- El mandatario se basa en ficciones ideológicas
- CEESP pidió dejar a la IP invertir en Pemex
- Deuda Pemex: cada mexicano debe 866 dólares
El presidente Andreé Manuel López Obrador (AMLO) ha propiciado un intenso debate en torno a Pemex, con ficciones ideológicas y nacionalistas >inspiradas en los años 70’s del siglo pasado< donde concibe a la petrolera mexicana, como eje de la economía, tratando de ignorar, lo que él considera una “leyenda negra” sobre la empresa del Estado, como un centro de ineficiencia, dispendio y corrupción, sin analizar las cifras de sus pérdidas, falta de productividad y el enorme peso de su deuda; se pone en contra de lo que llama: “tendencia privatizadora” o “extranjerizante”, heredada de la mal llamada Reforma Energética.
En el sexenio pasado de Enrique Peña Nieto, se partió de la idea fundamental de que Pemex requería modernizarse y contar con una administración eficiente, por lo que requería, una verdadera visión empresarial y de mercado, con apoyos de inversiones privadas y tecnológicas, en áreas de exploración y producción, donde la empresa no contaba con los recursos necesarios; lo que permitiría mejorar las finanzas públicas y capitalizarla, reduciendo progresivamente los impuestos. Lo anterior, le permitió a Pemex mantener su calificación positiva, por ejemplo: Fitch “BBB+” 2019.
Desde el arranque de la administración del presidente Lopez Obrador, empezó en los hechos, revertir diferentes aspectos de la Reforma Energética, al margen de la ley, las normas y protocolos, frenando las Rondas petroleras o licitaciones hacia inversionistas privados, limitando y capturando a los organismos autónomos, parando proyectos de inversiones privadas en energías limpias, nombró funcionarios sin conocimientos del sector ni experiencia, etcétera.
El político tabasqueño, no frenó la corrupción en Pemex, ignoró el exceso de trabajadores, prácticas caducas, sin la tecnología adecuada, ineficiencia, mal diseño en las cadenas productivas, instalaciones atrasadas, debilidad de las capacidades internas, incipiente desarrollo de nuevos campos de hidrocarburos y de la industria petroquímica, así como la incapacidad del director general de presentar un plan de negocios realista, congruente y visión de futuro; factores que llevaron a las calificadoras a bajarle la calificación a la empresa paraestatal.
Deterioro del perfil crediticio de Pemex
Lo que se puede desprender de los análisis de las tres calificadoras, es que a su juicio, la política económica que impulsa la administración del presidente Andres Manuel Lopez Obrador, no es la adecuada >considerando la peor recesión, la destrucción de la planta productiva y enorme pérdida de empleos<, lo que se prevé un panorama desolador, sumamente pesimista, al no haber optado por programas contra cíclicos y de apoyo fiscal para proteger el empleo, así como las empresas >Pymes<, en cambio emplea los recursos escasos, para sus obras emblemáticas.
La alta vulnerabilidad de Pemex a los precios internacionales del crudo por su frágil posición de liquidez y la excesiva carga de su deuda, han sido los factores fundamentales para que las calificadoras recortaran a la baja sus notas.
Calificaciones recientes Pemex y deuda Soberana; riesgo para México
Nota. – La línea punteada en blanco, es el umbral de grado de inversión
CEESP pidió dejar a la IP invertir en Pemex
El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), realizó un estudio donde consideró la caída de la economía mexicana, los recursos que le destinaran a Petróleos Mexicanos, tomando en cuenta que sus cálculos indican que las pérdidas financieras continuarán y serán mayores por la construcción de la refinería de Dos Bocas; el organismo informó se espera un balance financiero deficitario de 92.7 mil millones de pesos para la empresa productiva del Estado para el cierre del ejercicio fiscal 2021.
Asimismo, el CEESP consideró que la compleja situación de la petrolera requiere de flexibilidad que permita la participación de inversiones privadas en las áreas en las que el gobierno no pueda destinar recursos; ya que conforme a sus análisis: “es muy probable que la construcción de la nueva refinería elevará las pérdidas de Pemex”. Además de la pérdida calculada, la cantidad incluye la aportación del gobierno, pues sin esas transferencias, el diferencial crecería a 133.2 mil millones de pesos.
