“¡Tú, échale huevos…!”, le dijeron a Alito

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Los dirigentes partidistas iban delante en la comitiva de Xóchitl Gálvez Ruiz, casi a punto de llegar al estrado en el Jardín el Pañuelito, en el Centro Histórico de la Ciudad de Oaxaca. Ella demoraba entretenida tomándose selfies con simpatizantes priistas, perredistas y panistas que estaban del otro lado de las vallas metálicas que abrían camino en la de por sí estrecha calle empedrada.

Marko Cortés Mendoza, del PAN, con su clásica chamarra azul pasó en medio de las vallas repartiendo sonrisas y saludos de lejitos con una mano. Pasos atrás Alejandro Moreno Cárdenas (Alito), del PRI, hacía lo mismo, pero casi pegado a la valla, cuando un simpatizante de la precandidata presidencial le dio un manazo al tiempo de decirle con airado tono de reclamo:

“¡Tú, échale huevos…!”

Al sentir el espontáneo manazo del simpatizante sobre su brazo derecho, Alito se volteó tan rápido como pudo, con gesto de enojo regresó dos pasos para devolverle el manazo al seguidor de Xóchitl; un señor tal vez de unos 40 años de edad, moreno, delgado, de poco cabello, que portaba cubrebocas azul marino.

“¿¡Qué te pasa!? ¡Tengo huevos!?”, le reviró Alito con la intención de darle otro manazo, pero sus acompañantes lo jalaron. También lo jaló la fuerza del río de gente que se dirigía al templete entre las vallas. Las mejillas del dirigente nacional del PRI enrojecieron tanto de ira como el color de su camisa.

Una mujer jaló del brazo al señor como pidiéndole calmarse; él exclamó: “¡Pues que le eche huevos!” Muy sincero el simpatizante de la precandidata, que ve lo que en los últimos meses ha sido evidente: Los dirigentes partidistas de la coalición “Fuerza y Corazón por México” han estado muy pasivos respecto a la precampaña presidencial de Xóchitl.

Tras la conclusión del proceso político para designar Responsable Nacional para la Construcción del Frente Amplio por México, las dirigencias partidistas se replegaron, aunque la del PAN se vio algo más activa. La del PRI, en voz de Alito, regresó de las fiestas decembrinas pidiendo a la militancia priista dar la cara por Xóchitl.

Marko Cortés no pasó tan pegado a la valla, que si no, tal vez el señor también le hubiese asentado un manazo. Igual al dirigente nacional del PRD, Jesús Zambrano, quien de plano no asistió a Oaxaca; por este partido estaba Eloí Vázquez López, oaxaqueño, miembro del Consejo Nacional perredista.

El iracundo simpatizante de Xóchitl se calmó sin remediar un ataque de risa por atreverse a darle un manazo al actual dios de los priistas: Alito.

Antes de llegar al jardín El Pañuelito, se alistaba la calenda organizada por la militancia priista para acompañar estruendosamente a la precandidata hasta el lugar del mitin.

En Oaxaca, las calendas acompañan a los mayordomos en las festividades tradicionales de los pueblos, a los novios en una boda, o anuncian la víspera de la Guelaguetza. Anfitriones y personas invitadas a la fiesta caminan por las principales calles con banda de música, danzantes que bailan la tradición, globos gigantes, marmotas, cohetes y más.

La calenda priista salió alrededor de las 16:30 horas cuadras arriba del jardín El Pañuelito, desde el punto conocido como Cruz de Piedra, donde pequeños contingentes se concentraron con anticipación. Eran tan pequeños y desangelados que auguraban fracaso.

Pero poco a poco la concentración se masificó contagiada de sed de victoria electoral. Nadita que ver con las mega calendas que solía organizar el otrora partidazo, pero tampoco quedó mal. Había globos gigantes, pero en vez del nombre de la comunidad, llevaban el nombre de Xóchitl; marmotas, mujeres ataviadas con trajes regionales, sobre todo del Istmo, de la Costa, de Valles Centrales; y hasta un grupo de indígenas tacuates.

La calenda avanzó unas dos cuadras sobre la calle de García Vigil, deteniéndose a la altura del histórico edificio que fue parte del antiguo Convento del Carmen Alto, donde por años se alojó la sede del Registro Civil y que hoy forma parte del conjunto del Centro Gastronómico de Oaxaca.

Aún no llegaban ni Xóchitl Gálvez, ni los dirigentes partidistas, cuya demora desató una ola de conjeturas sobre si estaban terminando de amarrar candidaturas y la coalición para el senado y diputaciones federales, así como para los cargos populares locales, porque hasta ahora Oaxaca está excluida de la coalición federal y todavía no se concreta a nivel local. O si estaban comiendo en alguno de los restaurantes lujosos y caros del Centro Histórico.

En cuanto a candidaturas, en una reunión anterior Marko Cortés despejó la duda: Griselda Galicia García será la candidata del PAN por la fórmula femenina oaxaqueña (pero también va en la lista pluri). A priistas y perredistas no les quedó claro si concretarán o no la coalición modificando el respectivo convenio, o se queda como está y entonces en Oaxaca los tres partidos compiten en solitario.

