Proceso político morenista, ¿final feliz o ruptura?

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Viene el desenlace del proceso político de Morena y aliados para definir titular de la Coordinación para la Defensa de la Transformación, cargo que en los hechos representa la candidatura presidencial anticipada rumbo a las elecciones de 2024.

Un desenlace que genera expectación sobre un final feliz o ruptura, no sobre quién de las seis personas aspirantes ganará la encuesta oficial, porque todo parece indicar que será Claudia Sheinbaum, porque ha sido puntero en diversos estudios demoscópicos, porque es la favorita de AMLO y porque las estructuras morenistas están a su favor.

Será ella, salvo que ocurra algo inesperado. Por ejemplo, un resultado distinto por orden desde Palacio Nacional,  la cancelación de la encuesta o la declinación de ella a favor de su más cercano competidor: Marcelo Ebrard, quien junto con sus simpatizantes cercanos han insistido en la existencia de irregularidades en el levantamiento del estudio demoscópico. Por cierto, en una competencia las quejas vienen de quien va perdiendo, aunque no es la regla.

El final feliz o la ruptura importan en el contexto de una oposición (PAN-PRI-PRD) que salió fortalecida de su respectivo proceso político del cual emanó la competitiva candidatura presidencial de Xóchitl Gálvez Ruiz, primeramente como Responsable Nacional de la Construcción del Frente Amplio por México.

Una ruptura de Morena y aliados fortalecería más al Frente.

Tal vez el final feliz en el proceso político de Morena y aliados no ocurra al conocerse el resultado de la encuesta oficial. La militancia de izquierda no está hecha para aceptar la derrota. Entonces es previsible la protesta, la denuncia pública y hasta las impugnaciones.

Tal vez el final feliz en el movimiento sea un desenlace posterior, producto de la operación cicatriz, de la incorporación de las ‘corcholatas’ perdedoras al equipo de la ‘corcholata’ ganadora, la postulación a otro cargo popular como premio de consolación o la promesa de integración al gabinete.

Un final feliz facilita la unidad que Morena y aliados necesitan para un resultado holgado en la elección presidencial de 2024, considerando que para entonces no tendrán el respaldo apabullante de la sociedad civil como en el 2018.

¡Cómo cambian los tiempos y las circunstancias!

Hace cinco años, en la víspera de su primera competencia presidencial en el movimiento representado por Morena había unidad y tenía un único virtual candidato: Andrés Manuel López Obrador, fuerte, sin sombra alguna interna y externamente.

Hoy el movimiento morenista llega a la víspera de su segunda competencia presidencial con una endeble unidad y con seis aspirantes a la candidatura presidencial: Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Adán Augusto López Hernández y Ricardo Monreal, de Morena; Manuel Velasco del Partido Verde (PVEM) y Gerardo Fernández Noroña del Partido del Trabajo (PT).

Una unidad aparentemente en vilo debido al proceso político para decidir en realidad la candidatura presidencial, cuyo desenlace es incierto.

Lo único cierto es que en estos momentos la unidad del movimiento, del partido guinda, ya no es la misma que en el 2018.

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