Por otra parte, Pemex estabiliza su producción de crudo en septiembre, con un promedio de 1.705 millones de barriles diarios, con un leve incremento de 1.3% de la producción de crudo, pero crecen pérdidas, que se ubicaron en 87 mil 858 millones de pesos en el tercer trimestre del año, es decir, no le bastó para tener resultados financieros positivos; de esta manera la empresa sumó cuatro trimestres con números rojos.
En este sentido, Alberto Velázquez, director de finanzas de Pemex, explicó en conferencia con inversionistas que las pérdidas del tercer trimestre derivaron principalmente de dos factores: uno, baja en el precio internacional de la mezcla mexicana y dos, menores ventas en el mercado nacional y en el extranjero
Precisando, el funcionario planteo: “Los menores precios fueron nuestro factor determinante para que nuestras ventas disminuyeran casi 20%, para aminorar estos efectos reaccionamos inmediatamente para reforzar nuestra estrategia de austeridad y de eficiencia en el gasto de la compañía, de esta manera logramos que el costo de ventas se redujera 30% en el periodo que se informa”, apuntó.
Vale la pena destacar que, durante el tercer trimestre, la mezcla mexicana vio una baja en su precio en el mercado internacional de 16.7% con un promedio de 55.1 dólares por barril en el periodo, de esta manera los ingresos de Pemex se redujeron en 88 mil 661 millones de pesos o 20.2% comparado con el periodo de julio a septiembre de 2018; donde las ventas de la empresa cayeron de 439 mil 148 millones de pesos a 350 mil 487 millones de pesos.
Es preocupante el desempeño económico de Pemex, donde arrastra un largo periodo con pérdidas que, por cierto, es el principal rubro en el cual se enfocan las calificadoras, de tal manera, que la estabilización de la producción y la mayor utilización de las refinerías, son factores que no cuentan, ante el predominio de las pérdidas de la paraestatal, especialmente en una situación financiera tan complicada y la restricción de recursos por los que atraviesa la administración del presidente Lopez Obrador.
Con base en los datos del informe de Pemex, informa que, al 30 de septiembre pasado, su deuda se ubicaba en 99 mil 600 millones de dólares; pero según la información de Bloomberg, en 2018 la deuda de la petrolera mexicana superaba los 107 mil millones de dólares.
Baja productividad laboral, alerta para Pemex
La productividad de los trabajadores de Pemex lleva más de una década en situación crítica y de alerta, ya que con una plantilla en la que más de 80% pertenece al Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), cada empleado produce seis veces menos ingresos que uno de la holandesa Shell, por ejemplo, con lo que la estatal mexicana mantiene los índices más bajos por lo menos entre las 10 compañías integradas más grandes del mundo.
La productividad de los trabajadores de Pemex como empresa integrada en toda la cadena de valor, se mide, considerando las ventas totales anuales, que el año pasado fueron de 87,461 millones de dólares, cada empleado produjo 0.70 millones de dólares; este índice muestra una reducción de 13 puntos porcentuales en una década.
Hay que tomar en cuenta, que durante el 2011 y 2012 los altos precios del petróleo permitieron que se mantuviera en este nivel de 0.83 millones de dólares por trabajador, la volatilidad internacional a la baja lo tiró hasta 0.53 millones en el 2015 y hasta su punto más bajo de 0.45 millones de dólares por trabajador en el 2016.
Con información oficial de la petrolera mexicana, al cierre del 2018 el total de plazas ocupadas fueron de 124,818, de las cuales 23,711 fueron de confianza y 101,107 sindicalizados y recientemente han reducido en 19% en el número de trabajadores de la empresa desde el pico de mayor carga laboral del 2013 en que llegó a 154,817 plazas ocupadas, de las cuales 79% >que representan 122,800 trabajadores< pertenecía al STPRM, el recorte ha sido mayor en el número de trabajadores de confianza, que bajó 26%, mientras que las plazas del sindicato se redujeron en sólo 18%.
