Machismo

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Rosie trabajaba en una clínica, que entre sus actividades impartía cursos para personas acusadas de violencia doméstica, aunque era una actividad educativa ordenada como castigo por un juez, en caso de reincidencia el castigo era mayor. Por lo menos un “estudiante” en medio del curso decía, llegando a la casa le voy a poner una buena a la mujer. Quiere decir que el curso servía de poco para alterar su ánimo y motivación violenta que lo convertían en abusador, y no estaba dispuesto a aprender un comportamiento distinto.

Cuando viajo en el metro de la CDMX o el metrobus, me encuentro con zonas reservadas para mujeres, vagones donde la mujer está a salvo de los patanes que aprovechan la aglomeración para agredir a la mujer. El proteger a la víctima está muy bien, pero es una medida ineficaz para cambiar la conducta del agresor, el que aprovechará cualquier oportunidad para actuar.

Mientras que un sistema (EUA) cree firmemente en el castigo como medida de corrección, el otro (México) cree en la prevención, pero ambos fracasan en su objetivo último que es erradicar la cultura machista.

La cultura que pone al hombre por encima de la mujer tienen una base sólida en las enseñanzas bíblicas, donde la mujer sale de una porción del hombre, o sea que su existencia deviene del hombre, y es la culpable de la desobediencia y la transgresión que los expulsa del paraíso. Las religiones monoteístas se consolidan sobre esa noción de la inferioridad de la mujer y llegan al extremo de obligarlas a cubrirse y a ser “merecedoras” de castigos corporales si contravienen principios o valores, definidos por los hombres.

La noción de “superioridad” masculina esta arraigada profundamente en la psique del hombre, al grado que cree tener la posesión del derecho a doblegar, castigar a la mujer, inclusive a matarla.

Me pregunto ¿cuál debe ser el evento o suceso que cambie drásticamente un patrón cultural de este tipo? ¿Acaso el cambio puede darse con la política?

México ha tenido gobernadoras, diputadas, senadoras, presidentas municipales, jefas de policía sin que al parecer haya mucho cambio; finalmente tendrá una presidenta de la república, la mujer romperá el techo de cristal y ocupará el puesto máximo de la política. De aquí se desprenden varias preguntas. Supongo por las encuestas y otros factores que ganará Claudia.

1)  Claudia ¿gobernará como hombre? O sea con los estilos, valores y prácticas que hemos visto hasta ahora.

2) ¿Gobernará como mujer? Hasta ahora no hemos visto un estilo femenino de hacer política en ese nivel, lo que abre la incertidumbre.

3) ¿Cuánto influirá sobre la cultura machista el hecho que una mujer sea presidenta?

4) Claudia llega con un cuerpo de mujeres jóvenes con fuerte ideología, lo que permite considerar que actúen al unísono dándole una perspectiva distinta a la política y permite predecir que en el 2030 otra vez será mujer la presidenta. ¿Cómo van a reaccionar los hombres en el contexto de MORENA?

Por su parte, en caso de ganar, ¿Xóchitl podrá gobernar fuera de la influencia de los hombres que la rodean, algunos de ellos no pasarían ningún examen de ética? ¿Hace política como mujer? Su lenguaje se asocia más bien con un carretonero que con el de una profesionista, y no tengo prejuicio contra los carretoneros.

¿Qué esperamos de una mujer, que cree instituciones para mujeres, espacios para mujeres, orientaciones femeninas?

Cada una de las  preguntas anteriores tiene consecuencias muy particulares.

Hablar que es tiempo de mujeres puede tener una significación sistémica profunda, a menos que se trate de que ahora es nuestro turno, y de ser ese el caso se perderá una gran oportunidad para incidir en los aspectos culturales que refuerzan al agresor que siente que puede serlo por ser hombre.

Me dice Tere que la mujer debe dejar de ser sumisa, abnegada, que guarda silencio ante la agresión masculina, debe adquirir una identidad y espacio propio. Debe dejar de ser un complemento del esposo, hijo, padre, patrón, supervisor. La mujer hasta la fecha, aún las que son proveedoras, se convierten en dependientes al aceptar la autoridad masculina,

El tiempo de mujeres debe crear féminas que reclaman su espacio y forzar que las relaciones giren alrededor de ellas, de alguna manera, si las relaciones familiares son relaciones de poder, la mujer debe ser tomar el poder y hacer pesar su posición, y la mujer que está en el poder político debe introducir un sistema valorativo y hasta simbólico distinto.

Sería apropiado reescribir los libros de historia que ponen a la mujer como un aditamento, que ocasionalmente ayuda en sucesos considerados menores despojándolos de su sustancia. A final de cuentas la historia de la humanidad también se escribe en la mesa de la cocina, como lo demostró Golda Meir, y la historia esta hecha de sucesos que parecen menores pero dan cauce a grandes cambios..