Un barullo anunció la llegada de Alito por la calle de García Vigil, del lado del templo del Carmen Alto. Venía acompañado del delegado del Comité Nacional, Javier Casique; de la presidenta estatal del PRI, Carmelita Ricárdez; y de Alejandro Avilés Álvarez, diputado local y ex candidato a la gubernatura oaxaqueña, cuya participación en la elección del 2022, por cierto, provocó el pleito con Alejandro Murat Hinojosa, entonces gobernador.

No le cumplió lo prometido a cambio de contender a la gubernatura en una elección perdida para el PRI, pues Morena tenía toda la ventaja; incluyendo quizá hasta el repliegue de Alejandro Murat como jefe político del priismo oaxaqueño, quien recientemente se declaró afín a la precandidata presidencial morenista Claudia Sheinbaum Pardo tras renunciar al PRI.

Moreno Cárdenas y séquito quedaron parados en medio de la calle mientras esperaban la llegada de Xóchitl Gálvez. Junto a él estaban la secretaria general del PRI estatal, Liz Concha; y aspirantes a candidaturas a cargos populares, entre ellos Martín Vazquez Villanueva, Sofía Castro Ríos y Claudia Silva Fernández. Prácticamente estaban cercados por la militancia que quería saludar a Alito, y en el intento se empujaban y apachurraban.

Una señora bien vestida, de cabello lacio, hablaba en voz alta como queriendo reclamarle algo a Alito. Pero era tanto el barullo y tantos los empujones que era inaudible. Y la señora tampoco llevaba intenciones de pelear o evidenciar al dirigente nacional del PRI. Más bien se trataba de desahogar su enojo como militante.

“Quiero preguntarle por qué se ha ido tanta gente del PRI. Yo soy priista, tengo mi credencial del partido, y me da tristeza que la gente se vaya”, dijo la señora, mientras una mujer le proponía: “Por qué no se viene usted conmigo al ONMPRI.” Pero la señora sin responder optó por caminar para participar en la calenda.

Xóchil Gálvez llegó por una calle adyacente, acompañada del dirigente nacional del PAN. Vestía huipil de bordados en tonos rosa y fondo azul. Se integró al contingente para empezar el breve recorrido de la calenda de unas cinco cuadras hasta el jardín El Pañuelito, que es un espacio pequeño localizado entre angostas calles empedradas, al costado del monumental templo de Santo Domingo de Guzmán.

La calenda avanzó entre música de bandas, vítores, porras y arengas: “¡Xóchitl, hermana, tú sí eres mexicana!”; “¡Morena decía que todo cambiaría; mentira, mentira, es la misma porquería!” Está última arenga también le daba su raspón a los partidos de la coalición “Fuerza y Corazón por México”. Pero la militancia la coreaba sin percatarse de ello.

El dirigente estatal de la CNOP, Paco Villareal, se lució con su contingente. Cada sector, cada organización, y aspirantes a cargos populares llevó un contingente, que se distinguían por portar camisetas o gorras con siglas o nombres.

Pronto llegaron al jardín El Pañuelito, donde se hizo notar la militancia panista, pues banderines azules con las siglas del PAN predominaban en el lugar. Los banderines del PRD se veían en menor número, cuyo contingente también participó en la calenda.

Entre empujones, la comitiva se introdujo en el camino dispuesto entre vallas metálicas. Avanzaba lento porque Xóchitl se detenía a saludar y sacarse la selfie con simpatizantes. Los dirigentes partidistas iban hasta adelante. Fue en ese momento en que un simpatizante le dio el manazo a Alito.

Ya en el mitin, primero hablaron los dirigentes partidistas. Y Alejandro Moreno Cárdenas dijo una gran verdad: “Las elecciones se ganan con votos, no con buenas intenciones”.

Xóchitl cerró la lista de oradores. Se refirió a su adversaria Claudia Sheinbaum como la precandidata de la “oligarquía”, aludió al enojo del presidente AMLO porque éste bajó en popularidad; insistió en que no planea quitar los programas sociales, y recordó que como titular de la Comisión de Desarrollo de los Pueblos Indígenas resolvió varios conflictos entre pueblos oaxaqueños, llevó electrificación e impulsó la apertura de caminos.

Y ahora el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (que sustituyó a la Comisión) está tomado desde hace tiempo, dirigido por un oaxaqueño (Adelfo Regino).

La mayor parte de su discurso estuvo dirigido a los pueblos indígenas. En estos, parece, tiene su apuesta electoral en Oaxaca. Mientras hablaba, personas del público le dieron regalos: Un huipil de la Sierra Juárez, un cántaro de barro rojo y otras artesanías.

Empezaba a oscurecer cuando Xóchitl concluyó con su frase que prácticamente es una súplica: “Los necesito, no puedo sola; los necesito a todos”.

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