Margarita Zavala y las posibilidades del Feminismo conservador

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Xóchitl Patricia Campos López

Aun cuando el calderonismo se ha configurado como un régimen que violentó al extremo el orden social mexicano sin propósito alguno y sólo por sujetarse a los intereses norteamericanos, lo cierto es que esta facción constituye una opción que puede salvar al PAN . El calderonismo se encuentra a medio camino entre la extrema derecha y el catolicismo liberal en el espectro del humanismo panista, y el liderazgo de Margarita Zavala puede articular a las familias tradicionales que defiende el conservadursimo mexicano, pero también un particular liderazgo femenino que resulta antagónico al modelo progresista que pretende se el icono de las sociedades abiertas.

El análisis del sistema político mexicano ha evadido la importancia del liderazgo femenino en la familia tradicional representativa de la clase media y la aristocracia en México, espacios donde, al fin y al cabo, se recluta a los miembros de la clase política y la burocracia de la administración pública del país. De cierto modo se hace un análisis lastimero del papel que han protagonizado las primeras damas en el país (Sefcovich) pero se da por descontado las alianzas familiares, redes escolares y circuitos económicos que de ahí se derivan.

Aun cuando exista cierta competencia entre el calderonismo y el nacionalismo católico al interior del conservadurismo mexicano, tienen más cosas en común; por ejemplo el conservadurismo pragmático que comienza a articularse en Morena, en el entendido de que en Morena el nuevo PRI debe sobrevivir y coincidir con otras facciones sobremanera extrañas.

El feminismo conservador, particularmente el que representa Margarita Zavala, ha logrado la convergencia de distintas facciones políticas, por ejemplo en el año 2000, cuando la gobernabilidad mexicana se comprometió al resultado de elecciones tan competidas y erráticas como las de entonces. Posteriormente, el liderazgo de Margarita Zavala permitió que el presidente y el país sobrellevaran la guerra contra el narcotráfico que impuso Norteamérica a la región.

La cohesión de la derecha liberal, reaccionaria y aspiracionista puede concentrarse en figuras como Margarita Zavala. A decir de Roger Bartra, no es una coalición menor en las posibilidades de integrar un frente amplio que defienda la libertad económica, el capitalismo, la familia tradicional, la educación liberal, el desarrollo de la sociedad civil y la lucha antipopulista. Al mismo tiempo, no debe dejarse de lado el capital social que guarda el feminismo conservador y que, aun en forma subrepticia, ha permanecido latente en un gran sector del país. Frente a un feminismo fundamentalista que cada vez parece identificarse con el extremismo populista de las izquierdas, es indudable que Margarita Zavala puede representar una opción moderada que pueda contener los descalabros del populismo nacionalista revolucionario.

AMLO no es feminista, por lo que es cuestión de tiempo y ya ha ocurrido en ciertos temas, el desencanto entre el presidente y las feministas generará rupturas importantes. Además de la revolución sexual y la lucha contra la violencia de género, hay enormes deudas de AMLO hacia la familia mexicana tradicional, que ya no podrá corregir.

Si México está preparado para que una mujer ocupe la presidencia de la república, esta no puede ser producto de las contradicciones que el populismo exótico de Morena representa. Cada vez hay más razones para que un feminismo conservador salvaguarde el interés nacional.