Grafica de El Economista, con datos del Anuario Estadístico de Pemex 2017-2018
En ese periodo, la producción petrolera de la empresa cayó 28%, con lo que el año pasado se ubicó en 1.813 millones de barriles por día en promedio, mientras que las ventas totales cayeron 31% ubicándose en 87,461 millones de dólares al cierre del 2018.
Análisis comparado
En comparación con otras grandes petroleras integradas del orbe, la mexicana tiene un bajo rendimiento en cuanto al promedio de generación de ingresos por cada trabajador.
Según el mismo cálculo de productividad en relación con los ingresos totales de petroleras integradas, la holandesa Shell, con ingresos totales de 311,870 millones de dólares >que fueron 4.2 veces superiores a los de Pemex< obtuvo una productividad de 3.76 millones de dólares por empleado, es decir, 6.3 veces más que la estatal mexicana en el 2017, ya que mantuvo una plantilla 33% menor a la de Pemex.
Finalmente, entre 10 de las firmas integradas más grandes del mundo, Pemex ocupó el último lugar al obtener una productividad de 0.59 millones de dólares por trabajador en el 2017. En el mismo año, la estadounidense Exxon reportó un índice de 3.51 millones de dólares por empleado, seguida por la británica BP, con 3.31 millones de dólares por trabajador.
Deuda Pemex: cada mexicano debe 866 dólares
La deuda de Pemex expresada en dólares creció relativamente poco en los 12 meses que van de septiembre del 2019 a septiembre del 2020, que se ubicaba en aproximadamente 106,000 millones de dólares hace un año y ahora representa alrededor de 110,000 millones de dólares.
Pero cuando consideramos la deuda de Pemex en pesos, tenemos un incremento significativo, ya que esta creció 24%, es decir, antes era de 1.8 billones de pesos y ahora suma 2.3 billones; este fenómeno de híper-crecimiento de la deuda tiene que ver fundamentalmente con la depreciación del tipo de cambio.
La relación monetaria estaba en 19.58 pesos por dólar en septiembre del 2019 y 12 meses después llegó a 21.68 pesos por dólar, de ahí que cada uno de nosotros debe 18,110 pesos; si tomamos en cuenta que en México somos 127 millones de personas, el cálculo de pasivo per cápita, es que cada mexicano debe 866 dólares.
Actualmente, Pemex no ha mejorado en sus indicadores de eficiencia y productividad, así como las malas decisiones en políticas públicas, falta de profesionalismo y capacidad de sus directivos, acentúan el hecho es que la deuda de Pemex pesa cada vez más en sus estados financieros; más aún cuando la petrolera registra una caída del 32% en sus ventas hasta septiembre del 2020. Las exportaciones siguen su tendencia a la baja, pero también disminuyen los ingresos de la empresa porque hay un desplome de las ventas en el mercado nacional e internacional.
El presidente López Obrador se empeña en cambiar las reglas del juego para que Pemex sea un monopolio y motor del crecimiento económico nacional, culpa de todos los males de la paraestatal al neoliberalismo y a la corrupción, haciendo discursos, basándose en ficciones ideológicas, culpa al pasado; pero no ha hecho nada para solucionarlo, no hay un plan creíble para reducir la deuda ni hacer más eficiente a la empresa, hoy sus ventas caen en 32% y su deuda crece en 24%; sin inversión privada, el fracaso de la paraestatal es inminente y pone en riesgo la deuda soberana.
A manera de conclusión
El presidente Andrés Manuel López Obrador pretende que Pemex sea uno de los principales motores de la economía mexicana, de ahí que ha tratado de fortalecerla financieramente y también, para que el país sea autosuficiente en energía y revivir la producción nacional, de ahí su memorándum de la nueva política energética; sin considerar la realidad de la misma, por ejemplo:
- La compañía sufrió una pérdida récord en 87 mil 858 millones de pesos en el tercer trimestre del año, a medida que la pandemia de coronavirus junto con 15 años de disminución de la producción y el valor del petróleo se derrumbaron.
- Los bonos de Pemex fueron rebajados a basura por Moody’s en abril, y este año se vio obligada a recortar al menos mil 800 millones de dólares de su presupuesto de exploración y producción.
