Han llegado a su fin las campañas para las elecciones concurrentes más grandes de la historia del país. De acuerdo a la información de la página del Instituto Nacional Electoral (INE), el próximo domingo 2 de junio se elegirán los siguientes cargos:
En el orden federal: 500 diputaciones federales (300 de mayoría relativa y 200 de representación proporcional). Y en el ámbito local: 15 gubernaturas; 1,063 diputaciones; 1,923 presidencias municipales; 2,057 sindicaturas; 14,222 regidurías; y 204 concejalías. Además de algunos cargos auxiliares.
Y al terminar las campañas electorales cabe preguntar:
Uno: Los partidos políticos, las coaliciones, los candidatos y las candidatas, ¿convencieron al electorado? Es decir, al universo ciudadano dado de alta en el Registro Federal de Electores y que cuenta con credencia para votar con fotografía.
Dos: ¿Lo convencieron con su oferta política basada en propuestas conforme al cargo a elegir? ¿O lo convencieron en base a las descalificaciones entre competidores?
Tres: ¿Los ciudadanos y las ciudadanas saldrán a votar en conciencia? ¿O con la hiel?
Cuatro: ¿Votarán libremente? ¿O coaccionados?
Cinco: ¿Saldrá a votar la totalidad de 93’528,473 de ciudadanas y ciudadanos inscritos en la Lista Nominal de Electores?
Seis: ¿Cuántos se abstendrán?
Siete: Quienes acudan a las urnas electorales, ¿votarán pensando en el destino del país, de su entidad federativa, de su distrito, de su municipio, de su alcaldía?
Ocho: ¿Votarán para refrendar al partido gobernante en la respectiva demarcación electoral? ¿O votarán por una opción diferente?
Lo ideal sería que acuda a votar el 100% de las ciudadanas y de los ciudadanos inscritos en la Lista Nominal de Electorales. Sin embargo, en elecciones intermedias ha venido votando alrededor del 50% si bien va. Ni siquiera en comicios presidenciales vota la totalidad del electorado; la mejor votación apenas ha rebasado el 60% en el ámbito nacional.
Quizá la votación será alta el próximo dos de junio, en las 15 entidades donde habrá elecciones para renovar la gubernatura, en los municipios capitales de estado, en los distritos electorales (federales y locales) de importancia política y económica, y en las alcaldías competidas.
O tal vez las elecciones del próximo domingo, en general rompan la “tradición” de la baja participación ciudadana en elecciones intermedias, porque ahora se juega una mayoría en la Cámara de Diputados Federal de la cual depende el destino del país, empezando por los equilibrios necesarios para conservar la estabilidad política, económica y social.
Retomando: Lo ideal sería que las ciudadanos y los ciudadanos que acudan a ejercer su derecho a votar, lo hagan de manera libre, consciente y razonada.
CAMPAÑAS
En las campañas electorales los partidos políticos, las coaliciones, los candidatos y las candidatas tienen la oportunidad de exponer su oferta política conforme a los cargos a elegir; o sea, es la propuesta para materializar tras ganar la elección y asumir el cargo.
Sin embargo, a lo largo de las campañas electorales la ciudadanía escuchó, vio, un cúmulo impresionante de denostaciones, descalificaciones, de auto-proclamaciones de triunfo, de guerra sucia, etc.; y muy poca propuesta real.
Hubo candidatos y candidatas que llegaron al ridículo, además de hacer propuestas totalmente ajenas al cargo para el cual obtuvieron la postulación.
En resumen, la mayoría de campañas fueron campañas vacías.
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