Un llamado a la conciencia

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De verdad, estos tiempos deben ser de solidaridad, de reciprocidad, de comprensión. Conscientes del sufrimiento a causa del fanatismo y la intolerancia, se debe ser cauto en las doctrinas e ideologías, si cabe una debe ser el humanismo.

Por eso, conscientes del sufrimiento a causa del apego a puntos de vista y percepciones erróneas, estamos decididos a evitar ser cerrados de mente y estar ligados  a nuestro punto de vista.

Conscientes del sufrimiento a causa de imponer nuestros puntos de vista en los demás, nos comprometemos a no forzar a los demás, de ninguna manera posible, como la autoridad, la amenaza, el dinero, la propaganda o el adoctrinamiento, a adoptar nuestro punto de vista.

Conscientes de que la felicidad auténtica se fundamenta en la paz, la solidez, la estabilidad, la libertad y la compasión, y no en la riqueza o la fama, estamos decididos a no tener como objetivo en nuestra vida la fama, el provecho, la riqueza o el placer de los sentidos, ni la acumulación de riquezas mientras millones de personas están hambrientas y se mueren por eso.

Conscientes que el enfado bloquea la comunicación y crea sufrimiento, estamos decididos ocuparnos  de la energía del enfado cuando surja, y  reconocer y transformar las semillas del enfado que se encuentran en lo profundo de nuestra consciencia.

Conscientes de que la vida sólo está disponible en el momento presente y que es posible vivir felices en el aquí y ahora, nos comprometemos a ejercitarnos en vivir profundamente cada momento de la vida cotidiana.

Conscientes de que la falta de comunicación siempre comporta separación y sufrimiento, nos comprometemos a ejercitarnos en la práctica de la escucha compasiva y el habla bondadosa.

Conscientes de que las palabras pueden causar sufrimiento o felicidad, nos comprometemos hablar con sinceridad y espíritu constructivo, utilizando sólo palabras que inspiren confianza y esperanza.

Conscientes de que se ha cometido una gran violencia hacia nuestro medio ambiente y la sociedad, nos comprometemos a no vivir con una vocación que sea dañina para las personas y la naturaleza.

Conscientes del gran sufrimiento a causa de las guerras y conflictos, estamos decididos a cultivar la no violencia, la comprensión y la compasión en nuestras vidas cotidianas, a promover la educación para la paz, la meditación consciente y la reconciliación de las familias, las comunidades, los países y el mundo.

Por todo lo anterior, te invito a que asumas estas consciencias por el bien de todos.