- La deuda que tiene la empresa es por casi 110 mil millones de dólares, lo que la convierte en una de las petroleras más endeudadas del mundo.
- La deuda total de Pemex, hacia el 3er trimestre de este año será de 3.76 billones de pesos
- Los pasivos laborales se dispararon en 25%
Analizado desde diversos ángulos y de forma multidisciplinaria, Pemex está quebrada, no es competitiva, ni eficaz y mucho menos productiva, en sus diferentes procesos priva la corrupción, esta sobre endeudada y cada vez tiene recursos para hacer frente a sus compromisos, cada vez pierde más, por ello, en abril Moody´s le quito el grado de inversión; sin tomar en cuenta lo que adeuda a sus proveedores, a sus trabajadores, el riesgo laboral y fondo de pensiones.
El memorándum de Lopez Obrador en donde define su nueva política energética y que a cualquier costo quiere rescatar a Pemex, inspirado en la política que aplicó el presidente Lázaro Cárdenas del Rio, con la expropiación petrolera en México en 1938 (1), donde tenía sentido asentar en la Constitución, la posesión de los recursos naturales, como el petróleo; pero hoy en el Siglo XXI, de la intercomunicación, la tecnología, la globalización, el comercio internacional, etcétera, la realidad es otra.
El mandatario quiere someter a su voluntad a los órganos reguladores de energía, aplicar políticas energéticas por fuera del marco Constitucional y legal, mediante textos y lenguaje autoritario >que llega a ser amenazante< con el propósito de sacar a la inversión privada y las energías limpias del sector energético mexicano.
Ya no son tiempos de los monopolios Estatales y mucho menos en Petróleo, donde se requieren muchísimos recursos, tecnologías, personal altamente especializado, tratados comerciales, entre muchas otras cosas, por ello se requiere la participación de inversionistas privados, bajo la dirección y las reglas legales del Estado mexicano.
Para Lopez Obrador, Pemex representa un símbolo, de otros tiempos y muy diferente contexto, para él, es una especie de mito que quiere revivir, pero la realidad es otra, ya no existe y es inviable; no hay recursos públicos suficientes para darle vida artificial; si el presidente se empeña e impera su necedad, va a arrastrar la deuda soberana, con altos riesgos que nos quiten la calificación.
Coordinador de Análisis Político de la Revista La Crisis e Indicador Político.
@rafabascal
Notas:
1. La expropiación petrolera en México fue un acto de nacionalización de la industria petrolera realizado en el año de 1938, como resultado de ejecución de la Ley de Expropiación del año 1936 y del artículo 27 de la Constitución Mexicana a las compañías que explotaban estos recursos, mediante el decreto anunciado el 18 de marzo de 1938 , por el presidente Lázaro Cárdenas del Río. Este consistió en la expropiación legal de armas, instalaciones, edificios, refinerías, estaciones de distribución, embarcaciones, oleoductos y, cosas de ese tipo en general, todos los bienes muebles e inmuebles, de la Compañía Mexicana de Petróleo llamada El Águila (Royal Dutch Shell), la Compañía Naviera San Cristóbal, la Compañía Naviera San Ricardo, la Huasteca Petroleum Company (subsidiaria de la Standard Oil Company de New Jersey, que se vio afectada a cambiar su nombre Amoco Corporation, la Sinclair Pierce Oil Company, la Mexican Sinclair Petroleum Corporation, la Stanford y Compañía, El Agwi, la Compañía de Gas y Combustible Imperio, la Consolidated Oil Company of México, la Compañía Mexicana de Vapores San Antonio, la Sabalo Transportation Company, Clarita S A y Cacalilao Sociedad Anónima, así como de sus filiales o subsidiarias, con la promesa de cumplir con los pagos a los involucrados en el tiempo de diez años conforme a derecho, ya que estas compañías, constituidas bajo leyes mexicanas, se habían rehusado a acatar el laudo (sentencia) emitido por la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje a favor del pago de mejores salarios a los obreros y trabajadores de esta industria, la cual fue ratificada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación.