Tiene razón Beatriz Gutiérrez Müller al sostener:
“Defiendo y defenderé el derecho que tienen los familiares de políticos a ser respetados en su persona y vida privada.
“Por más que quieran vincular (de un lado u otro) a los consanguíneos para beneficiar o perjudicar a alguien por cuestiones políticas, el problema no es con ellos. Los padres, los hijos, los familiares NO somos responsables de los actos de ellos; solo de los nuestros. Cuando somos mayores de edad, cada cual también debe ser consecuente de los suyos. Los niños y menores están todavía más aparte. Es abominable que ataquen a estos últimos.
“Los errores, las equivocaciones o delitos de alguien de la familia, así como sus aciertos, victorias o magnanimidades no son transferibles ni hereditarias, creo, en ningún lugar del mundo. E(n) México, segura de que no.”
Exacto.
Ni siquiera el derecho penal trasciende a los familiares de la persona que ha cometido un delito. Porque la única persona sujeta al reproche del Estado es quien comete la conducta típica. Igual debe ser en la política y en todos los campos de la vida.
Sin embargo, se ha vuelto una pésima costumbre señalar a los familiares por los errores o delitos de quien los comete, sobre todo en política y más cuando se atraviesa la época electoral con tal de restarle votos al adversario a base del desprestigio por conductas de terceros.
Y no se dan cuenta del daño emocional, laboral, que pueden generar a quien paga los platos rotos solamente por ser familiar.
Vaya, se ha llegado al extremo de referir hasta vínculos de amistad o de trabajo. Por ejemplo, hace unos días leía una nota donde señalaban a la mujer involucrada en el asesinato de la niña Camila, haciendo referencia de que era amiga de una ex colaboradora de Xóchitl Gálvez. ¿Qué tiene qué ver una cosa con otra?
Mala leche, nada más.
O como cuando sacaron a colación al hijo de Beatriz Gutiérrez Müller, el hijo más pequeño del presidente Andrés Manuel López Obrador, criticando y burlándose de su aspecto físico con el ánimo de perjudicar, de molestar a AMLO. Francamente fue una bajeza.
Tal vez al sentirlo en carne propia como madre, Beatriz sale en defensa del hijo de la candidata presidencial opositora Xóchitl Gálvez Ruiz, Juan Pablo Sánchez, a quien en redes sociales le sacaron un video de hace un año donde se le ve en estado inconveniente, prepotente, agrediendo a personal de seguridad.
Y como es época electoral, momento de campaña política, pues alguien se dio a la tarea de subir el video con el propósito de dañar a Xóchilt como candidata presidencial de la oposición, máxime que Juan Pablo venía coordinado la red de jóvenes.
Eso es otra cosa, la madre, el madre, no deberían involucrar a los hijos en sus asuntos político electorales; meterlos al juego los hace vulnerables y los convierte en ganchos de agresión al objetivo principal que son los padres.
Además involucrar a los hijos en política electoral es como enseñarles un camino bastante pervertido en México. Ya si los hijos deciden involucrarse por voluntad o vocación propia será su problema y su absoluta responsabilidad.
Como sea, como dice Beatriz Gutiérrez Müller “cada quien es responsable de sus actos”.
En fin, que tras la exhibición del video Juan Pablo renunció a seguir participando en la campaña de Xóchitl coordinando la red de jóvenes. Hizo bien. La campaña política es asunto de ella.
La postura de Beatriz es muy humana, diplomática y tal vez oportuna para frenar campañas negras a costa de familiares de las personas candidatas tanto a la Presidencia de la República como a los demás cargos populares en juego rumbo a las elecciones de junio próximo.
Gutiérrez Müller pidió: “Un favor a los políticos en campaña y a sus equipos: jueguen limpio. Quizá es mucho pedir. Pero, como mexicana, rechazo que los familiares sigan siendo ‘daños colaterales”‘.
Y tiene razón.
Incluso si familiares de los presidenciables o de cualquier otro candidato, candidata, se encuentran involucrados en ilícitos relacionados con la administración pública o la política partidista, que sean juzgados y sancionados por las autoridades competentes previa denuncia formal y que ésta se presente fuera de los tiempos electorales.
O dentro de éstos, pero sin tanta publicidad. Porque entonces la presentación de la denuncia persigue fines de propaganda electoral, no de justicia.
Por cierto, Xóchilt Gálvez recientemente presentó denuncia en contra de los hijos de AMLO por presuntos actos de corrupción. ¿Por qué no lo hizo antes del inicio de la campaña?
En fin, el derecho de familiares de políticos a ser respetados en su persona y vida privada, quizá termina cuando son corresponsables de conductas indebidas, pero la acusación debe salir de la campaña electoral, la cual debería centrarse en propuestas y entre las personas candidatas.
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