La irrupción de la emergencia sanitaria ha dejado la sensación de que el destino alcanzó a la humanidad, más pronto que tarde, metiéndola de lleno en la era digital y obligando a una rápida reconversión de los sistemas productivos e interactivos pasados por los cables de la fibra óptica y la red 5G.
Desde los teleservicios, la economía digital, la atención sanitaria online hasta, finalmente, el acelerón en la producción de los coches eléctricos y la puesta en marcha de ideas como los vehículos de conducción autónoma; así se rediseña el mundo en plena pandemia para resurgir de las cenizas más fuerte y mejor preparado ante la incertidumbre intrínseca a los acontecimientos imprevisibles.
En la opinión de Andrew Cox, codirector de Infraestructuras de Allianz Capital Partners, la pandemia ha sacado a la luz las diferencias en sostenibilidad y resiliencia en el renglón de las infraestructuras tales como aeropuertos, carreteras, transporte público, servicio de agua, de electricidad, redes de gas; de fibra y en general de servicios públicos.
Las infraestructuras, afirma el consultor, jugarán un papel vital en la recuperación y en el rediseño del mundo poscoronavirus que será más verde, más limpio, más sustentable y con ciudadanos más racionales en la toma de decisiones.
Pero también habrá espacios urbanos mejor dotados de servicios primordialmente en aquellas zonas geográficas cuya economía se encuentra entre los baremos de precariedad y en los valores del salario mínimo.
El Banco Mundial señala que el coronavirus, su extensión e incidencia, sin fronteras, sin conocer de razas, de sexos, ni de riqueza o de pobreza ha llevado a los gobiernos a tomar decisiones extremas en aras de dotar de servicios públicos de urgencia a zonas urbanas carentes de dotación de agua potable, sanitarios o luz.
La recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) acerca del útil lavado de manos e higiene ante el SARS-CoV-2 ha motivado que los servicios públicos atiendan primordialmente a esas masas de población tradicionalmente desatendidas o bien olvidadas por la administración pública.
“Muchas de las respuestas dirigidas por las ciudades se han centrado en dos esferas: la prestación de servicios básicos como el abastecimiento de agua, saneamiento, higiene y nutrición; y la mejora de las comunicaciones y las estrategias relacionadas con el coronavirus”, indica el Banco Mundial.
A COLACIÓN
Dos especialistas del organismo internacional, Somik Lall y Sameh Wahba, han documentado cómo varias ciudades sumidas en una pobreza anquilosada han experimentado -en corto tiempo- la llegada de suministros ante la inusitada presión impuesta por la urgencia sanitaria.
“Yakarta ha renovado sus informales kampungs con contenedores de agua y dispensadores de jabón públicos de bajo costo, como parte de un programa de concientización de la comunidad. En Monrovia, Liberia, la Alianza de las Ciudades ha respaldado los esfuerzos de difusión en asentamientos informales para crear conciencia acerca de las medidas básicas de higiene y la gestión de desechos. En muchas ciudades del mundo se han implementado medidas similares”, de acuerdo con su estudio publicado.
Bajo el título de “La construcción de las ciudades inclusivas y sostenibles” Lall y Wahba esgrimen que será necesario reestructurar la densidad en las ciudades para construir mejor que antes.
Los autores del dossier enfatizaron que “la pandemia ha puesto bajo la lupa las disparidades sociales” pero también “espaciales” dentro de las urbes que son además las zonas más afectadas por los contagios.
De modo concluyente, ambos investigadores, consideran que a medida que los países salen de la pandemia, existe una necesidad urgente de ayudar a las ciudades a reestructurar sus densidades económicas “para que su tejido urbano sea socialmente inclusivo y sostenible” desde el punto de vista ambiental.
La pandemia ha vuelto a revelar la trascendencia de la planificación de Estado y de las políticas públicas de largo alcance para atender necesidades sociales olvidadas.
Las políticas públicas tendrán, según el Banco Mundial, un rol más efectivo e inclusivo debido a la pandemia y lo harán activamente en: 1) Planificar, crear y proteger los espacios públicos; 2) modificar las reglamentaciones para crear una mayor superficie útil; 3) movilizar financiamiento para la infraestructura urbana a fin de fortalecer la capacidad de las comunidades y los gobiernos locales para mejorar las condiciones de vida en los barrios marginales e informales; 4) agua potable y saneamiento de los grifos de agua públicos y los baños comunitarios como servicios esenciales; 5) garantías en los derechos de propiedad sobre la tierra sobre todo en lo que confiere a los asentamientos ilegales; y 6) propiciar los cielos azules.
@claudialunapale