Las cuentas alegres de la dirigencia nacional de Morena

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En la página web de Morena hay un comunicado con el siguiente encabezado: “Tres años de la renovación de la dirigencia nacional de Morena: organización, institucionalización y victorias electorales.”

Obviamente se refiere a los tres años de Mario Delgado Carrillo y Citlalli Hernández Mora como presidente y secretaria general del Comité Ejecutivo Nacional de Morena, cargos que asumieron en el 2020 tras la elección interna de la cual salió molesto Porfirio Muñoz Ledo.

Es prácticamente una síntesis del 2020 a la fecha de acciones de la actual dirigencia, la cual encontró un partido “sin rumbo y a la deriva debido a un sinfín de conflictos internos”, pero “afortunadamente, la nueva dirigencia nacional logró apagar las disputas e institucionalizar a Morena, lo que trajo como consecuencia un partido sólido y eficaz.”

Y desde entonces “Morena ha logrado reorganizarse, movilizarse y convertirse en el partido más ganador de la historia reciente de México.”

Como se dice en el argot común: ‘Le echaron mucha crema a sus tacos’. O en otras palabras: Se alabaron en exceso.

Ciertamente (como se dice en el comunicado) entre 2021 y 2023 Morena ha ganado, junto con sus partidos aliados, 17 gubernaturas y las principales capitales del país, quitándole, además, a los partidos de oposición sus principales bastiones. Ahora gobierna a más de 90 millones de mexicanos y mexicanas.

Sin embargo, no todo el mérito es de la dirigencia nacional, sino más bien es compartido con el jefe político de Morena, Andrés Manuel López Obrador, quien ha resultado un audaz estratega electoral con una táctica diaria en la materia. Mario y Citlalli han tenido la virtud de ejecutar las decisiones del tabasqueño.

¿Será lo mismo cuando AMLO ya no esté en la Presidencia de la República? Si Claudia Sheibaum gana las elecciones presidenciales del 2024 tal vez sea casi lo mismo, no por la persona, sino porque Morena como partido en el poder sigue el esquema priista: El mandatario en turno se convierte en el gurú del partido.

A menos que a partir de noviembre del 2024 sea distinto.

En fin, esa será otra historia.

Retomando el tema: Además, algunos gobernadores y algunas gobernadoras emanados de Morena también tienen mérito en los triunfos electorales. Porque se dedicaron a construir su candidatura, su base político-social; no se sentaron a esperar la bendición de Mario Delgado.

Por ejemplo, el mandatario de Oaxaca, Salomón Jara Cruz, quien junto con AMLO recorrió los 570 municipios de la entidad y los sigue recorriendo. Lástima que una de sus propuestas al Senado de la República se atenga a la fuerza de la marca Morena, de López Obrador y del gobernador.

Esa también es otra historia.

En su comunicado, Morena aludió al fracaso de la oposición en 2018, en 2021, en 2022, en 2023 “y lo harán de nuevo en 2024.”  Vaya, son cuentas muy alegres, como si el partido guinda tuviera una bola de cristal. A ver si después de la elección del próximo año, no se le borra la sonrisa a los miembros de la dirigencia nacional de Morena.

Porque el partido guinda y aliados quizá ganen, pero no carro completo. La próxima elección representa una prueba de fuego para Morena, no solo en cuanto a retener la Presidencia de la República, sino en cuanto a ganar la mayoría de las cámaras del Congreso de la Unión, además de la jefatura de gobierno de la Ciudad de México y la mayoría de las ocho gubernaturas en juego.

Imagínense que pierda la capital del país y que no gane la mayoría legislativa.

Por eso es mejor esperar a las elecciones del 2024 para los mensajes triunfalistas. No sea que después de junio del próximo año, en Morena anden buscando culpables. Parece que no será así del todo, pero por si acaso, viene bien guardar prudencia.

LAS ENCUESTAS

En el mismo comunicado en comento, Morena dice que:

“Desde el Comité Ejecutivo Nacional del partido se han hecho valer los principios y la esencia de Morena, dejando las decisiones más importantes en manos de la gente a través de las encuestas, pues los diferentes procesos de selección de las y los candidatos del Movimiento se han caracterizado por estar abiertos a todas y todos los militantes y simpatizantes, lo que ha hecho de Morena un partido abierto y plural.”

 Podría decirse que hasta el momento le ha funcionado el método de la encuesta para validar definiciones previas, con excepción de la candidatura a la gubernatura de Coahuila y de la coordinación nacional para la Defensa de la Transformación que en sí es la candidatura presidencial anticipada. En aquella entidad perdió el candidato emanado de la ‘voluntad de la gente’ y, el proceso político para la coordinación se vio empañado por la inconformidad de Marcelo Ebrard.

Esa es otra prueba de fuego para Morena rumbo a las elecciones concurrentes del 2024: La unidad como resultado de las encuestas para la definición de candidaturas a los cargos populares federales y locales.

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