invertir más en I+D+i en innovaciones militares.

@claudialunapale