- El PIB anualizado se ubica en – 8.5%
- Brutal caída histórica de los servicios de apoyo para negocios en – 50.8%
- Sube la inflación a 7.05%
Las actividades de la economía mexicana de enero a septiembre de este año, habían presentado en lo general resultados positivos, aunque desiguales, por sectores y regiones, a este fenómeno, se le dio por llamar un “rebote”, impulsado fundamentalmente por la economía norteamericana; pero sin ningún elemento que indicara un crecimiento sostenido, acompañado por políticas gubernamentales, sino todo lo contrario, la falta de apoyos de la administración federal y estímulos fiscales, explican su desplome y muestran problemas estructurales.
Durante los tres trimestres del año, la economía tuvo un crecimiento acumulado de 6.1%, que el presidente López Obrador presumía con un logro gigantesco de su gobierno, pero para darle un contexto de realidad, habría que compararlo con el mismo lapso del 2020, donde se dio una caída de -9.5%; que muestra un magro resultado, si en el terreno positivo, pero inercial, donde se ha privilegiado lo simbólico – político, en lugar de impulsar políticas publicas en favor de la planta productiva, sus empleados, los negocios, empresarios, apoyos fiscales o crediticios, entre muchos otros.
Los datos publicados por el INEGI para los tres primeros trimestres, los de octubre y la primera quincena de noviembre, marcan con claridad este desplome significativo de la economía en su conjunto, de los sectores que la integran y del fenómeno inflacionario que avanza de manera acelerada y muy preocupante; además de la salida de bonos mexicanos al extranjero por 14 mil 596 millones de dólares (1).
Estos indicadores muestran con claridad que el llamado “rebote” ha concluido, la economía estadounidense ya no nos esta jalando, a pesar de que el poderoso país del norte, esta creciendo a 2.8%; no podemos negar que el entorno global es adverso y con factores muy preocupantes, pero lo que vemos en México actualmente, se debe fundamentalmente a la falta de estímulos y políticas para el crecimiento económico, agravado por un entorno de polarización política, de alejamiento de los empresarios e inversionistas, políticas erráticas, así como dudas sobre el Estado de derecho.
Hay que partir del dato publicado por el INEGI sobre el Producto Interno Bruto (PIB), que implica una contracción anual de -8.5% para la economía en su conjunto y por sectores tenemos, un gran crecimiento del sector primario, 5.9%, una caída de -8.4% en la industria y la gran sorpresa es que los servicios se contrajeron -9.3% contra agosto de 2019; al considerar los datos desestacionalizados; los servicios tienen la misma contracción en agosto que en julio de -10.2%.
En esta grafica vemos como se ha venido comportando el PIB por trimestres, hilando 4 positivos, con tendencia a la baja y la caída en el tercero de -0.4%. También presentamos la actividad económica, con una tendencia a la baja durante los meses de enero a marzo, luego una parte plana rozando el nulo crecimiento y para septiembre un retroceso de – 0.4%.
La integración sectorial del PIB en el tercer trimestre de 2021, con cifras anualizadas los sectores que empujaron al desplome de la economía mexicana, fueron:
Servicios de apoyo a los negocios -48.1%
Luz, agua y gas -1.6%
Servicios financieros -1.4%
Educativos -0.1%
Es muy importante destacar, que los servicios representan el 63% de la economía.
Esta grafica elaborada por El Economista con datos del INEGI nos muestra el comportamiento del PIB en lo que va de la administración del presidente López Obrador, donde el 2019 no hubo crecimiento, 2020 tuvimos una caída de alrededor del 15% y al tercer trimestre del 2021, tenemos un crecimiento neto de alrededor de 4.7% del PIB; el saldo de estos tres años, es ligeramente negativo, para ubicarse en – 0.4%.
Con estos indicadores podemos ver el desplome económico, con una debilidad de todos los factores, donde ahora pesa la ausencia de estímulos internos, y el impacto que, en cambio, sí tuvo el sólido incentivo fiscal que otorgó Estados Unidos a sus habitantes y que fue derramado también en México en forma de remesas y demanda de exportaciones; que ahora ha perdido fuerza.
Al ver la información actualizada junto con los dos meses consecutivos de caída en el Índice Global de Actividad Económica (IGAE), se confirma un debilitamiento generalizado en todos los sectores que también tendrá impacto en el desempeño del año próximo; donde el pronóstico del PIB para el 2022 en 2.6% y los cálculos del que suscribe, lo estima en 2.4% para el año próximo >con datos parciales al 15 de noviembre.
También vale la pena señalar, que de acuerdo a nuestro modelo, podemos prever una acentuada debilidad en lo que resta del año y que por lo tanto, en un escenario optimista, podríamos alcanzar un crecimiento de 2% del PIB en el último trimestre, para llegar a un crecimiento anual de alrededor del 5%; pero en un escenario realista, las expectativas de crecimiento podrían ubicarse en alrededor, de 2.5%.
En este sentido, la persistencia de interrupciones en la cadena de suministro, falta de materias primas para la industria, más las presiones de los precios y la creciente debilidad de la confianza empresarial, seguirán pasando factura sobre las decisiones de inversión y consumo.
La inflación interanual de México alcanzó en la primera quincena de noviembre su mayor nivel en más de dos décadas, más que duplicando la meta oficial, lo que refuerza expectativas de que el Banco de México (Banxico), de subir por quinta ocasión consecutiva su tasa de interés referencial el próximo mes de diciembre; los datos del INEGI muestran que el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) avanzó un 7.05%, comparado con el 6.36% de la segunda mitad de octubre. Se trata de su registro más alto desde abril de 2001.
En este mismo sentido, la inflación subyacente interanual creció a una tasa del 5.53%, su mayor nivel desde abril de 2009 y superior al 5.42% esperado por el mercado; en tanto que, analistas consultados en un sondeo de Reuters proyectaban que la inflación quincenal interanual se acelerara a un 6.87%, lo que muestra que la realidad inflacionaria, va muy rápido, por arriba de las expectativas anunciadas.
De esta forma con los datos del INEGI podemos resumir, que sólo en los primeros 15 días de noviembre, los precios al consumidor subieron un 0.69%, mientras el índice subyacente se incrementó un 0.15%; el aumento de la inflación fue impulsado por incrementos de precios de algunos productos agropecuarios y las tarifas de electricidad.
Los augurios para la economía mexicana hacia el cierre de este y la mitad del sexenio del presidente López Obrador, son muy negativos, los índices actuales lo sustentan, un PIB anualizado se ubica en – 8.5%, la caída histórica de los servicios de apoyo para negocios en – 50.8% y una inflación
de 7.05%, así como la salida en lo que va de enero a septiembre de bonos mexicanos al extranjero por 36 mil 450 millones de dólares; muestran que el gobierno no esta conduciendo bien las decisiones económicas y la desconfianza creciente por parte de empresarios e inversionistas.
Mas pobres, mayor desigualdad, los empleos se dan en la informalidad y en su gran mayoría mal pagados >alrededor de un salario mínimo< más de 2 millones 600 mil integrantes de las clases medias, ingresaron a los niveles de pobreza, hay una marcada diferencia regional, sureste con índices bajos; el centro del país, índices medios y el norte, índices más altos.
Hay una perdida de los ingresos de los trabajadores, la canasta básica, con incrementos de alrededor del 10%; crece la tensión social y se evidencia, la crisis de gobernabilidad.
El autor es Coordinador de investigaciones políticas de La Crisis, Zona Zero e Indicador Político.
@rafabascal
Notas:
- Es el mayor monto para un trimestre en 12 años.