La planeación es sensible

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La Agenda Nacional de Riesgos (ANR) es el documento estratégico y prospectivo que orienta las operaciones del Sistema de Seguridad Nacional, a partir de la identificación de manera anual de aquellos fenómenos que pueden vulnerar los intereses y objetivos nacionales, focalizando la atención que el Sistema de Seguridad Nacional presta a cada uno de ellos.

Para su elaboración se toma en cuenta el contenido del Plan Nacional de Desarrollo (PND), así como del Programa Sectorial respectivo que, entre otras cosas contiene, un análisis y un diagnóstico de cada uno de los campos del poder que abarca la seguridad nacional. Este es un documento alejado de juicios de valor unipersonal o político. En él se vierte el estado de los riesgos y amenazas.

Esta es una de las razones por las cuales, el PND debe estar alineado con los objetivos nacionales que se desprenden de la Constitución, para que, junto con el Presupuesto de Egresos de la Federación, se constituyan como los instrumentos de donde se obtienen las grandes políticas nacionales en el país, cuyo diseño es capaz de modificar o alterar las diversas expresiones o campos del poder: político, económico, psicosocial, militar, tecnológico y diplomático. Es en la suma de todos estos campos en donde radica el poder nacional de cualquier país.

Entre los fenómenos que seguramente tiene la ANR como riesgos lo constituyen, entre otros, la corrupción, la impunidad, la ausencia de la aplicación del Estado de derecho, todo esto en detrimento de la democracia mexicana, así como la conducta de los actores políticos.

Los anhelos del pueblo mexicano que se encuentran expresados en los objetivos nacionales de la Constitución, son el valor supremo del Estado mexicano. Ahí subyace la sensibilidad de los gobernantes.

Para lograr la sincronía entre la ANR, el PND o los demás textos de planeación de seguridad es necesario e indispensable desvincular el carácter político de la dirección de los órganos de seguridad y sin el reforzamiento de controles internos y la supervisión externa, difícilmente la función de Estado de seguridad podrá aportar sus beneficios a los asuntos contenidos en la Agenda Nacional de Riesgo, como la economía, la sociedad o el combate a la corrupción.

Las políticas de Estado contenidas en la Constitución y en el Plan Nacional de Desarrollo parece que están alejadas de los propósitos de la cuarta transformación. Juárez, Madero o Lázaro Cárdenas además de que tuvieron rivales políticos, lograron separar el valor político de la necesidad ciudadana.

Por eso Juárez le retiró a la iglesia funciones con las que creó la institución del registro civil; Madero logró la no reelección y Cárdenas el crecimiento económico con instituciones sociales.

Ojalá los esfuerzos en seguridad de la cuarta transformación sean lo suficiente. Por ahora resulta difícil.

El autor es Maestro en Seguridad Nacional por la Armada de México

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