Resulta increíble lo que dice Alejandro Murat Hinojosa en redes sociales. Bueno, sí se puede creer porque hizo casi lo mismo cuando pretendía convertirse en candidato del PRI a la gubernatura de Oaxaca: Mentirle a la militancia priista, primero hablándole bonito para luego abandonarla a su suerte.
En el 2016 el priista Alejandro Murat ganó la gubernatura oaxaqueña por 525 mil 858 votos postulado por la coalición “Juntos hacemos más” (PRI-PVEM-PANAL); siendo unos 450 mil votos priistas y el resto de los otros dos partidos.
Y cuando concluyó su mandato entregó muy malas cuentas como jefe político del priismo oaxaqueño: El candidato del PRI a sucederlo, Alejandro Avilés Álvarez, obtuvo 287 mil 998 votos postulado en coalición con el PRD, de los cuales unos 249 mil fueron emitidos para el Revolucionario Institucional y aproximadamente 31 mil para el partido del Sol Azteca.
En seis años la votación del PRI se cayó casi 50%.
Y no solo eso, sino que en las elecciones celebradas en ese lapso perdió prácticamente todo: Las senadurías de mayoría relativa, las 10 diputaciones federales, 23 de 25 diputaciones locales y municipios importantes, entre éstos la capital oaxaqueña.
¿Con tales resultados tiene cara para buscar ser postulado a cargo de elección popular para las elecciones federales de 2024? Porque ese es el propósito de su recorrido por diversas entidades federativas promoviendo el proyecto #piensaAMéxico, ¿no?
Distinto sería haber entregado buenas cuentas como mando político del PRI en Oaxaca: Que este partido retuviera la gubernatura, al menos la mitad de las diputaciones federales y locales, así como municipios importantes como Santa María Huatulco.
Sin embargo, no fue así. Incluso, después de cada derrota electoral hubo priistas que le reclamaron su desatención al PRI, el cual era muy mediático en épocas electorales, pero en campo nadie movía un dedo más que las personas candidatas enviadas al matadero. Era como si hubiese arreglo para la victoria de Morena.
Claro, en las derrotas priistas también influyó la impresión de la ciudadanía sobre el ejercicio de gobierno del entonces gobernador Alejandro Murat.
Muy pocas veces, prácticamente contadas con los dedos de una mano, Alejandro Murat como jefe político del PRI sostuvo encuentros cálidos con la militancia priista oaxaqueña, con diputados y diputadas, como sí lo ha hecho en las entidades federativas que ha visitado.
Como su gira es nacional, seguramente Alejandro Murat busca la candidatura del PRI a la Presidencia de México, salvo que sea estrategia para obtener al menos la postulación en la lista pluri al Senado, además de candidaturas para integrantes de su grupo político.
¿O qué busca?
En círculos políticos se ha dicho que busca descarrilar al PRI junto con el dirigente nacional de este partido, Alejandro Moreno Cárdenas (“Alito”). Quizá no sea para tanto, porque entonces ambos saldrían perjudicados; se quedarían sin cargos partidistas y populares para ellos y su élite.
Quizá solamente busquen mantener el registro del PRI y su control, y en consecuencia todos los privilegios que otorga un partido político nacional, máxime ahora que la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación declaró la procedencia de la prórroga de la dirigencia de “Alito”, lo cual ha fortalecido al campechano.
Incluso, la prórroga hasta beneficia a Alejandro Murat por su cercana relación con Moreno Cárdenas, salvo que éste decida excluirlo de toda candidatura, empezando por la presidencial, pues el tocayo también la quiere. Y a decir verdad, ambos tienen el legítimo derecho a ser postulados por el PRI.
A ver qué dicen el PAN y el PRD si acaso conforman junto con el PRI la coalición “Va por México”.
Por cierto, en círculos políticos también han dicho que el tricolor de “Alito” y/o Alejandro Murat buscan descarrilar la pretendida alianza con el propósito de que Morena gane sin mayor problema la Presidencia de la República, la mayoría en las cámaras del Congreso de la Unión, la jefatura de gobierno de la Ciudad de México y la mayoría de las ocho gubernaturas a renovarse en 2024.
Y como “amor con amor se paga”, Morena podría pactar con el PRI para el PRI un buen número de diputaciones federales y locales, alcaldías y presidencias municipales en las elecciones concurrentes. Mejor pactar con el Revolucionario Institucional que con el PAN, al cual el presidente Andrés Manuel López Obrador no puede ver ni en pintura.
Un run run con cierta lógica política.
Máxime considerando que el presidente AMLO apapachó mucho a Alejandro Murat como gobernador de Oaxaca; hasta lo elogió por siempre haber colaborado con el Gobierno Federal. Y “Alito” ha colaborado algunas ocasiones para aprobar iniciativas del tabasqueño en la Cámara de Diputados Federal.
En fin, lo cierto es que Morena tiene alta probabilidad de ganar en 2024 al menos la Presidencia de la República, con o sin la ayuda del PRI de “Alito”, con o sin la colaboración de Alejandro Murat, con o sin alianza opositora enfrente. Aunque tal vez no sea un triunfo demoledor como en 2018.
Sin embargo, el “divide y vencerás” siempre funciona para contribuir a una derrota. Por ejemplo, funcionó en Oaxaca en el 2010, mismos priistas dividieron al PRI y perdió por primera vez la gubernatura; funcionó en 2016, el Revolucionario Institucional dividió a la izquierda y ésta perdió.