Nuestro futuro se decide en Glasgow

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Alieto Guadagni

Desde hace ya 26 años, las Naciones Unidas han venido convocando anualmente a las naciones a reuniones dedicadas exclusivamente a la amenaza del cambio climático, pero los resultados efectivos han sido mínimos. La reunión de este año, denominada COP 26, se realizara en Glasgow (Escocia) en este mes. El tema a ser encarado es definir los compromisos y acciones requeridas para respetar la meta de no cruzar la barrera de un aumento de la temperatura global mayor a 1,5 C. John Kerry, representante de los Estados Unidos en esta COP 26 ha expresado que “esta es ya la última oportunidad de acordar un firme abatimiento de las emisiones globalmente contaminantes”.

Las concentraciones de gases de efecto invernadero acumulados en la atmósfera crecen día a día y así condenan al planeta a un peligroso calentamiento futuro, según se desprende del nuevo informe Unidos en la Ciencia 2021, elaborado por diversos organismos de las Naciones Unidas. La temperatura media mundial durante los últimos cinco años fue una de las más altas jamás registrada.

De acuerdo con la Organización Meteorológica Mundial (OMM), es cada vez más probable que las temperaturas superen el crítico umbral de 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales en los próximos cinco años. El aumento de las temperaturas a nivel mundial provoca fenómenos meteorológicos devastadores en todo el planeta, cuyos efectos son cada vez más graves. Se han perdido miles de millones de horas de trabajo solo a causa del calor. Según se previene en este informe, aun con la adopción de medidas más ambiciosas encaminadas a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, el nivel del mar seguirá aumentando y constituirá una amenaza para las islas de baja altitud y las poblaciones costeras de todo el mundo. En 2021 se observaron fenómenos meteorológicos y climáticos extremos de efectos devastadores; el calor extremo excepcional en América del Norte y las crecidas en Europa Occidental fueron señales inequívocas del cambio climático causado por las actividades humanas.

Según la OMM en los últimos 50 años se ha producido, en promedio, un desastre diario provocado por peligros meteorológicos, climáticos o hidrológicos que se ha cobrado la vida de 115 personas y ha ocasionado pérdidas diarias por valor de 202 millones de dólares. En ese período de 50 años, el número de desastres se ha quintuplicado, impulsado por el cambio climático y el aumento de los fenómenos meteorológicos extremos La causa más frecuente de los daños fueron las tormentas, que provocaron las pérdidas económicas más cuantiosas en todo el mundo.

“La cantidad de fenómenos meteorológicos, climáticos e hidrológicos extremos está aumentando, y esos episodios serán más frecuentes y graves en muchas partes del mundo como consecuencia del cambio climático”, afirma el Secretario General de la OMM, Petteri Taalas.. Esto significa más olas de calor, sequías e incendios forestales como los observados recientemente en Europa y América del Norte. El número de días de calor extremo por año, cuando las temperaturas alcanzan los 50º C, se han duplicado desde 1980, cuatro décadas pasadas. Entre 1980 y 2009, las temperaturas superaron los 50º C unos 14 días al año en promedio, cifra que aumentó a 26 días entre 2010 y 2019.

Para que un acuerdo internacional sea relevante en esta reunión de Glasgow debe contar por lo menos con la aprobación de, China, Estados Unidos, UE, y la India, países que son responsables de 2/3 de las emisiones globales .El tiempo se está agotando, por esta razón para que esta Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático sea un punto de inflexión, ”todos los países deben comprometerse a alcanzar las cero emisiones netas, a más tardar, en 2050, con el respaldo de estrategias concretas a largo plazo y mejores contribuciones determinadas a nivel nacional en virtud de las cuales se reduzcan, de manera colectiva y a más tardar en 2030, las emisiones mundiales en un 45 % respecto de los niveles de 2010”, como afirmó Guterres. Secretario General de las Naciones Unidas.

Economista

Publicado originalmente en elimparcial.es